Único

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     SeokJin secó sus lágrimas mientras que borraba con furia las fotos de su exnovio y de él juntos.

     Más lágrimas bajaron por su rostro, bañándolo. Se sentía ridículo por haber pensado que Jung Hoseok era para él cuando era obvio que el chico no le quería.

     Fue...

     Vergonzoso.

     Haberlo encontrado en su cama con su mejor amigo fue la cosa más bochornosa que en su vida había presenciado. Siempre había creído que Taehyung era una zorra, pero no hasta el punto de follarse a su novio.

     Bufó con amargura cuando la última foto del imbécil de su ex desapareció de su teléfono. Siempre había sido el típico modelo de niño bueno y recatado, no hacía más de lo que la gente esperaba que haga, y aún sabiendo esto, no era algo intencional, le salía natural. No era el novio perfecto, era algo desinteresado a la hora de salir; hasta frígido en la cama, según Hoseok.

     ¡Pero no era su culpa! Así era él. Si no se hubiese empeñado en un hombre con demasiado gusto por las fiestas y joder, no se encontraría en ese momento llorando como Magdalena.

     Había pensado que podría ganarse el corazón del alocado pelirrojo, pero se equivocó.

     Se había alzado metros hacia al cielo para que la vida le halase de los pies hasta golpearse duro contra el sucio suelo. Consideraba que no se merecía lo que le hicieron, había dado lo mejor de sí para ser suficiente para el pelirrojo, pero no había bastado.

     Secó sus lágrimas y se metió en sus contactos. Apretó el número de su otro mejor amigo y llevó el teléfono a su oreja.

     Luego de dos tonos, una ronca voz sonó del otro lado haciendo que su pobre cuerpo sufriera un cortocircuito.

     —SeokJin...

     —JungKookie. —inevitablemente, su voz se rompió. Empezó a gimotear y el hombre al otro lado de la línea se alarmó.

     —Dios, Jinnie ¿Te ocurrió algo?

     —Terminé con HoSeok.

     Ante el silencio del otro lado, SeokJin pensó que su amigo había cortado, tuvo que revisar para darse cuenta que aún estaba ahí.

     —Oh, bebé... Llegaré en media hora.

     —S-sí... Por favor.

     JungKook fue quien terminó la llamada, él dejó el teléfono de un lado. Llevó sus piernas a su pecho y las abrazó, en busca de protección.

     Estar con JungKook siempre le hacía sentirse mejor, el mayor era el tipo de hombre que te llenaba de felicidad y tranquilidad.

     A pesar de estar perdidamente excitado por él, SeokJin sabía que sólo eran amigos.

     Y es que, era completamente su tipo. Alto, musculoso, moreno, y lleno de tatuajes. Todo eso sin contar lo sincero, intelectual, adorable y tímido que podía ser a simple vista.  JungKook era el tipo de hombre con el que le gustaría revolcarse, pero éste estaba fuera de su liga. A JungKook le atraían los hombres como él, machos; SeokJin en cambio era demasiado debilucho, delgado y demasiado delicado para su propio gusto (Aunque tenía un humor del demonio y una personalidad mandona.)

     Luego de unos veinte minutos de mirar sin ganas a la ventana, su puerta fue tocada. SeokJin no debía ser adivino para saber quién era, JungKook era el único de sus amigos que no utilizaba el timbre.

     Caminó sin ganas hasta la puerta y la abrió encontrándose con el mayor con una bolsa en la mano. 

     Casi le da un infarto al verlo en unos jeans apretados, que asfixiaban su polla en un bulto en la parte delantera, una camisa de algodón pegada a su torso que resaltaba sus gruesos brazos y el cabello revuelto.

Consuelo [KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora