— ¿Qué si te beso aquí mismo? —preguntó Christopher riendo, acercándose cada vez más al rizado— No me evitarás ¿No?
— ¿Estás loco? —lo miró sonrojado— Alguien podría vernos.
— Nunca te ha preocupado que alguien pueda hacerlo.
Zabdiel sonrió, esperanzado. Jamás se habían besado pasando de piquitos, y realmente deseaba saborear más profundamente la boca de su novio.
— No, por su puesto que no, pero a tí sí... —el castaño bajó la mirada, él siempre se escondía, Zabdiel se lo había recordaado—, a menos que...
— Tienes razón —lo interrumpió—. Mejor no.
Y se fue, Zabdiel simplemente frunció los labios, ya sabía que no podía esperar mucho de aquella relación, al menos no durante el tiempo que CNCO siguiera circulando de forma activa por todos lados. Quizá al cumplir 50 años, Christopher por fin aceptaría que lo amaba.
Bajó la mirada con los ojos aguados, pero cuando el primer sollozo escapó de sus labios, escuchó a alguien correr hacia él. Levantó la mirada y apenas pudo reaccionar cuando ya tenía a Christopher mordiéndole suavemente los labios mientras lo tomaba de las mejillas para que no se alejara. Aunque por supuesto, era algo que no pensaba hacer.
Sus lágrimas resbalaron y golpearon los pulgares de Christopher, que rápidamente las borró con ellos. Zabdiel sonrió entre el beso y el castaño se alejó un poco, sonriendo también.
— Mi amor —le dió un casto beso—, lo siento —otro beso— tanto —uno más—. Te amo —y otro—, perdón por —un besito tronado— ser tan idiota —y un último—. No quiero verte llorar por mí, jamás te dejaré sin un besito mío y jamás me iré de tu lado, siempre recuérdalo, que aún si no estamos juntos, yo siempre estaré feliz de verte y escucharte, te amo tanto, perdóname.
Y de nuevo lo besó, succionando sus labios mientras metía un dedo en uno de sus pequeños rizos, se alejaron y ambos reían.
— ¿Perdón? —frunció el ceño, feliz pero confundido— No necesitas disculparte por nada, yo también te amo... Y por su puesto que no eres un idiota.
— ¡Perdón! —gritó de pronto el castaño, insistiendo y asustándolo— Perdón porque sé que sí lo soy, un completo imbécil.
— ¿Por qué dices esas cosas, Chrisi..?
El castaño se quedó callado, y de un momento a otro, detrás de él apareció una pelinegra de piel morena.
— Amor, es hora de irnos —dijo ella, refiriéndose a Christopher.
Zabdiel la miró con el ceño fruncido y el corazón roto, intentó sonreír pero no pudo.
Ella, Samantha, lo estaba atormentando.
Le había robado su vida, le había robado a Christopher.Si eso era un sueño, quería despertar y no ser testigo de cómo le arrebataban su felicidad.
Volvió a mirar a Christopher y negó, suplicante, esperando que dijera que no era lo que creía.
— ¿Chrisi? —el castaño formó un puchero y sus ojos se apagaron, triste— ¿Qué es esto?
— Esto es por lo que te pido perdón, por hacerte daño, por no saber ser suficiente para tí.
— Cariño, no, yo... —se acercó intentando tomar su mano pero la chica no lo dejó.
— No olvides lo que te he dicho, recuerda que yo estaré siempre para tí, es una promesa.
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Nunca pudimos hacerlo || Chrisdiel.
Fiksi PenggemarCNCO se ha acabado, desde que Chrisdiel acabó la farsa de ser mejores amigos. Todo se ha ido al carajo. Zabdiel no puede dormir por la pena de que todo ha acabado por su culpa, y se ha llevado consigo a sus mejores amigos, pero no ha sido el único c...