Pisamos Rusia después de unas cuántas horas en el avión. Había sido un viaje muy largo, pero el cansancio no nos iba a quitar la ilusión. Íbamos a estar seis meses en este hermoso país que parecía estar tan lejos y ahora lo estabamos pisando para quedarnos un largo tiempo.
-Ahí está, creo que es él, es la matrícula que nos dió.
-Sí, es esa.
-Pero él dónde está? No hay nadie en el coche.
-Llamémosle.
Lo llamé como sugirió David, uno de mis amigos, junto con Chise, mi mejor amiga. Habíamos quedado con el hombre que nos daba la casa a mí y a Chise. Él nos llevaría a nuestro apartamento y dejaría a David dos cuadras más allá, dónde el tenía el suyo.
Mi móvil empezó a llamar y detrás nuestra sonó una extraña musiquita.-Chicos, estoy aquí. - Era nuestro casero, tenía un cigarro en la mano haciéndonos ver que seguro se habría ido a fumar.
-Ah, no te encontrábamos.
-Lo siento, había ido a fumar.
-Bueno, nos vamos? - Dijo mi amiga Chise.
-Si, si, vámonos, supongo que estaréis contentas de venir.
-Sí, yo tenía muchas ganas- Respondió Chise.
-Yo también - Dijo David, a lo que el hombre lo miró sonriente.
Entramos en su coche mientras mientras él guardaba nuestras maletas. Entró y nos dirigimos a nuestro apartamento.
A medida que íbamos llegando él nos iba explicando los sitios por los que íbamos pasando.-Es un lugar muy bueno para vivir el que habéis elegido.... Ah ! Mirad! Ahí hay una cafetería muy buena, el dueño es muy agradable y os recibirá bien, más adelante están las tiendas de comida y ropa... lo que habéis visto al lado de la cafetería es una tienda de cómics y figuritas de esas raras y si seguís al final de vuestra calle hay más cosas.
-Y la pista de patinaje? - Le pregunté al casero, puesto que, eso era una de las cosas por las que había venido.
-Oh, sí, tienes que seguir la calle que he dicho y girar a la izquierda, ahí deberías encontrarla.
-Está bien, gracias.
-Denada.
Llegamos entre unos quince y veinte minutos a nuestra calle. Era un edificio un poco más alto que los demás, aunque por lo que se ve, aquí no hay edificios más altos que un cuarto piso, que es hasta dónde llegaba nuestro edificio. Bajamos las maletas y entramos. Había una verja antes de entrar al edificio, pero parecía que siempre permanecía abierta. Había un conserje que se encargaba de vigilar el edificio y si teníamos algún problema con la casa podíamos acudir a él. El casero nos dejó en la puerta de nuestra casa junto con nuestas maletas y se fue a acompañar a David que se instalaría dos pisos más allá.
Metimos la llave en la puerta y entramos. Nos esperábamos un pequeño apartamento, con dos habitaciones pequeñas y con todo pequeño, pero no era así.
Al entrar había un pasillo mediano y en él tres puertas, una a la izquierda, otra a la derecha y en frente. La de la izquierda daba a una amplia y luminosa cocina, la de la derecha a un gran baño y la de enfrente daba paso al salón. El salón era igual de espacioso y muy grande, y al fondo estaban las habitaciones. Había tres, yo me cogí la de la derecha y Chise la de la izquierda. Desde luego era una gran sorpresa encontrarnos con un apartamento tan grande, ya que más que un apartamento parecía una casa.-No se habrá equivocado el hombre?
-Venga Dànae, si se ha equivocado ya es tarde, yo ya he utilizado los jabones del baño.
-No te podías esperar no? - Le dije a Chise, puesto que si se había equivocado tendríamos que pagar lo que hayamos consumido, aunque solo sean jabones.
-Y si se ha equivocado qué? Da igual, ya nos hemos instalado, ya no nos puede decir nada.
-Tienes razón, además, sería muy raro que se equivocase, él nos ha subido las maletas y no ha dicho nada.
-Pues ahora que hacemos?
Solté la mochila que llevaba puesta, la mire y sonreí.
-Pues qué vamos a hacer, disfrutar!
El ánimo nos subió dándonos cuenta de la suerte que teníamos, nos habíamos ido a vivir solos a Rusia, eso no le pasaba a cualquier chica de diecisiete años, así que nos pusimos a guardar todo y a acomodar nuestra ropa e habitaciones para poder salir cuánto antes, porque aunque estuviéramos cansadas ya dormiríamos por la noche.
Terminamos y llamamos a David para avisarle de que nos íbamos a visitar la ciudad, lo esperamos abajo y el vino corriendo hacia nosotros.-Chicas! Chicas! Tenéis que visitar mi apartamento, es enorme! Y encima para mí sólito, pero caben como cincuenta personas!- Chise y yo nos reímos por la reacción de David.
-Ya nos hemos dado cuenta, creíamos que se habrían equivocado.
-Equivocarse? Pff, cómo iban a equivocarse? Me han visto a mí y se han dado cuenta de lo que merezco.-Chise rodó los ojos y yo me reí.
-Bueno hacia dónde vamos? - Preguntó Chise.
-Dijo que fuéramos recto, que allí habrían muchas cosas por ver.
-A qué esperamos? Vamos a conocer nuestra nueva ciudad!
Nos pusimos en camino, llegamos al final de la calle y giramos la esquina. Me llevé una gran sorpresa al ver el gran ambiente que había, los edificios eran muy exóticos y anchos, olía muy bien a comida y había muchos puestos que ver y varios restaurantes. La nieve hacía ese lugar aún más bonito y no tardamos ni un segundo en comprar comida típica de aquí.
-Pero que es esto? Está buenísimo! - Como siempre David exageraba, aunque si era cierto que estaba muy rico.
-JAJA, claro que está rico muchacho, come come y disfruta de las delicias que tenemos en San Petersburgo. - El hombre que nos atendía no paraba de sacarle platos a David haciendo que disminuyera su hambre y aumentará su cuenta, aprobechando que David estaba distraído comiendo.
-Aquí un ejemplo de que eres imbécil.
-Era de esperar que iba a pasar algo así si él se venía - Le dije a Chise riendo. - Bueno, vamos a separarnos y así cada uno va al sitio que quiere.
-Me parece bien, pero estad atentos al móvil por si alguno llama.
-Son las 20: 23, nos vemos ahí a las 23:30.-Dije señalando la fuente que había enmedio de todo el lugar.
-Vale, si no te encuentro te llamo.
-Está bien.
-Chicas, esperad! - Dijo David mientras tragaba lo que se acababa de meter en la boca.
-Tranquilo David, nos vemos en un rato, tu sigue comiendo, si quieres algo llámanos.
-Habla por ti, a mí no me llames. - Dijo Chise antes de levantatse de la silla y dirigirse hacia mí.
-Vale, pero no tardéis.
-Que sí.
-Tardaré lo que quiera.
-Vámonos, vámonos- Cogí a Chise de la manga y nos separamos unos pasos después.
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Nada pasa porque sí.
RomanceAl principio sólo íbamos seis meses a Rusia a estudiar, pero, ¿quién me iba a decir a mí que ellos llegarían a nuestras vidas?