Hay veces que te preguntan tu lugar en el mundo. Un lugar favorito a donde ir.
No conocí tantos lugares, aún. Es mi sueño, si, pero todavía no lo puedo cumplir.
El otro día mientras te miraba pensé: es este mi lugar.Entre tu cuello y tu abrazo.
Y no me cabía duda.
Aunque hacía un frío de puta madre, yo no lo sentía, con nuestras piernas enrolladas y tus brazos cubriendome de toda brisa, me hacías olvidar de cada cosa que sucedía.
La seguridad que me inspira todo de vos es algo que no encuentro en cualquiera.
No puedo explicar lo que siento: ternura, protección, calidez, paz, amor, entre mil sensaciones que alteran todo mi ser.
Pero lo que no me gusta es lo que sigue después; cuando te vas.
Mi cama se siente vacía. Me falta tu pierna arriba de las mías. Tu brazo cubriendome. Tus mimos y besos.
Hundirme en tu aroma y en tu calor.
Hasta debo admitir que me acostumbre a tus tiernos ronquidos, y me los bancaria sin fin.Siempre me quedo un ratito más despierta que vos, o eso creo.
Te hago mimos y te veo fundirte en un sueño profundo, no sin antes fruncir el ceño y levemente apaciguar tu rostro.
Y me transmitís calidez, me haces olvidar de todo el mundanal ruido, y en ese instante sólo somos vos y yo, en una habitación, fundidos en el otro y dándonos paz y amor. Y déjame decirte que no me quiero ir más de ahí.
Y en ese instante, antes de caer en un profundo sueño, deseo con toda mi alma que tu abrazo fuera eterno, que mi mundo terminé ahí. Si te suena a Abel Pintos, es porque saqué esa última frase de alguno de sus temas.26 de Junio, 2018.
Carla Adaki.