𝐃𝐈𝐗 ㅡ El blues de la encrucijada

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Pasaron unas dos semanas desde la muerte de aquel amigo que siempre fue más bien como el hermano menor. Todo estaba más o menos bien aunque la tristeza abundase el enorme búnker.
Changbin había comenzado a rezar por Han todas las noches y todas las mañanas, quería pensar que estaba en un lugar mejor y que sus pequeños pecados no le impidiesen estar bien. Chan, sin embargo, empezó a salir más a resolver casos. Era más violento y casi nunca estaba en casa. A veces Minho le oía venir a altas horas de la madrugada con un ligero olor a whisky que se alargaba por el pasillo y permanecía allí.

-Te toca fregar los platos ㅡle dijo Chris a Changbin mientras cogía su chaqueta y subía las escaleras para salir.

-¡Minho, tienes que comer algo!

Lee entró a la cocina. Llevaba una caperuza negra que empezó a ponerse justo cuando Jisung murió, estaba de luto por él. Un parche del mismo color cubría su ojo derecho, mejor dicho, su cuenca vacía. Su rostro no estaba quemado, logró arreglar la parte quemada con un poco de magia, pero no pudo recuperar su ojo. Minho sufría en silencio. Literalmente llevaba días sin hablar casi nada, siempre estaba muy serio y Chris le oía llorar por las noches, al menos cuando Bang decidía quedarse en casa.

Felix siempre observaba desde una esquina. No podía indentificarse del todo con su dolor porque no había pasado tanto tiempo con Han como ellos, pero trataba de ayudarles siempre. Cuando Chris oía a Minho llorar, siempre se encargaba de ir a su habitación, le abrazaba y consolaba, o incluso a veces lloraban juntos. Y cuando él no estaba, Felix dormía con Lee para que pudiera hablarle si necesitaba ayuda. Después empezó a pensar que Changbin también necesitaría ayuda aunque no lo pareciese, así que propuso dormir todos en la misma habitación. Al principio los dos hombres de letras dudaron, pero accedieron ya que pensaron que podrían sentirse más seguros.

Por mucha seguridad que sintiese Minho, siempre se sentía igual de culpable. Sentía que la vida de Ji era su responsabilidad. Y que fue su culpa que la perdiese.

-Anímate un poco... ㅡel pecoso se acercó a él y le sonrió intentando darle ánimos, pero recibió una mirada de rechazo por el brujo.

-No tengo hambre, Changbin ㅡLee corrió hacia su habitación y volvió a encerrarse allí.

-Parece que tendremos que comer solos... ㅡSeo puso dos platos sobre la mesa mientras miraba a Felix con una leve sonrisa a la que el menor correspondió.

Cuando el brujo entró a la habitación, se encontró con Chan.

-Creí que te habías ido.

-No, no puedo. No tengo ganas ni casos a los que acudir. Por cierto... ㅡel rubio se levantó y acercó al chicoㅡ Lo siento. Debería pagar por ello, nunca podré expresarte lo mucho que siento haberte hecho esto ㅡdijo acariciando el lado derecho de su rostro.

-No te preocupes ㅡagarró la mano que le acariciabaㅡ Creo que puedo vivir con ello.

-Si te sirve de consuelo, el parche te da un aire bastante rudo.

El peliazul soltó una pequeña risita antes de posar los labios sobre los del mayor, quien correspondía y continuaba aquel beso. Hicieron una pausa para cruzar sus miradas e intensificar aquel momento. Después volvieron a unirse. Chan abrazaba su cintura, le tumbaba delicadamente sobre la cama mientras besaba su cuello despacio. Para Minho, Chris era diferente. Su tacto, su manera de hacer las cosas, su delicadeza... Hacía todo con tanto cariño y cuidado. Le trataba como si fuera muy frágil, acariciaba muy suavemente su piel con sus labios. Todo eso podría resultar aburrido para cualquier otra persona, pero a él le parecía bonito, interesante. No tardaron en quitarse la ropa y unirse de nuevo. Después de la muerte de Jisung, ambos habían empezado a encontrar sentimientos el uno por el otro.

virum literis ㅡ 3RACHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora