Las Cazadoras de Artemisa iban al Campamento de vez en vez para poder reclutar doncellas a sus filas. Era algo tradicional desde hace tiempo. Pero ahora...la tradición cambió un poco. Y tiende a ser incómodo.
Las Amazonas, el grupo de mujeres guerreras adoradoras de Ares y esclavizantes de sus novios, habían llegado de improvisto en varias ocasiones.
Esta era una de ellas...
Clarisse quería un fin de semana relajado, entrenar un poco y pasear con Chris por ahí después. Tal vez incluso molestar a algunos novatos antes de la fogata.
Pero no.
Esa chica con traje negro debía llegar a arruinar su caminata con su novio con su discurso de reclutamiento. ¡Estaba a mitad de su plan del día, maldita sea! ¡Y ya había gastado casi media hora con esa niñita insistente!
—¡Serías una gran adición a nuestras tropas!.—dijo por doceava vez, con convicción.—LaRue, dices que no quieres saber nada de las Cazadoras, y está bien. Pero entonces, te aseguro que las Amazonas son el grupo perfecto para ti. Fue fundado por tu padre; por tus medias hermanas más fuertes. ¡Perteneces aquí!
—Escucha...uh...—¿cómo dijo que se llamaba?—Danna. No. Ya lo dije, no me interesa. Además tengo novio-...
—¡Por eso mismo es lo mejor para ti!—le interrumpió, entusiasmada.—Mira, puedes llevar a tu mascota contigo...
—¿Disculpa?—el tono de su novio sonaba tan ofendido, que quiso reírse.
Pero no.
No podía hacerle eso. Él había permanecido todo ese tiempo lo suficientemente lejos como para no irrumpir en la conversación, pero igual de cerca como para no dejarla sola en eso.
Eso era un acto magistral de parte de uno de los campista de la Cabaña 11 con más hiperactividad. Debía renocérselo.
La soldado de negro lo miró por el rabillo del ojo, ignorándo su queja al ser refrido como un animal.—veamos.—y luego, prosiguió a examinarlo, como a un animal, claro que sí; su rostro, cabello, ojos y rasgos en general.
Eso no le gustó a la hija de Ares, por supuesto, así que se acercó.—¡Oye, oye, princesita salvaje! ¡¿Qué haces!?
—¡Uhg, deja esto! ¿Qué te pasa? —replicaba Rodríguez, tratando de retroceder y apartarse pero siendo seguido por la chica y sus molestas manos.
Finalmente, antes de que Clarisse la estrellara contra el suelo sosteniéndo su cuello, ella se le quitó de encima.—¿Es un hijo de Hermes, no?—dedujo, volviendo a mirar a Clarisse, quien no se veía nada contenta. No le importó.—¡Aún más perfecto! Mira, nosotras nos encargamos también de las entregas de Amazon. Se sentirá comodísimo allí. Entre envíos y mensajería y eso. Claro, deberás cambiarle su ropa, pero es casi lo mismo que aquí: naranja y collares.
—Traje de prisión y cadenas, más bien.—corrigió el hispano, en un bufido poco usual de él. Algunos rumores de cómo trataban a los chicos en Amazon habían llegado al campamento y era...raro.
La amazona lo miró con molestia y respondió con brusquedad.—Cállate. Estoy hablando con ella. No pedí tu opinión.
—¿Sabes qué, salvaje?—interrumpió LaRue.—vete a la mierda con tu estupidez de reclutamiento. ¡NO me interesa y NO me interesará!—recalcó la última frase gritádosela en la cara y dándole un fuerte empujón.
Y se hubiera lanzado a golpearla, iniciando una pelea casi magistral entre grandes guerreras, pero unas familiares y presurosas manos la echaron hacia atrás por los hombros.
—Clari, calma. No lo vale.—aseguró su pareja, bloqueando el camino entre ella y la amazona.—Claro, ella es...molesta, pero eso no justifica iniciar pleitos con un grupo aliado y poderoso. No es razonable. Sólo...—él miró a su espalda, viendo a la chica ya en pie y con los ojos furibundos.—...evitemos problemas. Ignorémosla. Vamos.—y sin más, tomó su mano y camino en sentido contrario.
Ah, pero esa era una pelea inconclusa, y eso la incomodaba.
—¡NUNCA, PERRA! ¿¡ENTIENDENDES!?—le gritó ya a unos metros, ganándose un apretón de regaño en su mano y un "¡Clarisse!" bastante tenso por parte de su novio.
***
¿Clarisse se uniría a las Cazadoras? Jamás; ¿a las Amazonas? Tal vez...
Sólo hablan de la Cazadoras, y yo quiero ver a las Amazonas, cñores.
--Adri&
