Este capítulo estará narrado en tercera persona.
Es la primera vez que escribo con esta modalidad, así que espero haya quedado bien.
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El clima estaba perfecto en la sutil tarde de la ciudad de karakura. El sol deslumbraba con poca fuerza, y ya comenzaba a esconderse. El viento corría de vez en cuando y una que otra nube decoraba el cielo, dando un poco de sombra.
En la pastelería de la ciudad, un hombre de cabellos anaranjados miraba indeciso la vitrina.
Pensaba en qué decoración de pastel podría llevar para noche buena. Estaba entre aquel simple pastel con el típico "Feliz navidad", el reno o el rostro de aquel conocido ícono de navidad.
"Ese gordo siempre se lleva el crédito" Pensó al ver el último, y aunque este tenía mejor aspecto en cuanto a diseño, prefirió llevar el de reno.
La mujer detrás del gran mesón de pago envolvió cuidadosamente su pastel, poniendo en la caja una tarjera dedicatoria vacía.
-Muchas gracias por su compra- Escuchó el peli naranja luego de salir por la puerta.
Ya tenía el pastel, ahora, lo único que le faltaba era el regalo de su esposa. De su hija no, ya que este lo tenía hace un buen tiempo.
Pensó en los gustos extravagantes de su esposa. La cocina, el chocolate caliente y los conejos.
A pesar de que llevaban tantos años pasando navidades juntos, aún se le hacía difícil conseguir un regalo para aquella pelinegra.
Siempre esperaba hasta el último día para poder mirar todas las tiendas de la ciudad, a ver si se le ocurría que comprarle.
Y es que, no podía ser algo sencillo. No para la mujer que había estado soportando su carácter tantos años, y que aún lo seguía haciendo.
Rukia era especial. Su enana era la mujer más preciada para él y la que le dio el regalo más lindo del mundo, a su pequeña princesa.
Aunque pequeña ya no estaba, tenía dieciséis años y, aunque ella no se lo dijera, él sabía que estaba enamorada del ojiverde hijo de sus amigos del instituto.
Una parte de su consciencia decía que estaba bien, que el chico era bastante bueno para ella y que la protegería bien.
Su otra parte de padre sobreprotector decía que le partiera la cara al chico por aprovecharse de su pequeña.
Pero sabía que esto último estaba mal. Aquel muchacho jamás se atrevería a ponerle una mano encima. Si, lo sabía mejor que nadie luego de estar trabajando con él por años.
Pasó una de sus manos congeladas por su cabello, tratando de hacerse a la idea de que su hija ya estaba lo suficientemente grande como para elegir con quien quería estar.
Y esto Masaki también lo sabía. Durante todo el año, había estado tratando fuertemente de enamorar a aquel ojiverde, quien al parecer comenzaba a caer.
¿Y quien no caería enamorado de aquella niñita? Su cara parecía tallada por los mismos dioses. Incluso pensó que Sora no tenía pelotas por el hecho de rechazarla dos veces.
Su piel pálida destacaba con aquel cabello azabache, que ahora le llegaba hasta la cintura. Era el vivo reflejo de la que, para él, era la mujer más hermosa del universo. Incluso sacó de Rukia aquella obsesiva emoción por los conejos. Lo único diferente de ella eran sus ojos.
Aquellos ojos se parecían a los de él. Aunque más que a los de él, se parecían a los de su difunta madre, y eso su padre siempre lo dejaba en claro.
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Instituto Karakura *Segunda temporada* (Ichiruki)
FanfictionLa historia tendrá como tema principal la paternidad de los protagonistas :D Los personajes no son míos, pertenecen a Tite Kubo.