Se podía decir qué Regulus Black estaba adaptado a su rutina en Hogwarts. Se levantaba de su cama con dosel, su cuerpo caliente por las gruesas mantas y su mente adormecida por la bruma del sueño. Nada más pisar el frio suelo de las mazmorras con sus pies descalzos tenia un escalofrío que subía a lo largo de su columna vertebral. Así se levantaba el, le tomaba alrededor de treinta minutos estar preparado para ir al comedor, su túnica con el símbolo de la serpiente, pulcramente limpia y sin ninguna arruga, su cabello que tenia rulos completamente domado, su cara seria y típica de cualquier sangre pura.
Por qué él era sangre pura, Toujours Pour, el lema de la casa Black.
Se dirigía al comedor y tomaba asiento, alrededor de él sus compañeros de casa y curso hablaban en susurros, todos aparentemente relajados. Solo mascaras era lo que se veía. Y él odiaba las mascaras, aunque tuviera que usarla todos los días de la semana, durante todo el año. Lo segundo que hacia nada mas entrar al comedor era hacer su mirada rutinaria por todo el Gran Comedor, Sirius, su hermano mayor todavía no había llegado, si no, lo habrían alertado sus risas escandalosas que se parecían mas a ladridos que a una risa.
Tranquilamente se serbia un poco de té con leche, sin azúcar, nada de azúcar en su té con leche, lo odiaba. Agarraba unas pocas galletas y se las comía mordisqueando los bordes primero, dando pequeños sorbes a su té con leche, sin azúcar, de vez en cuando. Nada mas terminar daba su segunda mirada rutinaria al Gran Comedor para ver que ya se estaba llenando poco a poco, se limpiaba las manos con calma en una servilleta, y cuando oía esa risa era señal que ya era hora de irse.
Sin parecer nada más que relajado y elegante agarraba la mochila a sus pies, se levantaba y a pasos rápidos y precisos pero no apresurados se dirigía a la salida del Gran Comedor. Fingía no oír esa risa, también fingía no verlo cuando pasaba por su lado, también fingía que no le dolía el corazón cuando él no le echaba ni siquiera una mirada.
Y fingía.
Porque esa era la única manera de que Regulus todavía pudiera ponerse de pie todos los días. Después de las constantes clases en las vacaciones con su madre, a los hechizos que le aplicaban si fallaba en algo, él era perfecto tenia que serlo. A los cruciatus aplicados por su padre si quería algo de diversión. A las miradas de asco, por ser Slytherin y enfadado, por ser su hermano suponía, que su hermano y ex- amante le daba cuando le miraba accidentalmente. Por qué él aunque fingía y se rompiera en pedazos, fingía que no le afectaba, y fingía no llorar en silencio y completamente solo, porque quitarse ese dolor era un lujo que no podía darse.
Después de todo era un Black, Toujours Pours, siempre.
(...)
El día de la graduación de Sirius fue horrible. A su parecer por supuesto, para Sirius tenia que ser fantástico. El claramente no estuvo allí. Finjamos que no lo estuvo. Ver cómo su hermano era tan feliz, le ponía furioso. Su hermano sabia todo sobre él. Sabia lo que pasaba dentro de las cuatro paredes de Grimmauld Place, él sabia todo. ¿Porque no lo ayudaba?
-¿Me odias Sirius?
El frio viento se llevo esas tres palabras de trece letras.
Nunca se dio cuenta que su hermano se había fijado en él y oido sus palabras.
(...)
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- Regulus Black -
De TodoRegulus Arcturus Black, odiaba muchas cosas. Odiaba que le echaran azúcar a su té con leche, odiaba el calor excesivo, odiaba las apariencias y las mascaras, odiaba a Sirius, odiaba decir que odiaba a Sirius, odiaba amar a Sirius y odiaba fingir. S...