Bellus

BELLUS GUARDA SUS SECRETOS Y ALGO MÁS

Theo tenía un pequeño dilema cada vez que comenzaba a escribir una nueva página en bellus, que fecha colocar. Según el calendario antiguo era una madrugada del sábado 14 de diciembre del año 2028 falban 10 días para navidad. Pero la navidad ya no es una tradición, el espíritu que llenaba de magia a un planeta tambien había muerto, que caso tenía.

Kat tiene ese espíritu...
Como esa mañana que la vi bailando y chillando de emoción bajo los copos de nieve, me dijo que era la primera  vez que los veía. Ese día también la vi sonreir más, la escuché tararear canciones que había olvidado, la escuché improvisar en el piano melodías dulces y alegres.
Y cuando fui a la primera torre para la guardia nocturna y la encontré bajo las estrellas con un suéter de grandes hilos y todos los colores posibles, sentada como indio con una taza, que por el aroma era de café y Canela. En ese momento, solo por unos segundos me perdí en la hermosa postal que tenía en frente, imaginando como seria... Pero la radio interrumpió, ella empuñó su cuchillo y respondió, John le advertía tal vez que yo la estaba observando como idiota ya que me miró, río en complicidad, pidió que me deje en paz y cortó.
Tenia una sonrisa tan hermosa, era amplia, enseñaba sutilmente los dientes y se le formaba un holluelo del lado derecho...

Se detuvo. No debía escribir pensamientos de ese tipo, era un diario de reportes, no de ¿Sentimientos?
Pero que debía escribir, lo único que ocurría en su vida era Kat. Todo giraba en torno a ella, se estaba saliendo de las líneas, se estaba distrayendo de su objetivo. Pero joder que lo único que pasaba por su cabeza era la idea de preguntarle de dónde demonios sacó ese suéter tan feo, de arrancarselo y borrarle esa estupida sonrisa con sus labios. Deseaba tanto el poder de estar en la élite como de cruzar el pasillo, contarle la verdad y esperar que lo acepte.

Cerro el diario, lo arrojó bajo el escritorio y cerro sus ojos con frustración, sentía que iba a enloquecer. Era consciente de todo a su alrededor, estaba entrenado. Sabia calcular a su favor, tenía todo para perder si se dejaba llevar, lo sabía y sin embargo todas las noches sus piernas
Estaban inquietas, como queriendo llevarlo a otro lugar, al lugar donde estaba su mente todo el tiempo, en donde estaba ella.

Solo dos puerta de distancia...

Sacudió su cabeza alejando imaginariamente las malas ideas y los malos pensamientos.

Dos golpecitos suaves en la puerta y un rechinido después, ella estaba en el umbral con milosh entre sus piernas.

-No podemos dormir y vi la luz encendida-dijo jugando con sus manos.

Silencio.

-Hace mucho frío, entra por las rendijas de las ventanas y el viento hace un ruido como "uhhhh uhhh" y asusta a milosh...

El arqueo una ceja poniendo en duda si realmente asustaba al cachorro felino.

-Bueno también a mi, es tonto pero solo por esta noche, bueno acá no hay ventanas y bueno tu no pareces tener frio- Lo señalo, indicando su falta de ropa ya que solo tenía unos jogging- En la biblioteca esta helando, así que... ¿Podemos dormir aquí?

No dudó.

-Si.

Esa fue una respuesta impulsiva, estupida, sus piernas respondieron por el.
Ese pensamiento era más estupido.

Antes de que pudiera retractarse, ya habían saltado a la cama.
Milosh trepaba sobre Kat, estaba levantando su camiseta, exponiendo su piel.

Iba a ser una noche difícil.

-¿Que estabas haciendo despierto?

-Meditaba un poco.

-¿Sobre que?- Inicio el interrogatorio sentándose en el borde de la cama, el giro su silla frente a ella, sus rodillas chocaron, ella puso sus piernas en el espacio en medio que dejaban las de el.

-Deberías dormirte, te toca la primera guardia con las ruidosas.

-Nop, cambié con Clara, creo que quiere ser parte del grupo-Rio- aunque no me lo imagino, esa muchacha el único ruido que emite es el de su respiración...

Comenzaba a parlotear y el atento se acercaba a poner atención.
Podía interrumpirla, abandonar la habitación o ignorarla pero escucharla, verla despeinada en su cama, tenerla tan cerca le dába una descarga de energía en todo su cuerpo, una energía vibrante, buena, suave y emocionante como una brisa de aire fresco en la mañana con los primeros rayos del sol.

Que más daba, era solo un instante y estaba tan cerca, ya lo había hecho antes. Lo peor que podía pasar es que lo rechacé, lo mejor que le podía pasar era que se alejé.

Solo dos centímetros de distancia...

-Theo...- Solto en un susurró- Porque me miras...

La mano de el tomó su rostro, ella trataba de articular palabras en silencio .

Solo un centímetro...

Sentia su aliento, no podía dejar de mirarla fijamente a los ojos, esperando una negativa. Rogando que lo detenga, pero esos ojos grises ardían, rogaban por el.

Ella dijo su nombre una vez más y eso fue todo.

Corto la distancia que quedaba y se fundieron en un beso que no solo el anhelaba, lo supo en cuanto ella deslizó sus manos por todo su abdomen y lo atrajo aún más.

Al estar sobre ella la descarga de energía se intensificaba, sus movimientos eran desesperados pero se acompañaban, entre respiraciones entrecortadas y suspiros, se detuvo.

-No Kat, no... Lo siento.

- Quiero esto, quiero esto...- Dijo con los ojos cerrados, temiendo que si los abría el ya no estaría.- No te detengas.

El solto todo el aire que no noto que estaba conteniendo.
La beso con tanta fuerza probando y saboreandola como un adicto jurando que sería la última dosis.

Sus labios eran suaves, lo seguían, lo impulsaban, tentaba a todo su cuerpo a romper todas las barreras.

Su mirada lo desafía a olvidar su misión, le ofrecía a cambio pasión y un mundo de posibilidades.
Había algo más con cada toque, estaba descubriendo algo nuevo.

La solto y al segundo estaba contra la pared del otro lado de la habitación.

El pequeño tigre soltó la bota que había estado mordisqueando y gruñiendo se puso en alerta.

-Lo siento Kat, de verdad no quiero esto.- Fue lo último que dijo antes de salir azotando la puerta.

Ella quedó sola, con la respiración agitada y desconcertada.

Una vez más.