Habían pasado seis años desde ese día.
Habían pasado seis años desde que desapareció Giyuu.
Desde que lo habían dado por muerto como a su familia.
Desde que perdió a su mejor amigo...
Y ahí estaba de nuevo, gastando su tiempo libre en observar la entrada de aquella biblioteca que tantos momentos guarda, donde había perdido una parte de su corazón. Aún no podía creer que ese niño de once años había quedado en el olvido... No, ella siempre lo recordaría, lo tendría en mente y así nunca se iría.
—¡Oh, Nezuko~! —la nombrada giró sobre sus talones.
—Tanjiro-nii, ¿Qué tal la venta?
—Va muy bien, ya verás cuanto traeré a casa... ¡Te vas a sentir muy orgullosa de tu hermano! —la menor sonrió dulcemente.
—¿Sí? Entonces me voy ya, suerte ~ —se despidió de su hermano y volvió a casa.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Las horas pasaron lentamente... Con su pequeño hermano en la espalda, fué a buscar agua al río, ya el invierno había llegado y necesitaban almacenar suministros. Un suspiro se escapó de sus labios rosados, viendo salir un vapor que desapareció al segundo. Antes de abrir la puerta, sintió como un poco de nieve caía sobre su cabeza, como si alguien estuviese en el techo y al moverse tiró nieve... ¡Qué imaginación tenía!
Al entrar a casa una escena la horrorizó, sangre por todas partes, el conocido olor metálico inundó sus fosas nasales. Su pulso se aceleró al ver a su madre y hermana en el suelo. Takeo y Shigeru de igual forma, rodeados por un charco color carmín.
Gritó.
Gritó con todas sus fuerzas despertando a su hermano menor, lo bajó de su espalda y protegió con su cuerpo, debido a las lágrimas acumuladas en sus ojos, no pudo ver bien quien era el causante de la muerte de sus familiares, tampoco pudo pensarlo mucho. Su mente sólo estaba en proteger a Rokuta, quien temblaba y sollozaba detrás suyo. Corrió hacia la entrada con el niño entre sus brazos, tropezó con el escalón rompiendo la puerta. Se levantó de prisa pero no lo vió venir; sintió unos colmillos morder su pálida piel. La sangre salía sin parar de la herida. Perdió la fuerza de sus piernas y cayó de rodillas.
—Corre —le susurró a Rokuta con las pocas fuerzas que le quedaban.
—¡Pe-pero..! —no le dió tiempo de terminar, el demonio lo mató enfrente suyo.
Abrió sus ojos como platos incrédula y furiosa. Abrazó el cuerpo menudo del menor y miró desafiante al asesino. En ese momento juró acabar con él, pasase lo que pasase, muriese quién muriese, viajara a dónde viajara, ese demonio, estaba muerto.
Sus orbes violetas adquirieron un leve color rosado, le pesaron y aunque luchó contra la pesadez, cayó en la inconsciencia debido a la pérdida de sangre, o eso pensó ella.
"Yo, Nezuko Kamado, juro que te encontraré, te encontraré donde sea que estés y pagarás por lo que has hecho"
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Porque te reconozco -GiyuNezu-
FanfictionEn una fría noche de invierno, se volvieron a encontrar, solo que ella convertida en demonio, y él en cazador de demonios.