La Primera Nevada

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-A ver ¿Cuál era la dirección?-.Susurró el ojiazul, mientras tomaba el volante con una mano y con la otra revisaba otra vez el pequeño papel maltratado. Estaba en camino al último trabajo de la semana, después de esa cita tendría todo el fin de semana para el solo de no ser por el asqueroso de Liam que los había inscrito en un taller de vinos solo para ligarse al anfitrión, un tal Zack o Zed cree que se llama, no logra recordarlo muy bien aún que sabe que Liam lo mencionó por lo menos unas cien veces. Ahora por culpa de su amigo ligón solo le quedaba el domingo libre antes de volver a su verdadero trabajo en la cafetería. Dobla dos veces hacia la izquierda, se estaciona en frente de un hospital, y vuelve a ver el magullado papel para comprobar que esta en la dirección correcta; Hospital general de Manchester. Es la dirección. Se baja su pequeño Chevrolet gris, acomoda sus lentes y su flequillo, y suelta un suspiro antes de ponerse a caminar hacia el recinto. Ya dentro se acerca a una enfermera a que le indique la habitación a la cual tiene que ir, ella lo hace después de pedirle su nombre completo y su firma. Lo deja en la puerta de la habitación 13, él le susurra un gracias que esta seguro que la enfermera no escucho y si lo hizo lo ignoró. Golpeó suavemente la puerta tres veces, escucho unos pasos acercándose, una mujer rubia que rodaba sus 50 le abrió, Ruth , no dijo nada y solo lo dejo pasar, dentro del cuarto habían dos personas mas, un hombre con lentes que supuso que era el esposo de la mujer rubia y otra mujer mas joven que era muy parecida a la señora rubia, quien se había puesto junto al hombre. Respiró profundo y puso su mejor sonrisa.

-Hola, emh. soy Louis Tomlinson, el ...-Podrán pasar los años pero esta siempre era la parte mas difícil.-Soy el psíquico que contrataron,  mucho gusto.- Extendió su mano y vio las caras medias incrédulas que dos de ellos. Ruth rápidamente la tomó y le devolvió la sonrisa.

-Hola Louis, soy Ruth, con la que hablaste por teléfono.- Louis quiso decirle que lo sabia, pero no lo hizo porque la mujer se veía tan cansada como lo que tenia de amable.- Estos son mi esposo John y mi hija Julia. El esposo se acerco a estrechar su mano mientras que Julia lo saludo de lejos.- Y bueno, este es mi hijo Estefan.- Dijo la mujer mientras apuntaba al centro del cuarto. Había una gran cama de hospital, llena de cables, monitores y lo que Louis creía una bomba de oxígeno, en esta descasaba el cuerpo inmóvil de un joven, estaba encogido en una posición que sin duda era incomoda, sus manos se acomodaban cerca de su pecho y sus largos dedos mal arqueados se aferraban a un peluche de naranjo fosforescente. El ojiazul subió la vista, había dos almohadas ortopédicas que sujetaban la cabeza del chico, tenia el pelo castaño claro, sus ojos eran de un tono similar que le hacían juego, pero, su mirada estaba perdida como si en realidad no estuviera presente y su piel era blanca y pálida, como la de alguien a quien no le ha pegado la luz del sol durante años. Con pasos lentos se acercó hasta los pies de la cama y lo miro durante unos segundos. Luego la mujer rubia hablo de nuevo.

-Estefan, no puede hablar desde hace ocho años, Louis, y esperábamos que le pudieras ayudar a comunicarse, aunque solo sean unos minutos.-Ella trago saliva he intento tragarse la pena.- Solo quiero volver a ver a mi niño, solo por un momento. Por favor.- Cerro los ojos mientras una lagrima se le escapaba. Ruth se sobresalto cuando la mano de Louis posó sobre su hombro.

-Créeme que haré todo lo que este a mi alcancé.- terminó la frase con una sonrisa que pareció iluminar entera la habitación y calmó a la mujer

Louis se dio media vuelta para dirigirse esta vez hacia el chico en la cama.

-Hola, Estefan, soy Louis y estoy aquí para ti, ¿Me permites tocarte?.- Los dedos que sujetaban el peluche se aflojaron y se volvieron a tensar.

-Es su forma de decir que si .- Habló John por primera vez desde que el ojiazul había puesto un pie en el cuarto. De todas formas, Louis percibía su colapsó emocional, sentía como se obligaba a ser fuerte por su esposa y su hija.

Él, con cautela tomó la mano desocupada del chico, notó como sus atrofiadas articulaciones rodeaban su mano, cerró sus ojos y entonces lo vio. Fue rápido, como un montón de pequeños destellos de la vida de Estefan pasar por su cuerpo. Vio como cuando era niño y corría a los brazos de su madre, vio su cara de felicidad cuando lo dejaron entrar al equipo de fútbol cuando tenía quince, su primer beso, sus sueños y penas y luego todo se detuvo en un día en específico, no debería tener más de diecinueve, estaba en su cuarto, escribiendo cosas que Louis no supo que eran, después un gran dolor de cabeza lo traspaso.- Se tocó por detrás de la cabeza, mientras fruncía su ceño.

-¿Estas bien muchacho?.- Escuchó a sus espaldas pero no podía contestar, el chico le estaba mandando información a montones que le estaba costando procesarla.

Abrió sus azules que se encontraban aguados. Respiró y exhaló, tratando de tranquilizarse. Miró los ojos del chico que esta vez estaban despiertos y atentos a cualquier movimiento que Louis hiciera.- Lo hiciste muy bien, Estefan, gracias por dejarme ver.- Le agradeció con una sonrisa para después ver a la familia y cambiando su semblante a otro que se parecía más a un lamento lo que han tenido que pasar. Se aclaró la garganta antes de empezar.

-Él. Estefan. Algo en su cerebro estaba mal. Un aneurisma. Fue muy repentino, no sabia que lo tenia.

La mujer rubia se largo a llorar, en el hombro de su esposo quien solo atinaba de sujetarla para que no se derrumbara.

-También veo medallas. Muchas.- ¿Eso se significa algo para ustedes?

Julia solto una pequeña risa, pero mantenía su vista en el suelo.- A él le gustaban muchos los deportes y era realmente bueno.

-¡Oh! Pero qué suerte, yo corro más de diez segundos y ya me estoy muriendo.- Soltó a modo de broma para aligerar el ambiente. A Estefan parecido causarle gracia e hizo un sonido que no sabría decir si calificaba o no como risa, pero de alguna u otra forma transmitía alegría.

Ruth salió de su escondite, había parado de llorar y el brazo que la acogía se había ido. Miraba a su hijo de la misma forma que lo miró la primera vez que lo vio.

El silencio se hizo presente y de repente Louis lleno de amor.

-Estefan dice te ama y que quiere que dejes de sentirte culpable, porque él no lo hace y tú tampoco deberías. - En momentos como este Louis se siente agradecido de su Don y siente que hace lo correcto al ayudar a crear estas instancias que parecen ser imposibles, pero gracias a él son reales. Entre todas las personas del mundo, el universo lo escogió a él. Esta era su misión en su vida, lo sabia, su corazón le decía que cosas como estas no le ocurren a cualquiera, no fue un juego de azar. De pronto escucha un chillido.

La mujer rubia volvió a llorar.

Ya había empezado a anochecer cuando salió del Hospital. Le dolía la cabeza, lo que era usual después de que terminara algún trabajo. Estaba caminando hasta su auto cuando empezó a nevar, erala primera nevada del año, lo que era raro que estaban a mediados de Diciembre. Tomó su celular y verifico que su trabajo había sido remunerado. Se sentía un hijo de puta por cobrar, pero en serio necesitaba ese dinero. Iban a ser pronto las ocho de la tarde, estaba cansado y un poco malhumorado por la jaqueca que lo atormentaba ahora así que sin querer demorarse más de lo necesario manejo hasta su departamento.

El departamento de Louis contaba con solo dos cuartos separados, el living-comedor-cocina-habitación y el baño que era bastante grande y bonito en compensación, no tenia muchos muebles, ni mucho de nada en realidad, pero lo que tenía era suyo. Tan pronto como llego se sacó los zapatos y los dejó a un lado de la puerta principal, prendió la vieja lampara que estaba al lado de aquel sofá naranja que consiguió en una venta de garaje, se vistió con un cómodo pantalón de buso y una polera holgada, se sirvió cereal con leche y se sentó a ver un pequeño maratón de Friends. Se había quedado en el capítulo en que Pheobe descubre el romance entre Chandler y Mónica y empieza a gritar: ¡Mis ojos, Mis ojos!. Se la paso así hasta que dieron las once de la noche, después fue al baño, se lavo los dientes y se fue adormir soñando con unos desconocidos ojos verdes.







Hola genteeee, esta es mi nueva idea de fic, espero que les guste ❤❤ voten y señalen si ven algún error. besossss.


I see the future in your eyes || L.S ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora