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¡Pero- ¡Papá!

La colombiana estaba mirando a su padre, Gran Colombia, con lagrimas en los ojos.

— No es no, República de Colombia, ¿Por qué no eres normal como tus hermanos? Además, eres muy joven aún.

La menor le miró con rabia ardiendo en sus ojos. Se quedó callada unos segundos, pensando en lo que iba a decir.

Al principio titubeó un poco, pero al final lo dijo.

— ¿Sabe algo? ¡Me vale mierda, viejo marica! — Colombia salió de la casa enfadada. Gran Colombia escuchó el portazo.

El mayor suspiró.

Solo quería lo mejor para su princesa.
Y estaba seguro de que la hija mayor del comunista no era lo suficiente para ella.

Tal vez podría hacerla entrar en razón... en algún momento.

Después de la discusión

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Después de la discusión. La enana cafetera fue al parque, donde había quedado de encontrarse con su novia para avisarle sobre la respuesta que había dado su progenitor.

Claro que, la sorpresa que se llevó su pareja el verla llorar no fue la más grata.

— ¡Por todos lo dioses, милая! ¿Qué te pasó? — La más alta se levantó del asiento en el que estaba, acercándose con preocupación a su pareja, dejando en la banca las orquídeas que había comprado para regalarle.

Rusia tomó el rostro de Colombia con delicadeza para limpiar sus lagrimas.

La baja hipeó unos segundos antes de contestar.

— El viejo amargado dijo que no, y me dijo, más o menos, fenómeno.

La cafetera lloró un poco más, para luego abalanzarse a abrazar a la amante del vodka.

La menor acarició la cabeza de la contraria, mostrando calma. Pero por dentro tenía mucha rabia, ¿Cómo podía ser aquel hombre tan grosero? Quería agarrar uno de sus tanques y enseñarle que ella era quién decidía si casarse o no.

Era un maldito entrometido.

Insultando en su cabeza, pero compasiva por fuera, la de nacionalidad rusa rompió el abrazo intentando sonar lo más racional posible.

—Vale, ангел, tal vez tu папа es un hombre de tradición. Puede que quiera que vaya a pedirle tu mano en persona, como se hacía antes. — La latina la observó con los ojos bien abiertos, llenos de amor y esperanza. — ¿Te parece si voy el Sábado temprano para preguntarle?

La observadora de aves la miró con emoción e inocencia, causándole ternura a la otra.

— ¡Sí, sí! ¡Gracias, mamacita! Aww, que la amo mucho, uste' toda churra y centrada y yo aquí llorando por pendejadas. — Contestó, limpiándose las húmedas mejillas.

"Sí, centrada" pensó, a la vez que imaginaba que su futuro suegro aparecía en "Mil Maneras de Morir".

La más alta estaba alegre de ver a la colombiana sonreír de nuevo, ahora solo tenía un ligero problema.

¿Cómo iba a convencer a ese viejo amargado de que le permitiera casarse con ella?

¿Cómo iba a convencer a ese viejo amargado de que le permitiera casarse con ella?

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- Aproveché para corregir faltas de ortografía.

 𝚁𝚞𝚍𝚎! 🍒 -;; ᴿᵘˢᶜᵒˡᵒWhere stories live. Discover now