1: 💙El Día que lo Dije💙

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Narra Carlos.

Me levanté como todas las mañanas, hace una semana que fui a la casa de Sofia y realmente me gusto sobre todo el abrazo. Me arregle para ir a la secundaria y aunque es un dolor de cabeza no lo es tanto si Sofía va.

Me bañe y me puse el uniforme, tome mis cosas y salí de mi habitación. Llegue a la cocina donde ya estaba listo mi desayuno el cual guarde en mi mochila.

Salí de la casa y tomé rumbo a la secundaria. Suspiro cada ves que la veo, sonrío cada ves que la escucho y me pongo nervioso cada ves que me habla. Quisiera no ser tan tímido para poder decirle lo que siento.

Llegué al liceo y entre a mi respectiva aula, deje mi mochila en mi lugar y volví a salir, me senté en la escaleras que están junto al salón.

Fueron llegando poco a poco mis compañeros de clases y los demás estudiantes, hasta que Sofía llego puede que tenga 13 años pero ella es linda y adorable, es muy divertida, es considerada y te hace sentir bien junto a ella, lo demás no lo puedo describir con palabras.

Noté que me miro y aparto la mirada, sentí un pinchazo en mi pecho. ¿Abre hecho algo inapropiado cuando estuve en su casa? No, estoy seguro que no además se que ella no se fijara en mi pues ¿Quien lo haría? Osea soy el típico chico que le gusta jugar videojuegos, le gustan las computadoras y ve anime, y el bullying siempre está presente en todo momento. Menos mal ya estoy por salir pero a la ves no quiero hacerlo, no quiero dejar a Sofía sola, me he acostumbrado a protegerla.

El timbre sonó dando a entender que es hora de entrar a nuestras aulas, entre luego me senté a esperar al profesor, saque una libreta y comencé a dibujar. Me concentre tanto en dibujar que no me di cuenta entró el profesor.

– Joven Carlos ¿puede dejar de dibujar? – dijo el profesor llamándome la atención.

– Si profe, lo siento – guarde la libreta y saque el cuaderno de su materia.

El timbre volvió a sonar para dar inicio al recreo/receso todos tomaron sus cosas y salieron corriendo a fuera. Estan locos todos mis compañeros. Guarde mis cosas y salí del salón, vi a mi derecha y volví a encontrarme con su mirada, duramos así unos minutos y luego ella aparto su mirada y se fue de ahí, volví a sentir el pinchazo en el pecho.

Suspire y me fui de allí, me senté junto a un árbol en el cual siempre voy cada ves que quería estar tranquilo o cuando quiero relajarme. Saque nuevamente la libreta y seguí dibujando, al cabo de unos minutos termine el dibujo era Sofía en versión anime.

Me quedo bastante bien esas clases de dibujo en linea rindieron frutos. Guarde la libreta en mi mochila y cuando levante la mirada Sofía estaba parada frente a mi, me sobresalte y solte un pequeño grito de susto.

– Dios, no vuelvas hacer eso – dije tocándome el pecho sintiendo mi corazón acelerarse – ¿Q-que haces a-aquí?

– Te vi aquí sentado y quise venir ha hacerte compañía – dijo sonriendo – ¿acaso te molesta?

– ¿Que? no, no, todo lo contrario me gusta que me hagas compañía – dije sonronjandome al igual que ella.

– Bueno ¿Y que hacías? – ¡rayos! a ella no le gusta que la dibujen – se que estabas dibujando pero no se que ¿me lo enseñarías? – dijo sonriendo – claro entenderé si no quieres hacerlo.

– No te vayas a enojar ¿Okey? – dije sacando la libreta.

– Si lo hiciste tu no me enojaría – dijo volviendo a sonreír, esa sonrisa que me encanta.

Le mostré el dibujo que hice de ella, cerré los ojos esperando el regaño o a que me diga algo, abrí poco a poco los ojos y se le veía muy feliz.

– ¿Lo hiciste tu? – dijo realmente feliz a lo que asentí con timidez – ¡es hermoso! ¿me lo das? – volví a asentir – ¿y me lo firmarías también? – también asentí firmando y entregándole el dibujo.

Ella seguía muy feliz, las hojas del árbol comenzaron a caer gracias al viento, Sofia seguía admirando el dibujo, siento de nuevo como mi corazón se acelera pero más rápido.

– Oye ¿te puedo decir algo? – dije tímido y sonriendo a la vez.

Esta decidido le dire lo que siento sin miedo a su respuesta, se que si sale mal las cosas no seran iguales pero él que no arriesga no gana.

– Claro – me miro y seguía muy feliz.

Bien, no lo arruines en este momento, calmate y deja salir todo.

– Te quiero muchísimo, no, es más que eso – me quedé mirando sus ojos marrón – me gustas y mucho, me haces sentir especial, se que a todos tratas igual – Suspire – pero es así, me gustas y no se si causo en ti lo mismo – volví a suspirar – siendo sincero estoy... enamorado de ti.

Ella se ve sorprendida, esta boquiabierta y muy sonrojada, sonrío y me miro a los ojos.

Yo soy Mayor y tu Menor ¿Es posible? © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora