𝚁𝚞𝚍𝚎! 🍒 -;; ᴿᵘˢᶜᵒˡᵒ

0 1 -;; ☁️

Y, así de rápido, llegó el Sábado.

La rusa había saltado de la cama con los nervios a flor de piel.

¿Cómo no?

Ella, en realidad, no había hablado formalmente con su suegro.
Tal vez, en alguna reunión de las Naciones Unidas, hubiesen intercambiado palabras. Y, sí, cuando cuando discutía con la colombiana [Porque las parejas normales discuten, pirobos] le tocaba ir a la casa de esta para pedir perdón y, casualmente, se encontraba con el padre de la contraria.

Se puso la mejor ropa que encontró, para causar una buena impresión.

No recordaba sentirse tan asustada desde que, por accidente, quemó la comida en casa de su padre y dejó a todos con hambre.

Se subió en el auto y fue más rápido que un jet al hogar de los tricolores.

Era temprano aún, las ocho y veinte. Pero así tenía que ser si quería la aprobación de su persona menos favorita en el mundo.

A penas vio la pintoresca casa tragó frío.

Apagó el coche y se bajó temblando. Eso si eran nervios en todos los sentidos.

Tocó a la puerta con el corazón en la mano y vio a una figura de un porte imponente abrirla. Demonios, sí, el hombre era bajo pero aterrador; decían que siempre llevaba un machete "por si las moscas".

Inhalo profundamente antes de hablar, como si el oxígeno le diera buena suerte.

- B-buenos días, señor.

Se cacheteó mentalmente por tartamudear. Colombia le había advertido que, si mostraba debilidad, él nunca la iba a aprobar. Ese hombre sí es anticuado, pensó con molestia la menor en ese momento.

- Buenos días, Rusia, ¿Qué necesita?

Gran Colombia hizo un esfuerzo en sonreír, pero le salió más una mueca de disgusto. Bueno, ahora nadie podría decir que no lo había intentado.

- Quería hacerle una pregunta, bueno, si usted me lo permite...

- Vaya al grano.

La más alta optó por guardarse sus ganas de estrellarlo contra la puerta y golpearlo hasta dejarle inconsciente por joderle la vida.

- ¿Puedo tener a su hija por el resto de mi vida?

"Por favor, diga que sí"

Un rayo de esperanza la iluminó cuando escuchó al hombre reír, ¿Lo había convencido?

- ¡Muchachita! - Articuló el mayor entre risas. - Solo recibirás mi bendición el día que muera . Mala suerte, pero la respuesta es no.

¿Por qué tenía que ser tan rudo?

En serio, ¿El solecito que tenía por novia había salido de ese señor?

¿No sabía que ella también era un humano?

Sintió la rabia recorrer cada parte de sus venas y una presión en la garganta.

Oh, no. Ahí viene el vómito bucal.

- ¡Me vale una mierda, me casaré con ella de todos modos! - Gritó en la cara de, a consideración de ella, el peor suegro del mundo. Rió con ganas al ver la cara de disgusto que puso el contrario. - Sí, imbécil, no me importa lo que tu digas. Formaré una familia con la mujer más hermosa del mundo.

Se giró victoriosa y decidida a irse.

Un problema menos, y otro nuevo comienza.

Le quedaba un reto, convencer a la mayor de que no necesitaba la aprobación de su progenitor para casarse con ella.