capitulo 1

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Ya se hace sentir el hermoso y candente verano en la gran ciudad de Buenos Aires solo saber que estamos a mediados de Noviembre, no quiero imaginar lo que será en Diciembre que realmente sea verano en esta ciudad, al menos no es invierno, que es la peor estación para mí.

Lo único que deseo es llegar a casa de Marcela y descansar, ella es una de mis mejores amigas y es quien por el momento me ofrece su casa para quedarme ahí.

Amo la carrera que elegí, pero consume mucho mi tiempo, más al saber que es mi último año. 

Perito en balística o balística forense, es la carrera que se basa en analizar, desde el punto de vista físico y químico, el movimiento de proyectiles, así como el efecto de esto sobre el tejido, para evaluar el delito. Si, lo sé, sueno como un maldito diccionario, en sí es conocer bien las armas y tipo de impacto que producen, tipo de calibres, algunas bombas, etc. Si te suena interesante créeme lo es, conocer el uso de un arma sin tener que usarla es genial. Trabajar rodeadas de hombres uniformados también lo es, aunque nosotros los peritos usamos un traje especial, aun así, en los casos siempre se rodea de policías, fuerzas especiales, dependiendo de la situación, todos son parte del trabajo que realizaré cuando termine todo y realmente pueda ejercer, para lo que tanto me he preparado.

Cuando por fin puedo llegar a casa de mi amiga, que por cierto solo está a 20 cuadras del instituto, para entonces el sol ya no brillaba en el cielo, claro me había olvidado explicar que se me hizo tarde por darle a Rodrigo mi pago por cubrirme y cuando digo pago es obviamente una dosis de sexo. Rodrigo es mi mejor amigo, compañero de anécdotas, sin embargo, nunca paso más allá de eso, solo somos amigos. Quizás con algunos beneficios, pero amigos a fin de cuentas en pasarla bien en la cama de vez en cuando, nada más que eso. Él es el compañero con el que siempre puedo contar, tanto él como yo sabemos que el amor no es algo que realmente necesitamos en nuestras vidas, sabemos el dolor que realmente causa, por mi parte no lo he experimentado, ni quiero la verdad, pero me ha tocado ver mucho desamor, corazones rotos, falsas ilusiones a mi alrededor y desde ya no pretendo algo así para mi vida.

Cuando llegué al departamento el olor a perfume dulce y a vapor de baño inundaron mis fosas nasales, era obvio que ella saldría, tampoco me extrañaba aun sabiendo que era Jueves, no tuve que esperar mucho para que ella apareciera con crema en sus manos.

- Llegaste coqueta, ¿qué paso?... ¿Alguien no te dejaba venir a casa?  

Marcela era una mujer completamente independiente y aunque nos llevamos 3 años, (ella es mayor que yo), parecía más madura, tanto que muchas veces actuaba como una madre sobreprotectora conmigo.

- Algo así. 

Me recosté sobre el sillón que estaba a media sala, si bien el departamento no era espacioso, para nosotras dos era más que suficiente.

- No te quedes ahí, ¿ve a cambiarte o es que te dejaron las patitas flácidas para salir conmigo hoy? 

La verdad era que no me apetecía salir, ya había tenido mi porción de sexo por este día y si, aunque a veces solía tener sexo más veces en un día, hoy estaba realmente cansada, levante mi cabeza para que me escuchara mejor desde su pieza.

- Hoy no voy a salir contigo, estoy muy cansada. Haré el break del viernes, este jueves. Pero si sales con Brenda salúdala de mi parte. 

Brenda era una de mis únicas y pocas amigas, habíamos sido compañeras de secundaria, lo mejor era que aun manteníamos el contacto, tanto con ella como con su mamá, la cual también me había ayudado mucho. Y gracias a ellas había conocido a Marcela.

- No me digas que te cruzaste con uno de esos ex hincha-pelotas o con alguno de tu familia súper divertida y te dieron el típico sermón? 

Era fácil para ella pensar una de esas dos cosas, pero no era ninguna de las dos. Mi familia suuper divertida como la llamaba Marcela, en esta gran ciudad era rara la vez que me cruzaba con alguno de mis hermanos o mi hermana, con quien solía verme mas era con mi papá, pero tampoco era mucho que digamos. No era porque no quisiera, pero siempre existían cosas del pasado que molestaban, era mucho mejor dejar todo eso en un cajón.

Si Mi Cama HablaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora