Recuerdos.

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Había una fuerte lluvia, los arboles se sacudían de un lado a otro por el viento, las calles parecían unos lagos sin fondo y las nubes estaban completamente negras, Alessandra se encontraba viendo por la venta mientras escuchaba las gotas caer en el techo de su casa, cuando sintió la presencia de alguien, giró sobre ella y miró hacia la puerta, encontró a su pequeña hermana con su mantita en brazos y un leve puchero, al ver la camino hacia ella y la cargo, supuso que no podía dormir por la lluvia.

Mientras Alessandra daba vueltas por toda la habitación con su hermana en brazos, recordó a su madre, a esa mujer que le hizo la vida imposible, recordó todo el daño que le hizo, absolutamente todo. Una lágrima recorrió por su mejilla y llegó a sus labios, relamio estos y sintió el salado sabor de sus lágrimas. Noto que su hermana ya estaba rendida y la llevó directo a su cuarto, la recostó en su cama con cuidado tratando de no despertarla, luego la cubrió completamente con la cobija y depósito un beso en su frente. La miró por unos segundos y suspiro profundo, no podía imaginar que ese ángel fuera su hermana y mucho menos hija de esa desgraciada.

Al salir de la pieza cerró la puerta tras de ella con cuidado, camino hasta su cuarto y entro en el. Se desvistió y colocó la pijama, luego se dirigió al baño a cepillarse los dientes, ya dentro de este se miró al espejo, movió un poco el rostro hacia la derecha y noto que seguía ahí, la horrible marca que parecía una z y a la vez una n que le dejó esa mujer, rapidamente dejo caer su cabello para cubrirlo y continuar con lo que aún no había comenzado. Luego de unos minutos ya se encontraba en su cama, y se dispuso a dormir, mañana le tocaba un gran día, iría a trabajar junto a su papá en la gran tienda de Disco, ya era mayor de edad y debía ayudar a su padre, así como él la ayudó a ella cuando más lo necesitaba. Sentía que los párpados le pesaban, su cuerpo estaba completamen relajado, y su respiración estaba tranquila, al cabo de dos minutos estaba totalmente rendida.

Mientras tanto, Elías se encontraba al lado del señor que lo salvó y ayudo, viendo un partido de fútbol y tomando unas cuantas cervezas. Sabía que al Señor Thomas le harían daño, pero como sabían todos en la vencidad al Señor Thomas no le quedaba mucho tiempo de vida, y que mejor que dejarlo hacer lo que quisiera hasta la fecha de su muerte.

Después de recoger todo y limpiar la sala, llevó al Ángel de cabellera blanca a su habitación, debía descansar tanto como él como el Señor Thomas. Cuando lo dejó ya dormido en su piezo, fue a su habitación. Habían algunas cosas desordenadas, libros tirados, ropa interior por doquier, la cama echa un desastre, zapatos por aquí y otros por allá... sin duda no acomodaría eso horita, además mañana debía levantarse temprano, iría a la tienda de Disco del Señor McKee por trabajo, le gustaba la música y que mejor que trabajar en una tienda discos.

Ya se encontraba en ropa interior dentro de su cama, con los brazos atrás de la cabeza mirando al techo, no podía creer que por fin tenía una vida normal, nada de peleas, gritos, abusos y mucho menos la presencia de ese hombre. Se sentía de lo mejor y a la vez de lo peor, odiaba recordarlo y lo odiaba a él. Ya frustrado por sus pensamientos, cerró los ojos lentamente mientras se acomodaba en la mejor posición para dormir, en cuestión de segundos ya estaba dormido.

Together forever? Yes, I hopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora