neon

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Xiaojun se encontraba allí de nuevo.

No estaba seguro de cómo sucedió –aunque cada vez que lo piensa una imagen nebulosa de Guanheng llega a su cabeza–, pero estaba allí de nuevo. Sentado en la misma silla, en el mismo gimnasio, mirando las mismas luces de patrones extraños proyectándose en las paredes, con el mismo ponche y las mismas personas contorneándose en la pista de baile. Y, siendo honesto, Dejun piensa que la música de la fiesta de Halloween era mejor que la de Navidad.

Qué ganas de pegarse un tiro, pensaba, tanto que podría tatuárselo en la frente.

En realidad, la fiesta de Halloween no parecía haber sucedido hace mucho, y sin embargo, se sentía como algo que tomó lugar en otro mundo.



El rubio volvió la vista a la puerta principal, con un presentimiento oprimiéndole el pecho.


Liu Yangyang; oh, esa molestia.


—¡Jun-Jun! —Saludó, alzando la mano sobre su cabeza para que el otro la viese sobre la multitud, mientras sostenía en una mano dos vasos casi rebozándose. Y sonreía ampliamente, girándose a mirar las decoraciones navideñas del gimnasio— ¡Mira, tiene un pack de texturas!


Allí estaba de nuevo, esa duda frecuente de en qué momento aceptó a Yangyang en su vida. Dejun no recuerda haber firmado por esto.



—Xiao-Yang... hola.

—¡Hey! ten—Dijo el menor, acercándose para chocar su mano con la del otro y entregarle un vaso con ponche—... ¿y tu burrito sabanero?

—Burrito... ¿Mi burro?—Cuestionó dubitativo, acercándose al menor unos centímetros a favor de un mejor entendimiento.

El menor rió, agitando una mano a la altura de su hombro, negando vagamente.

—¡Hendery!—Corrigió, y Xiaojun abrió los ojos para luego entornarlos, como recordando algo que se le había olvidado. Y cepilló una mano sobre su nuca mientras intentaba pensar.

—Ahh..., ah —Xiaojun alzó los hombros para luego encogerlos—. No lo sé.


Yangyang pareció perder toda su energía en cuanto el mayor dijo eso. Había algo con él; Xiaojun le había contado sobre el Halloween en su casa y, desde entonces, el taiwanés no dejaba de hablar de él y Kunhang como un incordio.


Sé lo que debo hacer, y no le temo a nada; había dicho, tan de repente que el rubio se perdió un poco y fue entonces que el otro le contó, medio divagando, cual si hablara consigo mismo:

Serían una gran pareja... pero Hendery es muy raro. Y Dejun rodó los ojos mientras agitaba lentamente la cabeza gacha. Apenas conteniendo sus comisuras de trazar una sonrisa ante la mención.




Y sobre Hendery, estaba más alto y seguía tomando prestadas las cosas de Xuxi –que estaba muy ocupado con sus amigos mayores como para darse cuenta–, pero ahora siempre le invitaba.

Tenía su número. Nunca preguntó cómo lo consiguió, pero Yangyang siempre sería un sospechoso. Aunque él prefería pensar que lo sacó de alguno de los chats grupales de la clase, o algo así.


Se habían vuelto muy cercanos; y si le preguntaran cuándo sucedió aquello, Xiao diría que fue en su casa, el treinta y uno, cuando estaban tan drogados que comenzaron a llorar.



—Xiaojun, ¿me estás escuchando?



, últimamente lo hacían bastante.

Neon Flakes ೄ xiaoderyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora