Un cielo estrellado

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¿Es hermoso no es así?- Entrapta acariciaba con tacto el rostro de Hordak quien se hallaba recostado en su regazo dando una suave sonrisa.

Por un ventanal de la nave en que se transportaban se podía contemplar las estrellas, era la primera vez que Entrapta las observaba fuera de su planeta.

-Entrapta...- Hordak susurraba decidido a finalmente aceptar ese nuevo sentimiento que desconocía antes de ella, uno que no le fue entregado desde su nacimiento; la culpa aún le perseguía, el haber creído en Catra de la supuesta traición y todo por no creerse merecedor de amor o amistad, en su pecho estaba ese recuerdo de ella donde se grababa ¨Amado¨ - ...desde que supe todo...me hizo feliz saber que no me traicionaste pero en ese momento...supe que ya no estarías aquí, que te había perdido totalmente en esa isla.

-Somos compañeros de laboratorio ¿no? y nunca se abandona a uno- rio a lo bajo con un ligero sonrojo, ella también había sufrido, se miraba a si misma después de aquel suceso como un fracaso en las relaciones humanas, sus amigos la salvaron pero aún sentía tristeza del porque fue tan fácilmente abandonada en aquella isla por quien más había apreciado- Ahora podemos observar juntos las galaxias, sus planetas, saber todo juntos- la sola idea de recorrer con Hordak el universo le emocionaba más de lo que había estado ella antes por cualquier experimento exitoso.

Cuando Hordeano Primero reacondicionó a Hordak era muy difícil borrar cada recuerdo de Entrapta, siempre parecía oponerse cada que se inducía el reseteo, él no quería olvidar a quien le hizo sentir que valía más de lo que creía, de lo que su mismo hermano le hizo creer.

Su reencuentro fue la gota que derramó el vaso ante Primero, miraba ya en Hordak hacía tiempo una amenaza para su imperio, todo por poseer voluntad propia, sólo deseaba un clon más a su poder, uno mejorado, pero nunca un individuo.

Fue difícil para Entrapta hacerle entrar en razón ante esta nueva apariencia que mostraba, una donde era un simple clon obediente, entre ellos empezó una batalla, sin embargo, pese que sus amigos llegaron para interferir ella lo impidió, esto solo era su enfrentamiento contra él y nadie más.

Evadía como sus reflejos le permitían los ataques de Hordak que incluso llegaron a cortar parte de su cabello, algo indispensable para su cuerpo, desesperada ante el hecho de que sus palabras o ataques defensivos no surgían efecto en él mostró como último recurso aquel cristal grabado que antes estabilizaba su exoesqueleto, expresando de lleno sus sentimientos que no pudo sacar antes por él quedando totalmente vulnerable con la esperanza de que el Hordak original permanecía oculto, sabía que él estaba ahí, podía sentirlo.

El cuerpo del hordiano temblaba, una batalla interna se desataba, tenía fácilmente la oportunidad de acabar con Entrapta como se lo habían ordenado, sin embargo, los recuerdos de ellos regresaban con avidez a su mente debatiéndose aún con ella arriesgando su vida por él, más esta se abalanzó sobre él atrapándolo con sus brazos, esto era un abrazo, su primer abrazo, la princesa habló entristecida sacando desesperadamente sus emociones, aquello hizo cambiar el semblante de Hordak suavizándolo, uno más gentil en el que sus lágrimas brotaban volviendo a quien es realmente, si lloraba no era más que de felicidad y alivio por saber que Entrapta permanecía viva que estaba aquí con ella como tanto anhelaba, abrazándola tan fuerte como nunca en su vida.

Tras esa traición Hordak únicamente se unió a la rebelión con el interés de cuidarla, velar por su bienestar sabiendo que todos sus esfuerzos por Hordeano Primero no valían continuar; ahora quien deseaba únicamente dar todo de él era hacía la princesa que más amaba...

-Sí...tu y yo...estaremos unidos- Hordak tomó gentilmente la mano de su princesa entrelazándola lentamente- Entrapta... gracias...-con una sonrisa sus ojos se cerraron.

Era el último regalo que Hordak podía darle a Entrapta antes de perecer en paz.

Las lágrimas se asomaban en las mejillas de Entrapta, apretó sus dientes como un deseo de reprimir el dolor que sentía, pero no pudo más, gritó al aire en llanto descontroladamente al perder quien más quería.

Una contienda permanecía cerca de ellos, era la rebelión contra la horda.

Hordak fue golpeado de gravedad tras proteger a Entrapta de Hordeano Primero, visto él como un traidor Hordeano mataría a Entrapta como castigo y recordatorio de su traición, conocía perfectamente la debilidad de su hermano ahora.

Entrapta no tenía oportunidad alguna contra Primero y ahora que Hordak había sido lastimado en sus órganos vitales cargó su cuerpo buscando huir desesperada para salvarle con alguna tecnología de la nave, ella estaba a poco de ser atacada de no ser por la llegada de Adora con la rebelión quien la defendió para que huyera a curar a Hordak, quedando así Adora como líder para pelear contra Hordeano evitando que fuera tras ellos dos.

Sin embargo, el tiempo parecía más largo y Hordak se debilitaba rápidamente, era tiempo de la verdad y ella lo sabía, aunque no lo deseaba, se acercó a un ventanal recostándolo en sus piernas para tomar de él sus últimos momentos juntos tranquilamente, los que ambos deseaban tener más a futuro, pero que se habían terminado ahora que más se amaban...

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