Drable Ocho

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Hanamiya Makoto miro al niño que se hallaba en la camilla del hospital donde sus padres trabajaban, el niño de cabellos celestes se encontraba leyendo un libro, Makoto lo reconoció, el niño leía el principito, era una de sus libros preferidos

- ¿Sabe? Es de mala educación observar a las personas- dijo de repente el chico

Makoto se sonrojo al ser descubierto, sin embargo, ya que fue atrapado entro al cuarto con pasos vacilantes, sin embargo, se llevó la sorpresa de su vida al notar la mirada perdida del niño

- ¡Makoto! - escucho que le llamaron

Hanamiya miro en dirección a la puerta y se encontró con la mirada severa de su madre y el ceño fruncido que la mujer llevaba- Te dije que esperaras en la sala de espera

-Lo siento- respondió el pequeño niño de 10 años a su madre

-Buenos días Hanamiya-San- dijo el pequeño niño en la camilla del hospital

-Lamento la interrupción ¿Cómo te encuentras hoy Tetsuya? Lamento si mi hijo te interrumpió- dijo amablemente la mujer

-Para nada, su hijo no fue ni una molestia, al contrario, me alegra ver a otro niño y gracias por preguntar, me encuentro un poco mejor- respondió el joven niño

-Ya entiendo, recuerda que esta tarde tienes otra sesión de quimioterapia- le dijo su madre al chico

-Lo sé- dijo el niño con una sonrisa forzada

La madre de Makoto se fue, no sin antes decirle a su hijo que no molestara a Tetsuya

Makoto se quedó en silencio, aunque el silencio no duro mucho cuando el niño frente al hablo

-Me llamo Kuroko Tetsuya, Mucho gusto en conocerte- dijo el niño

-Hanamiya Makoto- respondió el estrechándole la mano

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Kuroko Tetsuya, nació siendo siego y a los siete años le diagnosticaron cáncer, tenía un tumor cerebral, desde entonces ha estado internado en el hospital desde hace unos 8 meses, eso era todo lo que Makoto sabia sobre ese niño que conoció en el hospital

Habían pasado dos meses desde que Hanamiya Makoto visitaba el hospital para ver a su nuevo amigo llamado Kuroko, cada vez que lo visitaban Hanamiya le contaba sobre su día en la escuela, le contaba sobre los colores de las flores, sobre qué color tenía el mar, cuál era su color favorito, cuál era su libro preferido, que era lo que más amaba, le ayudaba a leer sus libros de braille o simplemente Hanamiya leía para el

Con el paso del tiempo Hanamiya Makoto comenzó a apreciar a Tetsuya, a querer verlo todos los días, a querer pasar todo el tiempo con él, pero sobre todo a amar a su amigo. Makoto no era estúpido, él sabía que lo que sentía por su amigo no era simple cariño, su madre le había explicado que cuando una persona se enamoraba comenzaba a sentirse nervioso por estar cerca de la persona que amaba, comenzaba a querer pasar más tiempo con él o ella y a querer ser la persona por la cual fuera dedicada todas sus alegrías y tristezas, pero aun así era demasiado pequeño para confesar sus sentimientos sin que lo tomen enserio

Cuando Kuroko cumplió los nueve años, su madre le dio la noticia de que lo llevarían al quirófano y le quitarían el tumor, además de que había un donante para sus ojos, lo cual le darían la oportunidad de poder ver, ese día Kuroko sonrió como jamás lo había visto, la operación fue programada y el día llego

Antes de que Tetsuya entrara al quirófano Makoto lo miro a los ojos- Cuando salgas de ese quirófano, despiertes y te den de alta, te prometo que te llevare al lugar que tu más quieras- le prometió Makoto

-Es una promesa Makoto- le dijo el otro niño

Las horas pasaron, la operación termino y sin embargo, Makoto no estaba en el hospital, él estaba en un avión de camino a Alemania, su padre estaba gravemente herido en otro país      

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