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— Bebé... —Namjoon le llamó en un susurro, la tarde de un miércoles, tranquilo, como cualquier otro día. Se encontraban en el parque, Jin estaba sentado bajo un árbol con la espalda apoyada en su corteza, teniendo la cabeza de Namjoon recostada en su regazo. Leía un libro, concentrado en las letras, por lo que solo pudo articular un sonidito de garganta para hacerle saber que, aunque no le miraba, le prestaba atención — ¿quieres saber cómo me metí en este mundo?

— La última vez que pregunté no quisiste hablar de eso.

— Bueno ahora sí, ¿quieres saberlo o no?

Jin se rió por el tono de voz casi como si estuviera indignado, todavía sin apartar la vista de su libro, aunque ya no le prestaba tanta atención a las letras porque su cabeza se había enfocado en las palabras de su novio. Le dijo que quería escuchar esa historia, y entonces Namjoon comenzó a relatar.

— Tenía diecisiete años, era un mocoso normal, no fumaba, no me drogaba, no bebía... era alguien tranquilo, ¿sabes? Lo único malo que había hecho entonces fue mentirle a mis padres sobre ir a la casa de unos amigos para hacer tarea, cuando en realidad fui donde mi novio a tener sexo — se rió por el recuerdo. Para entonces, Jin ya le miraba —. Me corrieron de la casa después de que terminé la escuela, porque se enteraron de eso, de que salía con otro hombre. Ellos son tan jodidamente homofóbicos así que ya lo veía venir, por lo que tenía este plan: la casa de yoongi. Fue mi amigo desde la secundaria, y lo sigue siendo hasta ahora, él me dio alojamiento...

«... pero Yoongi también tenía sus propios problemas. Para ese entonces él tenía diecinueve y estaba cursando la universidad que él mismo se costeaba desde la muerte de sus padres. ¿Sabes dónde vivía? En un maldito vagón abandonado. Cuando sus padres murieron todas las deudas cayeron sobre él y cuando no pudo pagarlas, le quitaron todo, así que el único lugar que pudo conseguir fue un vagón a las afueras, de esa estación abandonada. Las noches fueron frías ahí, con todo ese metal sobre nuestras cabezas. Cuando llegaba el invierno, íbamos a las cabinas de control de los trenes para prender fuego con el carbón. Fue una verdadera mierda. Pero era lo que teníamos.

Yo no quería seguir así, min tampoco, así que cuando este amigo, jung hoseok , nos ofreció un trato, no tuvimos opción. Sabíamos que teníamos otras opciones, siempre las había, pero estábamos hasta la mierda de vivir de ese modo que solo fuimos por el camino fácil. Sabes de lo que hablo, ¿verdad? ¿Alguna vez escuchaste sobre la serie de asaltos a los supermercados de toda la ciudad durante el dos mil trece?»

— ¿Fueron ustedes? — preguntó sorprendido, Namjoon asintió riendo por su reacción.

— Sí nene, fuimos nosotros... y realmente no fue la mejor decisión, lo sé. Si te dijera que cada uno de esos supermercados funcionaba como bodegas que guardaban dinero lavado, ¿me creerías?

Negó, frunciendo las cejas.

— Bueno, créelo, porque lo son. Incluso en la actualidad — la risa se escapó de su garganta por la expresión estupefacta de Jin. Un día nos encontraron, cuatro hombres entraron al vagón con armas que nos apuntaron las cabezas, nos golpearon y nos retuvieron uno al lado del otro hasta que el jefe llegó, el sujeto que manejaba este tráfico de dinero en tiendas locales. ¡Estábamos que nos cagábamos del susto! Solo éramos un trío de adolescentes estúpidos que no tomaron las mejores decisiones y, que, para colmo, robaron el dinero, todos esos millones de wons, de este sujeto que pudo habernos matado ahí mismo...

«Pero no lo hizo. A cambio nos dijo: ''van a devolverme todo ese dinero que robaron lavando dinero para mí o — se acercó con esa expresión aterradora que, lo juro, hizo orinar a Yoongi en los pantalones — voy a matarlos'', y nos dejó ir. No sabíamos qué hacer, estábamos en un enorme aprieto, ¿cómo carajos íbamos a lavar cien mil dólares en wons si solo éramos mocosos estúpidos?»

FEARFUL NAMJIN (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora