Sueño 2:

12 0 0
                                    

Día lleno de problemas, uno después del otro, era la única vez, que prefería enfrentarme otra vez al hombre de negro, así lo llamé. Prefería que me haga pasar una mala noche, en vez de pasar cosas reales de día...

Hice todo lo posible por pegar un ojo, porque aunque quería, me aterraban esas voces e imágenes que aparecían en cada parpadeo, esa chiquita que se me acercaba en cada abrir y cerrar de ojos...

No podía respirar, todos dormían, yo no podía. De repente se me pasa, y escucho una risa...ya debo estar loca.

Con la burlona risa de la niña me dormí.

Otra vez el frío estremeció mi cuerpo, no quería despertar, abrir los ojos, temía de verlo, mi reloj marcaba las 4:23 A.M, sentí fría mi espalda. Escuché mi sillón, rechinó como si alguien pesado estuviese sentándose lentamente, observándome...

Me dormí, y ahí estaba, encima mío, sosteniendo mis brazos, estaba indefensa, vulnerable, lágrimas caían sentía como mis orejas se humedecían por ellas.

Le miré, quería hacerlo sentir débil, pero su mirada era aún más fuerte, ojos fríos pero llenos de odio, tenía mucha fuerza, y sabía como transmitir el odio de su mirada hacia sus manos, que hacían arder mis muñecas. Un cuerpo frío encima mío, pero no sentía el mismo miedo de siempre, sabía lo que iba a pasar... sus burlas ya no me iban a afectar.

Lo supo, supo que no me iba a reclinar ante él esta vez, lo sentí.

Estaba en una habitación, tal vez era la misma de antes... pero, no estaba mi gato, no escuchaba risas,no había espejos, sólo era yo...yo y yo, es decir, yo y mi enemigo, junto con mi otro enemigo, el hombre de negro... quien se acercaba velozmente, y yo no podía moverme, de repente colgaba de unas cadenas que otra vez lastimaban mis brazos, y ahora mis tobillos también.

Al estar casi respirando en mí, dijo algo sucio, no se oía bien... pero agarró un cuchillo, y escribió sin piedad en mi panza, "inútil" y maldijo a todo lo que esté en ese interior algún día... estaba horrorizada... y lloraba con mucho dolor, mi abdomen era un mar de sangre, se alejó, no lo vi más, quería despertar me golpeaba la cabeza con el caño de atrás para así poder hacerlo, pero era inútil. ¿Habrá sido ese su castigo para mí hoy? Una pesadilla eterna...

Al despertarme tenía sangre en las manos... y poco más tarde mis piernas se entumecieron, tanto que caí al suelo, no las sentía, parecía no saber caminar, ni qué peso debía cargar, ahora estoy coja de mi pierna izquierda.

Espejo y muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora