única parte

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Some day, when I'm awfully low
When the world is cold
I will feel a glow just thinking of you
And the way you look tonight

disfruten <3.

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La festividad favorita de Richie, desde que tenía memoria, era la navidad. No porque un montón de regalos llegaran a su casa, o porque su familia necesitara milagros de último minuto que los salvaran de una tragedia, ni siquiera era por la cantidad de dulces que ingresaba a su casa cada noche de diciembre. Lo único que Richie estaba esperando, cada año, era dormir hasta que un hombrecito llegara a hurtadillas por su ventana.

No era el gran Santa Claus, de quien había dejado de creer a los ocho. Se trataba de su mejor amigo. Richie aún podía recordar esa madrugada del veinticinco en 1964.

Al escuchar un ruido, recuerda Richie, había bajado por las escaleras hasta la sala de estar. Por un momento, de veras pensó que se trataba del hombre de la barba. Por si las dudas, arrastró su bate de la suerte por toda la sala de estar; las luces del árbol estaban encendidas y, debajo de él, estaba Eddie Kaspbrak sentado como indiecito, mirando a un tren plástico rodear los regalos. Richie procuró no hacer ruido, no preguntarle nada; solo lo observó. Eddie se fue al amanecer, saltando por la ventana.

Con el paso de los años, se había vuelto una costumbre para Richie salir a ver a Eddie. Nunca tocaba los presentes, ni siquiera robaba las galletas que le ponía a 'Santa' (su padre amaba las oreos). Eddie era pequeño, pero eso no significa que cada año se le hiciera más difícil entrar a la casa de los Tozier; por otro lado, tampoco era tarea fácil bajar las escaleras para Richie, con la llegada de la pubertad y el crecimiento desproporcionado de sus extremidades.

A veces, Richie le decía cosas a propósito, con la meta de hacer que Eddie confesara.

¿Qué hiciste en Navidad, Eddie?

¿Qué te parece el tren de mi árbol de navidad? Mamá lo instaló.

¿Quisieras ir a mi casa a pasar la Navidad?

A veces, decía cosas muy estúpidas.

¿Quieres ser Santa Claus cuando crezcas?

Eddie solía ignorar sus preguntas. Richie solía respetar su silencio.

Richie había crecido. Incluso para el puto ciego que era, las cosas se habían vuelto borrosas. Aún así, a pesar de los cambios, la navidad seguía llegando, y Eddie seguía sentándose en frente de su árbol.

Un día, en la navidad de 1970, a Richie se le ocurrió dejarle un papel. Tenía un mensaje concreto, iba bastante al grano. Quería sorprenderlo, ver qué haría.

"Feliz navidad, Eddie mi amor".

(También incluía un dibujo bastante gráfico de penes con barba. Era Richie, por todos los cielos.)

El año siguiente no fue tan bueno. Richie no se sorprendió, al ver que Eddie no había allanado su morada el veinticinco de diciembre en 1971. No importaba, de todas formas, porque el corazón de Richie estaba revoloteando por Sally Peters. Oh, Sally.

La siguiente navidad, apenas sus padres se durmieron, salió al patio con una botella de vodka en mano. Tenía el corazón roto, no había suficiente alcohol en el mundo para arreglarlo.

navidad | reddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora