La Pesadilla De Todos

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La respiración en el hombro que eriza el vello de la nuca. El escalofrió que estremece el cuerpo, que congela con un líquido espeso y azulado la columna vertebral. La mente empieza a imaginar la forma de Eso (siendo ese el pronombre más común y, aparentemente, el más apropiado para nombrar a la cosa comehombres), lo que está justo tras de ti, a punto de devorarte con sus dientes largos, filosos y deformes.

El olor cálido, podrido y dulzón proveniente de la coba de la bestia, y sigue emanando hasta llenar tus fosas nasales de ese horripilante olor. Desesperación: eso causa el aroma. Desesperación absoluta y sofocante. Los pulmones necesitan oxígeno, pero solo esta esa maldita peste putrefacta y mohosa que golpea con su hedor el interior de la nariz.

El corazón empieza a bombear sangre más, y más rápido, como si estuvieses en un maratón, corriendo. Palpitando en tus oídos. Pero no estás en un maratón. Estas completamente paralizado esperando que tu corazón estalle, o que el monstruo a tus espaldas salte haciendo un grito que haga sangrar los oídos y luego te devore.

Te descubres deseando que todo eso suceda rápido "si ha de pasar, mejor que termine rápido..."-Pensaras, seguramente.

Pero no será así, en el fondo, algo, esa voz de la razón, o tal vez la voz del pesimismo, o simplemente es la voz de esa cosa, enviándote un mensaje a través de tu subconsciente, que te dice que será algo lento, brutal y salvaje. Que primero empezara por sujetarte del cuello con sus dedos fríos y muertos, luego veras cara a cara con el Eso que respiraba en el hombro, pero será más horrible deforme de lo que tu mente pudo imaginar. Peor que el monstruo al que le temías de niño, peor que un payaso que sonreía torcidamente con labios gordos y pintados de sangre, peor que un zombi de esas viejas películas de terror; que si bien el maquillaje no era el mejor, eran de un aspecto demasiado desagradable para mantener la mirada; con la misma piel en proceso de putrefacción y el olor dulzón, pesado y torturador.

Con cara grasosa y de barba gruesa y chamuscada por las brasas del mismo infierno. Y manos peludas, callosas y sucias. En el primer momento pensaras "Un hombre lobo". Pero te darás cuenta en menos de una fracción de segundo que es peor. Es imposible que lo sea, esas cosas no existen, ¿No? No es un hombre lobo. Son más como manos de un de comunista. Pero no es un comunista, es algo AUN PEOR que un comunista. Es algo diferente para cada persona. Pero igual de mortal para todas. No hay escape. Eso es inevitable. Eso te atrapo. No hay nadie que pueda contra él. Solo tú y Eso en la infinita oscuridad nocturnal, sobre el frio suelo de piedra. Te descubres pensando en el suicidio.

Empezará la cena para él, y la peor de las pesadillas para ti.

El suicidio ya no es una opción, te has tardado mucho en decidir por usar la estaca de madera que se encontraba en el suelo, y clavarla en tu ojo derecho, una entrada directa al cerebro, es tarde. Eres lento.

("Débil. Patético"-Dijo tu propia voz en tu cabeza)

Todo porque el miedo te vence. Antes de que el monstruo te pueda vencer, el miedo ya lo hizo. Al final no importa si es o no tu culpa... de igual manera morirás de la peor manera posible. Con o sin miedo, Eso siempre gana.

Eso sujetara con sus enormes y ásperas manos muertas y podridas tus hombros, algo casi sutil. Sudas aún más que antes. El frio miedo explotara tu corazón. Pondrá sus enormes pulgares de manera que aprieten tu cuello.

Las palabras serán tan incoherentes. No tendrán sentido. Serán como las de un niño, un niño pequeño. Un niño pequeño con voz demoniaca y burlona –Mi mamá dice que no debo dejar sobras al comer. Mamá era buena. Mamá también tenía un buen sabor Jijiji –La putrefacción que emana de su boca es atúrdete, insoportable, demasiado para cualquiera. ¿A que huele? Sangre, sangre seca. Moho. Cloacas. Carne podrida. Todo eso atrapado y fermentado durante años.

Te quitara con su boca los dedos, uno por uno, y se los comerá, y veras como gotea la sangre de sus fauces, tu sangre. Escucharas el crujir de sus dedos moliéndose al ser masticados. El húmedo y crujiente sonido solo será opacado por un grito, tu grito, rasgando tu garganta. El dolor es irreal. ¿Acaso es posible sentir tanto dolor? Al parecer... Sí. Lo es.

¿Quién diría que solo por quitar los dedos de las manos se formaría tal charco de sangre?..

Luego, las piernas. Las cortara lentamente, lo hará así para poder escuchar tus gritos de dolor. Cosa que, sin poder evitarlo, se lo concederás. Después pondrá su sucia garra en tu ombligo, mientras tú lloras y gritas desesperadamente para que alguien te oiga. Pero nadie te oirá, porque todos están muertos...

("Si el dolor que sentiste cuando arranco tus dedos lo creías irrealmente doloroso, no se compara con lo que viene")

Y hundirá su garra, como un cuchillo viejo y oxidado. Comerá tus viseras mientras aun sigues vivo. No porque deba comer, o matar. Lo hará solo porque miraste atrás. Eso, la cosa tras de ti, la cosa que alguna vez, en el peor momento, en medio de la soledad de la noche, estuvo tras todos, no desea ser vista. No voltees. Deja que eso haga lo que vino a hacer. Mejor es morir rápido o sin darse cuenta que voltear y ver la cosa tras de ti. El infierno es un paraíso comparado con el tormento que se ocasionaría si alguien, por alguna razón, mirase hacia atrás...

Yo mire atrás... El monstruo está a mis espaldas. Es mi fin, lo sé. El suicidio ya no es una opción, soy débil... Jamás debí mirar hacia atrás. Moriré. Murieron muchas personas por mi culpa. Es mi turno ahora. Tal vez sea lo mejor... –No. No quiero. Tengo miedo. No quiero morir. Puedo mejorar. ¡Seré un buen niño de ahora en adelante! ¡Lo juro! ¡Por favor! ¡Ayuda! ¡Alguien!.. ¡No! ¡NO!

Siempre DetrasWhere stories live. Discover now