Prólogo

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Demonio, demonio.

Un demonio astuto.

¿Qué tan rápido ellos venden sus almas? Por las promesas de fiestas y riquezas.

Pero demonio, ese no seré yo.

↫✶↬

Cuando su único contacto con la tierra recaía en sus horas observándola desde los altos terrenos celestiales, Louis la había idealizado como un lugar hermoso que anhelaba visitar. Sin embargo, cuando sobre él recayó el importuno de una abrupta visita acompañada de una engorrosa misión, el ángel no podía desear menos que acabar sus órdenes para retornar al lugar donde pertenecía, lejos del ajetreo y las raras costumbres de los humanos y demás criaturas que habitaban la tierra. Tras tres largos meses investigando el objetivo de su misión, apenas podía hacer más que rezar a los cielos para que favorecieran sus pasos y diese pronto con aquel a quién había sido asignado para arrestar en nombre de la Corte Celestial.

No obstante, aquello era también su más grande dificultad. Cuando le fue dicho el nombre de aquel demonio, una parte de su cuerpo experimentó por primera vez la desagradable sensación de un espantoso escalofrío. No quería ser pretencioso ni irrespetuoso al juzgar las decisiones de Señor, pero sin duda creían que estos confiaban demasiado en él para haberlo considerado como el candidato ideal, cuando Louis jamás había hecho las labores de los ángeles misiones, siempre había sido un ángel guardián, mas, como la pesada cadena que era la obediencia le impedía negarse. Aun cuando ese demonio que hacía llamarse Harry, albergaba tantos cargos que un solo pergamino no era suficiente para contenerlos todos.

Aun cuando internamente sus nerviosos crujieran por cada paso más cerca de su objetivo, no podía negarse y, sin duda, no tenía otra opción salvo cumplir. La misión tenía un tiempo límite y él ya estaba rozando el borde del mismo.

Había escuchado historias sobre aquel demonio en sus meses de búsqueda por información. Sabía que trabajaba de mercenario. Tenía una fama atroz escrita con sangre, y reputación de lujurioso, como cualquier demonio; con cierta fijación por descarriar ángeles de las rectas del Señor. Se había dado ánimos a sí mismo, pensando que aquello podría serle de utilidad al menos para atraerle, mientras ignoraba que no siempre aquellas historias contaban finales favorables para aquellos ángeles que habían caídos en las manos de ese diablo.

Aquella noche, finalmente tenía su ubicación exacta. Sabía dónde estaría, sabía muy bien cómo lucía y que se encontraría solo. Se trataba de una pequeña taberna en el suburbio de un pueblo. La luz de la luna brillaba con la intensidad de una fase llena, haciendo lucir a la pequeña posada como un lugar acogedor, contrario a lo que el ángel experimentaba estando allí, de pie frente a la misma.

La ropa blanca y la capa de misionero habían sido un foco de atención desde el segundo en el cual se hizo dentro del lugar. Sentía las miradas sobre él, pero continuó su paso manteniéndose en calma. Los azules ojos del ángel buscaron minuciosamente, pero no hizo falta mucho para distinguirlo, sentado al fondo en la barra. El aura demoniaca es perfectamente perceptible y por cada paso que daba la sentía golpeándolo como una insoportable y extraña presencia que no sabía distinguir como otra cosa que inquietante, pues resultaba demasiado atrayente.

Tal vez había sido una decisión osada, pero su plan no era hacer un lío en medio del lugar. Si quería cumplir la misión, debía encontrar la manera de capturarlo con inteligencia antes de ser impulsivo. Tenía un pequeño plan en mente, sólo esperaba que los cielos le ayudaran para que éste diese resultado. Por lo cual, había acabado sentándose casi a un lado de él, ignorando totalmente su presencia como si en absoluto lo hubiese hecho de forma intencional. El cantinero, quien de inmediato distinguió como un elfo por las delicadas facciones de su rostro y las orejas puntiagudas, le observó con extrañeza.

Fallen↬LSWhere stories live. Discover now