Capitulo I

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Sus levemente pequeñas pisadas se divisaban en el suelo, había manchado con barro la alfombra y eso le preocupaba, era obvio que quien viera aquello sabría que hay un intruso en aquel lugar. No había ruido, y eso en vez de aliviarle solo lo ponía más alerta, el lugar en donde se encontraba no le permitía ver demasiado bien, atrás de un sillón muy elegante a decir verdad para estar en un lugar de aquellos, intento mirar por encima del respaldo, solo para poder divisar sombras que caminaban por el pasillo, por los aromas que habían, podía decir fácilmente que los que se encontraban a una distancia cercana eran alfas.

Estaba asustado, se había adentrado a aquel lugar para refugiarse de la tormenta pensando que aquel viejo almacén se encontraba deshabitado,  lo cual no era el caso. Sus párpados empezaban a flojear, tanto tiempo jugando en el bosque le había agotado, pero no podía dormirse en ese lugar,además de que tenía que suprimir su aroma para que nadie supiera su posición.

Se recostó en el respaldo de aquel suave mueble de terciopelo, se mantuvo quieto, intentando escuchar las voces que parecía que empezaban a acercarse a dónde el se encontraba. Se alarmó de sobre manera al escuchar como la puerta había sido azotada, la cerraron.

Tembló en su lugar unos momentos, se paró lentamente e vio el lugar en el cual se encontraba encerrado accidentalmente. Se sorprendió al notar que era como una habitación, demasiado elegante, alfombras, cortinas, paredes, todo era terciopelo por dónde se le viese.

» ¿Un aficionado, tal vez...? «

Pensó, para luego ver los finos muebles los cuales eran majestuosos, una cama enorme en forma de corazón, de esas que valían una fortuna era lo que más lugar ocupaba en la habitación, pudo ver un acolchado bordo a simple vista, el cual combinaba perfectamente con las paredes.

» ¿Dónde mierda estoy? «

Se preguntó a si mismo, meses atrás nada de lo que se encontraba allí estaba, solo era una habitación deteriorada y se caía en ruinas. Empezó a caminar un poco más confiado por el cuarto, era lo más fino que había visto en su corta vida, todo parecía realmente caro, más aquel tocador que se encontraba pegado a una de las paredes, poseía muchas cremas, pelucas, maquillajes, de esos que había visto que tenía su madre, e incluso muchos otros que jamás había visto. Había tantas cosas que desconocía, pero que le daban curiosidad.

Había de todo un poco en la habitación, pero lo más le llamaba la atención era una mesita de luz, con tres cajones que le llamaban para que fueran abiertos. Con paso lento, para que sus pasos no se escucharán, se acercó e abrio el primero, solo era ropa interior, abrió el segundo y encontró otras cosas que no conocía pero que se le hacían familiares por alguna razón, eran de una forma similar a un miembro viril, mucho más grandes que el suyo, se preguntó por qué alguien tendría una cosa así pero luego dejo como todo como estaba, entonces al cerrar el segundo, intento abrir el último, cuando lo intento se dió cuenta que aquel tenía una pequeña cerradura, así que con resignación se alejo, en primer lugar nisiquiera tenía que haber tocado aquellas cosas.

Se acercó a la cama, y al caminar por alrededor de esta vio un pequeño refrigerador, desde donde se encontraba pudo oler aromas de dulces, y al acercarse sus fosas nasales se contrajeron en una mueca, miro extrañado a la cama, era un aroma realmente fuerte e dulce, embriagado se acercó al lugar del cual provenía y hundió su rostro en las sábanas, era una fragancia increíble.

Sus acciones fueron detenidas al escuchar pisadas que se acercaban apresuradamente a dónde el se encontraba. Cuando se dió cuenta las pisadas se detuvieron en frente a la puerta de la habitación, escuchando como las personas empezaron a hablar diciendo cosas como “espera, deja busco las llaves”, entonces se escucho un tintineo.

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2022 ⏰

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