F R I E N D S » Yoonseok (EN EDICIÓN)

22

El sol me quemaba la cara y, por si fuera poco, también afectaba mi hermosa piel que siempre cuido con mucha delicadeza. Esto de caminar en las mañanas, hasta el otro extremo de la ciudad, traería consecuencias graves para mi cuerpo.

—¡Yoonie, Yoonie!

Hoseok daba brinquitos a mi alrededor y esbozaba esa sonrisa que siempre traía pegada en la cara, ¿Qué día no sonríe este chico?

—¿Me aceptas una cena en una cabaña alejada de la ciudad? O ¿Ver un partido de béisbol mientras comemos carne asada y te veo sonreír?

—Suena tentador ir al partido de béisbol...

—Entonces vamos mañana.

¿Mañana? Ay no lo sé, suena muy tentador la verdad. Sin embargo, soy muy indeciso: por un lado quiero permanecer en mi cuarto sin hacer nada y, por otro lado, es EL partido de béisbol.

No obstante, al querer dar mi respuesta recuerdo que me tengo que reunir con el equipo para trabajar en el tedioso proyecto.

O, ¿Estaría mal si me desaparezco? 

No, esto está mal. Ya no quiero reprobar.

—...No puedo mañana.

Respondo de manera abrupta, estábamos subiendo una pradera. Por lo que, mi respiración se escuchaba entrecortada y Hoseok apenas pudo entender bien mi respuesta. 

—Oh, que mal. 

Fue su respuesta, aunque pude observar que su rostro se ensombreció un poco. No quería lastimar sus sentimientos, ¿Lo estaba haciendo? La verdad es que en este momento ya no sabía que opinar al respecto.

Ni tampoco como actuar.

—¿Por qué?

Entonces ahí preguntó, no me miraba y, de hecho, caminaba un poco lejano. Estuve a punto de caerme porque la tierra estaba mojada y las hojas se pegaban una tras otra, lo que dificultaba el seguir avanzando.

—¿Qué?

Le pregunté yo ahora, aunque la pregunta que hizo era evidente.

—¿Por qué no puedes mañana?

—Tengo que reunirme con mi equipo para hacer el trabajo de física.

Hubo un silencio ensordecedor por varios minutos mientras seguíamos nuestra caminata, el sol comenzaba a asomarse cada vez más. Odiaba seguir caminando, sudar y también la idea de regresar por el mismo rumbo. 

—¿Y qué te parece si yo...?

Ay, Hoseok, ya cállate. Mira que apenas estoy soportando tu ritmo, maldito desgraciado que no ves que apenas y puedo con mi vida.

Eso quería decirle, sin embargo mis impulsos se controlaron porque, por una extraña razón, quería saber cual era su propuesta. Él siempre decía cosas algo infantiles y risueñas y otras un poco más descolocadas. No me entendía a veces, quería callarlo, pero a la vez quería escucharlo decir sus ideas.

Esa era nuestra dinámica, siempre, y siendo sincero, nunca la cambiaría.

—¿...si yo te robo ese día?

—¿Q-

Quería responder, pero mi sorpresa fue tanta que no me fijé por donde pisaba y, de manera esperada, caí hacia atrás y mi espalda se golpeó contra la tierra empedrada. Eso dolió como los mil demonios y, obviamente, solté un grito a los cuatro vientos.

—¡YOONGI! DIOS, ¿TE ENCUENTRAS BIEN?

Me extendió su mano, la tomé y, entonces, comprendí algo que nunca antes había visto. Ni siquiera cuando conocí a Hoseok.

—¿Desde cuándo tienes ese piercing?—. Señalé su labio inferior y Hoseok lo tocó por inercia— Se te ve bien.

—¿Por qué haces ese comentario tan de repente? Me asustas.

Bueno, creo que fue algo que mi cabeza pudo almacenar al instante, la caída me descolocó un poco las neuronas. Y mi espalda estaba muy dolida, pero por el mero hecho de que mi cuerpo entró en calor gracias al ejercicio, el dolor no se sentía tanto. 

—No sé, creo que no te había visto bien hoy. 

—Pero, ¿Estás bien?

—Creo que sí, tal vez debamos volver. 

Hoseok asintió algo confundido por mis respuestas sin conexión o sentido alguno. Tocó mi espalda y la sobó por unos minutos mientras regresábamos a mi casa. Era mucho ejercicio y plática por hoy, creo que no funciono bien para este tipo de cosas.

—Oye.

Otra vez, Hoseok hizo presencia de su voz. Un poco antes de que dobláramos la esquina que da hacia mi casa, yo lo volteé a ver y esperé su pregunta.

—¿Qué?

—¿Crees que me veo atractivo con mi cambio de look?

Ahora quién hacía preguntas sacadas del cul...

—No sé, puede ser que sí.

—¿Puede? Es la primera vez que no sacas un comentario sarcástico o tajante.

Se puso juguetón y pasó su brazo sobre mi cuello, llevó su mano libre a su cabello mientras nos quedábamos viendo un momento. Yo lo miré a los ojos, pero Hoseok veía un poco más abajo de mis ojos, creía saber qué era. 

Bueno, no mentiré que sí es atractivo, pero se está pasando un poco. Y yo pongo a la gente incómoda cuando me lo propongo.

—¿Me quieres besar?

Fue mi pregunta al grano y burlesca, Hoseok de inmediato regresó su mirada a mis ojos y me soltó. Se rascó la nuca y observó a otro lado.

—No, vete al diablo.

Me reí de su actuar.

—Wow, qué gran movimiento para cortejarme.

Le comenté mientras quedaban unos cuantos pasos para abrir la puerta.

—Ni siquiera me tomas en serio con mis comentarios.

—Es que como se te ocurre decirme que me quieres robar, ¿Quieres algo así como síndrome del estocolmo? 

Hoseok me miró asqueado.

—¿QUÉ? ¡NO! ESTÁS LOCO.

—¿Entonces en qué sentido lo dices? Tus propuestas son tan raras.

Saqué las llaves de mi casa y esperé a que Hoseok llegara a mi lado.

—No te lo voy a decir, no cooperas con esto.

—No puedo cooperar... 

Abrí la puerta y entré primero, pero al momento de que Hoseok entró y quiso cerrar la puerta, yo me adelanté. Y lo miré fijamente.

—...Si tu no te pones serio con esta situación, ¿Quieres cortejarme? Entonces hazlo y no te iguales a tu oponente.

Qué atrevido de mi parte. Jamás había hecho tanto para que esta trama avanzara y eso que yo no lo estoy cortejando. Estoy retando a Hoseok, si él quiere soportarme con todo y siendo sarcástico tiene que ganarse mi interés.

Así es como se hace, así es como llegas a mí. Así es como captas mi atención.

—Pero es que tú le diste entrada a Jungkook primero, ¡No lo entiendo!

Solté un suspiro. Él no me estaba captando, de hecho, no lo hace lo suficiente. Si me conociera y tuviera el suficiente amor propio por sí mismo no estaría dando tanto rodeos. 

Y esta es la razón de porqué seguimos siendo AMIGOS, Hoseok.