Capítulo uno.

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Cómo cualquier otro día, en una entrevista Christopher jugaba con Zabdiel discretamente, riendo bajito y susurrándose cosas al oído. Sus compañeros estaban felices, y los fans que veían la transmisión de dicha entrevista también, pues habían pasado meses desde la última vez que los habían visto tan íntimos.

—¿Qué pasaría si CNCO se separara? —preguntó la conductora.

Los chicos se miraron y un gesto triste atravesó el rostro de Erick. Joel se abrazó a él para consolarlo, haciéndolo tenzarse al momento, pues tenía miedo de que una vez más, siendo aquel momento grabado, el fandom comenzaría a sacar teorías de una relación entre ellos que no era y que jamás sería.

Erick era el hermanito de Joel, ambos lo sabían.

Christopher sólo se encogió de hombros, ignorando la situación, ya que ni siquiera había prestado atención a la pregunta por estar con Zabdiel. Para calmar un poco aquello, el rubio comenzó a reír bajito.

— Los extrañaría mucho... —por fin respondió Richard, agudizando la voz para fingir tristeza—. Pero bueno —habló con su voz normal, acomodándose sobre su asiento—, creo que al final, cuando ese día llegue, que obviamente será en muchos años...

—Dios quiera que así sea —interrumpió Zabdiel, levantando los brazos.

Richard rió y asintió, retomando la palabra.

— Pues cada uno tendrá que seguir su camino, buscar lo suyo, y ser feliz —sonrió, mirando a los otros—. Pero seguirémos siendo hermanos, porque esto que estamos viviendo no se olvida... Podrá acabarse CNCO, pero jamás esto —pasó su dedo índice, señalándose junto a sus amigos—. La familia jamás acabará.

La mujer sonrió ante las palabras de Richard y asintió, aclarándose la garganta, para seguir con la entrevista, pues aquel pequeño pero significativo discurso le había llegado fuerte.

No sabía que podían quererse tanto para pensar así.

Los chicos rieron bajito al notar lo que el moreno había causado y ella se apuró a hacer varias preguntas más.

Poco a poco, mientras el tiempo avanzaba, las risitas cómplices y traviesas de Christopher y Zabdiel comenzaron a bajar más de tono, hasta que finalmente cesaron. Algunos murmullos bajos comenzaron a escucharse, pero en un modo tosco, y creyeron que hablaban de cosas más serias, pues sus rostros también habían cambiado.

El castaño apretó la pierna del otro suavemente, intentando relajarlo de lo que sentía con aquel acto, pero entonces todos los vieron.

—Christopher... —llamó la conductora como esperando algo y el chico la miró rápidamente, un tanto asustado, fingiendo una amplia sonrisa—, ¿Te repito la pregunta?

Asintió.

—Por favor.

—¿Has pensado que Zabdiel se sentirá solo si lo dejas por Samantha? —leyó en el celular— Esta pregunta es de Pandas_enamorados.

Soltó una leve risita al leer la cuenta y miró con atención al castaño, que había desviado su mirada hacia Zabdiel y le sonreía con un notable nerviosismo, mientras el rubio lo miraba muy serio, simplemente apretando los dientes para no decir algo incorrecto.

Christopher, al notar que no lograría quitar tensión entre ellos, miró de nuevo a la chica, notando que todos los veían confundidos.

— Eh, ¿Samantha? —frunció el ceño, fingiendo no entender— Bueno, ella no tiene el puesto de mejor amiga, así que por supuesto, jamás cambiaría a Zab.

—¿Qué son pandas enamorados?

Los otros chicos rieron, llamando la atención de la mujer, entonces los miró, acercándoles el micrófono. Aprovechando aquello, Christopher se giró más de lo que estaba antes y colocó las manos sobre las de Zabdiel, que estaban en sus rodillas, y comenzó a murmurar de nuevo.

Nunca pudimos hacerlo || Chrisdiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora