XXXI

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Era devastadora la manera en que el llanto de Taehyung parecía empeorar con cada paso que daban en dirección hacia la ciudad y en dirección opuesta a la casa.

Kaiser no estaba muy seguro aún sobre cómo abordar la actual situación a la que se estaba enfrentando. Taehyung se había apartado considerables metros de él para poder llorar en paz, lo que el pelirrojo respetó, un poco a regañadientes, pero... era complicado ignorar a un dolido Taehyung que limpiaba sus lágrimas, sólo para que instantes después brotaran nuevas.

La separación entre el castaño y el híbrido continuaba sin convencerle. Incluso a medio camino a veces volteaba, esperando que Jungkook apareciese repentinamente detrás de ellos, mas no sucedió. Kaiser se cuestionaba cómo era posible que lo que vio entre Jungkook y Taehyung se hubiese esfumado tan fácilmente.

Aún no abandonaban el bosque, cuando el llanto y los suaves sollozos de Taehyung se hicieron demasiado insoportables de escuchar. Kaiser se detuvo en seco, el sonido de sus pies golpeando la tierra seca y firme, resultó ser lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de Taehyung. Él lo miró.

—¿Qué sucede?

No habían lágrimas, pero sí el rastro que éstas habían dejado. La nariz roja y los ojos hinchados, rodeados por pestañas húmedas. La expresión confundida en el rostro de Taehyung por la acción inesperada de Kaiser. El pelirrojo carraspeó, inseguro sobre cómo decir lo que había estado pensando en los últimos trazos del camino.

—Deberías volver.

El ceño de Taehyung se frunció.

—¿Volver?— susurró.

—Sí. Escucha...— Kaiser se cruzó de brazos, bajo la minuciosa mirada del castaño—. Yo creo que si regresas ahora, Jungkook te aceptará. Yo creo que... que aún estás a tiempo, de arreglar lo que hay entre ustedes.

Taehyung lo observó en silencio, absoluto silencio. El cual se alargó más de lo que Kaiser honestamente esperaba. Conflicto se dibujó en los ojos de Taehyung, mas también la determinación se hizo cargo. Kaiser esperó, intentando mantenerse tranquilo, con la irrevocable sensación de malestar en el pecho.

Tras lo que fue, en su opinión, una insana cantidad de tiempo, Taehyung sacudió suavemente la cabeza.

—No... Vamos.

—¿Por qué haces esto?— escupió Kaiser, las palabras abandonando su boca con ansiedad—. Puedo ir a hablar con el alcalde por mi cuenta, no tienes que acompañarme. Puedes-

—Basta— espetó Taehyung—. Iré contigo. No voy a...— Su voz se rompió. Inhaló hondo antes de continuar—. Vamos ¿sí? Quiero llegar pronto.

—No dejaré que hagas esto.

Taehyung parpadeó. —No es decisión tuya, Kaiser.

—¿Entonces vas a tirar todo por la borda? ¿Eso es todo?— Taehyung se volteó, empezando a caminar—. No me ignores. Estoy tratando de ayudarte. Si haces esto, te vas a arrepentir.

—Dios, Kaiser, cállate— bramó Taehyung, girándose para encararlo—. ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no sé que si regreso ahora, Jungkook va a aceptarme? ¡Lo sé, Kaiser! No tienes idea de cuánto quiero dejar todo y volver con él.

—¿¡Entonces por qué no lo haces!?

—¡Porque no es tan fácil! Me dijo que si me marchaba, no regresara a esa casa. Me dijo que tenía que elegir. Pero es mi vida, Kaiser. Aquí y la ciudad, las dos cosas forman parte de mi vida, y no puedo cambiarlo. El amor debe ser incondicional y si para tener su amor tengo que desenlazarme de mi vida en la ciudad, entonces... lo que siente por mí, no es tan incondicional como yo pensaba— Tragó saliva, reteniendo las lágrimas—. Lo nuestro pende de un hilo, siempre ha sido de esa manera. Pensé que las cosas cambiarían.

¡Vamp, Kookie! •• KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora