El Orfanato

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Corrientes de aire gélido de la noche silban por los agujeros en las ventanas rotas de aquel viejo orfanato católico. Muy sutiles y casi inapreciables rayos del sol poniente dejan ver el Musgo y maleza que intenta consumir las paredes de aquel lugar, abandonado como alguna vez los niños que albergo fueron abandonados.

El olor a polvo, hojas secas, piedra y moho resulta irritante al pasar las fosas nasales.

Viejo, de piedra y gótico. Si no fuese por las 5 edificaciones (Dos edificios pequeños que, alguna vez, funcionaron como dormitorio para los huérfanos, un edificio alargado que servía de comedor y dos edificios que, en un tiempo atrás, estaban mucho mejor pintado y notoriamente más limpios que los de los huérfanos «Que sigue igual de sucio que siempre –Había pensado John Edison con un sarcasmo y rencor», servían como casa, una para los Padre, y otra, junto a esa, para Las monjas) tras el edificio central, frente a todas las demás (ese si era una iglesia). Alguna vez fue una estructura admirable y bella (no para John Edison, el siempre odio a ese lugar), pero ahora se case, podrida y mohosa, sobre si mima.

Aun se leían las palabras talladas en madera en un enorme cartel partido a la mitad: Orfanato "La Piedad De Dios". Leer aquello hizo él hombre que viste una camisa de seda negra suelte una carcajada cansada. «Si... Dios es muy piadoso –Pensó el hombre –Sobre todo con los niños... Sobre todo con Esos niños. Esos veintiún niños» –La Piedad De Dios...–Dijo; distante –La Piedad De Dios... ¿Dios tiene piedad? – «Es difícil de creer eso. A menos de que el Todopoderoso sea siego –Daba inicio a una discusión morar/filosófica consigo mismo, de nuevo. Ello de vez en cuando le preocupaba, pues tal vez finalmente la locura lo había alcanzado –O tal vez seamos nosotros demasiados pecadores como para que su majestad se digne en sentir siquiera lastima. Tal vez sea así... Tal vez no... Quién sabe.»

El viento sopla y hace flamear la camisa de John. Levanta su cuello. Lo sacude de un lado. Lo sacude del otro. Cortándole con filosas gotas de roció y hojas secas en la cara y en las manos. Para el, la actitud salvaje del viento resulto extrañamente familiar. Consolador. Algo que vale la pena recordar. Tal vez, en realidad, lo único que vale la pena recordar.

Él sabe que el niño monstruo no fue el culpable. Ese chico solo había sido una víctima, ¿Era alguien que no debió de recibir sino un cupo en un manicomio? Sí. Necesitaba ir al manicomio, porque lo que vivió exigía ello. Pero no fue así...

El chico era inocente y John estaba allí para demostrarlo.

Para John Edison el objetivo de estar es, dicho en palabras, simple: Encontrar a el Demonio (Si es que Eso era un Demonio, aparentemente después del pronombre "Eso" "Demonio" es el mejor nombre que se le puede dar) y matarlo. Aunque muriera en el intento...

Según las noticias, y todo el mundo que creía saber algo sobre el Incidente del 86, la masacre había sido ocasionada por un niño psicópata; "Irritado por todo lo que lo rodeaba, el joven de apenas doce años mato sin rencor alguno veintiún huérfanos de edades que variaban de cinco a diez años de edad" –Había escrito un tal Robert William del diario "La Verdad Sea Dicha" –El "Niño Monstruo", como lo apodaron sus ex–compañeros huérfanos sobrevivientes a la masacre (Y hasta las mismísimas monjas), fue declarado culpable en un juicio y condenado a pasar veinte años en la cárcel. Las víctimas, las veintiuna víctimas, fueron asesinadas de diversas maneras. Entre las más horripilantes está la de: Víctor, de once años, decapitado en el pasillo que da hasta la salida de emergencia. Según la teoría que se mantiene "Con un hacha que usaban para cortar leña, fue perseguido y, con un primer corte (en el talón), fue derribado. Intento protegerse la cara con sus brazos pero no después de tantos golpes cortantes, el niño dejo un espacio en blanco. Después de doce hachazos en el cuello su cabeza dejo atrás a su cuerpo. Pero, según los forenses, el niño ya habría muerto desangrado mucho antes que eso, pues el hacha había cortado una vena de importancia en el brazo. Lucas, un chico negro de once años fue ahogado en una bañera. Aparentemente (pues un no se terminan de formular todas las teorías) el negro fue arrojado a la bañera inconsciente, el niño monstruo lleno la bañera con agua y luego coloco una tabla de madera. Dicen que antes de que el chico se ahogara había vuelto en sí y golpeo y rasguño la tabla para intentar escapar, pero el Niño Monstruo. Otro, y es el único en el cual aún no se encuentra una explicación, es de la pequeña Emily, de apenas cinco años: Murió sentada en su cuarto. Pálida. Bien peinada, y vestida para misa. Se cree que murió de un susto. Hasta ahora no hay información oficial."

Siempre DetrasWhere stories live. Discover now