23. Octubre 10

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Ya habia pasado un tiempo desde que dejo el hospital, los pequeñitos ya tenian tres meses y medio, decir que acomodarse en su nueva vida fue difícil seria un eufemismo, gracias a dios la mamá del menor los ayudo el primer mes, en tanto Eijun  daba clases y exámenes libres para poder terminar el periodo escolar de ese entonces, Kazuya asistia a clases y a los entrenamientos de forma normal, la única diferencia significativa en sus vidas era que ahora vivían juntos en un departamento a 10 minutos del instituto, realmente le fue extraño acostumbrarse a despertar abrazado a alguien cada vez que los pequeños lloraban, y era aun mas la sorpresa de que Kazuya, en esos momentos le besara y le dijera que el iba, era como que de manera inconsciente se turnaran noche por medio para atender a los bebes.
Era como todo un mundo nuevo aprender a bañarlos, cambiarles el pañal, vestirlos, darles la leche, sobre todo hacerlo de forma que ninguno llorará mientras se atendía al otro, con el tiempo aprendieron que Eijun debía atender a uno mientras Kazuya atendía al otro, obviamente solo funcionaba cuando ambos estaban en casa, en caso contrario el menor debía de arreglárselas solo, si cambiaba pañales, le pasaba por ejemplo, un juguete a cada uno, Eita se divertía un rato solito mientras cambiaba a Kazu, y luego al revés, para darles la leche tenia que colocarlos en la cama y dársela tomando una mamadera en cada mano, luego ponerme uno en cada hombro para quitarle los gases, era un buen sistema, sin embargo el baño era un infierno, primero que todo tenia que hacerlo solo cuando estaba Kazuya en casa para bañar uno cada uno, segundo los chicos tiraban el agua por todos lados a patadas y tercero sacarlos era un show, lloraban como almas en pena cuando eran sacados del agua, y la única forma de que dejasen de llorar era meterlos en la misma cuna, eso en realidad era un poco tierno, una vez ahí se abrazaban y se dormían rápidamente.
Como se dijo en un principio la señora Sawamura los ayudo por un tiempo, una vez que termino el periodo escolar, volvió a casa diciendo que tenian que aprender a cuidar de sus hijos ellos solos, sinceramente creyo que Kazuya estaría amargado con la situación, por que habia que aceptar que el hombre no era el mas paciente del mundo, sin embargo lo llevo mejor que Eijun, puesto que al menor le asustaba hacer algo que dañara a los bebes, como darles la leche muy caliente, o que el agua del baño no fuese la adecuada y terminarán enfermando, era un manojo de nervios, sin embargo hacer esas cosas ahora era como una segunda naturaleza, ambos se acostumbraron bien a cuidar de los niños.
Por otro lado la relación con Kazuya cambio de forma drástica, cualquiera que los viera creería que son pareja de hace tiempo, siempre que salían andában de la mano o abrazados, y a pesar de su vergüenza le besaba en donde estuvieran, en casa era otro tema, la vida sexual del menor habia ido de 0 a 100 en nada de tiempo, una vez que se le paso el dolor del parto y la convalecencia, lo único que detenia a Kazuya de ponerse en plan conejo era que los niños estuvieran despiertos, una vez dormidos no le soltaba mas, no podia negar que le encantaba que el mayor lo deseara tanto como para que se lo follara en cualquier superficie plana, y a veces no tan plana, del departamento, pero le preocupaba que si no tenian cuidado, no le extañaria que terminará embarazado otra vez, cosa que parecia no importarle al mayor, de hecho Eijun estaba seguro que el muy idiota lo deseaba, pero si sucedia no podria jugar este año tampoco ¿el director y el entrenador le perdonarian una segunda vez? Lo dudaba, si volvia a quedar en cinta, definitivamente le quitarian la beca, todo el mundo podria creer que era idiota, pero el no estaba dispuesto a convertirse en un mantenido, tenia que terminar la preparatoria si o si.

El diario de Sawamura EijunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora