Capítulo 1: Una Pared sin Color

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Tener registros de todo es posible gracias a la escritura, los humanos se benefician de poder redactar sus documentos, la información un gran poder del cual se pueden aprovechar para el bien o para el mal. Teniendo el conocimiento de la creación puedes generar cosas que los demás no pueden y beneficiarte de aquel hecho porque la mejor arma del humano es la que desconocen. Por ello las invenciones son información guardada, las pruebas son ocultas ante la humanidad y solo los logros son liberados.

¿No lo crees? Muchas invenciones fueron exclusivas, utilizadas como armas o por los militares antes de ser accesibles para todo el mundo. Por algo nos tienen aquí, nos vigilan para saber si sus pruebas tuvieron razón.

La gente grande guardaba registro de todos los hechos; sobre nuestros comportamientos, infancia, preferencias, color favorito, etc. No sabíamos porque era tan necesario contestarles sus preguntas si ellos decían que eran de poca importancia o nos darían un dulce por nuestro buen comportamiento. En ocasiones nos separaban de los demás para ver si habíamos crecido, en aquellos cuartos quienes tomaban los registros parecían amables pero sus auras decían lo contrario, el viento sabía cosas que ellos no comprenden y me aseguraba que ellos no eran de confiar. Al ser el mayor llegaban a preguntarme sobre los demás y yo prefería guardar silencio ya que yo no era importante, si querían tratarme mal no me importaba mientras no se metieran con los demás, daba igual que me hicieran porque entre los de bata blanca tenían a sus favoritos donde mi existencia solo importaba porque yo fui el primero.

Con la constante toma de fotografías con sus luces en cada toma, los susurros provenientes del viento y tener una radio vieja donde poder escuchar programas de radio que nos conectaban con el mundo exterior, ese era nuestro entretenimiento cuando ya no teníamos ningún libro, alguna libreta o nos habían quitado los lápices de colores y las crayolas. El incidente de antes fue nuestra culpa, pero si rayamos las paredes era nuestro propio problema porque la mitad eran niños chiquitos con mucha batería y sin hojas para colorear para manejar su constante aburrimiento.

No podían pedirnos que nos quedáramos quietos, llorar tampoco servía porque nos ignorarán igualmente. Si queríamos algo nos tocaba a nosotros hacerlo sin que ellos supieran que maldad estábamos tramando.

Sabíamos muy poco sobre el sol, era algo grande y brillante, pero no entendíamos mucho más sobre qué era, Kai sabía que algo en el cielo lo llamaba cuando era de día, pero nosotros no comprendemos que podía ser, su fuego quizás era tan fuerte para manifestarse en el exterior, pero nosotros no éramos capaces de averiguarlo a través del cuarto gris.

También nos preguntamos cómo serían los ríos, los habíamos escuchado en radionovelas. Nos imaginábamos cómo sería sentir su agua fresca y ver cómo fluye. Pero la verdad es que todo esto lo inventábamos con nuestra imaginación, porque no teníamos toda la información. Y el lugar de donde veníamos era como una jaula, no podíamos explorar ni hacer lo que queríamos. Así que solo nos quedaban nuestros sueños y la esperanza de que algún día pudiéramos ver y experimentar todo lo que nos imaginábamos.

Los sueños de todos fueron marcados a través de sus dibujos, en la pared encontrabas los deseos de cada uno; sentir la lluvia, ver un atardecer, comer un helado, navegar en un barco, crear un avión y escalar una montaña. Sus interiores se manifestaron a través de sus más profundos deseos, quiero que los demás tengan la oportunidad de crecer fuera de aquí aunque me cueste la vida.

Somos siete de nosotros sobreviviendo en un cuarto con vago conocimiento dentro de las paredes de la ignorancia, quienes podían leer nuevos descubrimientos se encargaron de explicar a los demás aparte de unir la información de los demás libros como si de un rompecabezas se tratara, siendo este el último paso comprobar el conocimiento adquirido en la radio. Sin duda había cosas que no entendíamos o las descripciones parecían surreales, ¿como el cielo es azul si el sol es amarillo?, habían demasiadas preguntas de ese estilo pero eso no nos impidió elaborar un plan para poder ver el mundo con nuestros propios ojos.

Experimento No.161Donde viven las historias. Descúbrelo ahora