La ducha estaba a una temperatura agradable diría yo, al meterme a bañar me sentía tranquilo y feliz y más porque mientras me bañaba sonaba de fondo mi canción favorita de todos los tiempos: Redbone - Come and Get Your Love. La bailaba sin prejuicios bajo la ducha mientras me enjuagaba y sonreía coqueto al espejo, por cierto hola, me llamo Daniel Sanz, tengo 24 y esta es mi historia; llena de amor, sexo, dinero, un narrador sumamente atractivo e inteligente y por supuesto, asesinatos sangrientos y explícitos... tal vez los menores no deban leer esas partes. Estaba tranquilo y feliz, era una noche de Diciembre, víspera navideña ¿no aman esas épocas del año? los regalos, los villancicos, los borrachos disfrazándose de Santa Claus para estar cerca de menores mientras los sientan en su entrepierna con el previo consentimiento de sus madres solteronas esperando la pensión del padre para comprarse esos costosos pero bellísimos zapatos; épocas mágicas amigos, sí que lo son, pero, ¿saben por qué a mi me gusta tanto estas fechas en particular? simple, la gente es más estúpida y abren a cualquiera que toque el timbre y eso a mi me viene de puta madre.
Terminé de bañarme y desnudo, bueno, medio desnudo, con mi corto y castaño pelo húmedo, mis pómulos marcados que por el agua se veían brillosos y mis ojos color miel, mierda parezco un emperador, no sé tu pero yo me daba; portaba una bata amarilla deshilachada y abierta por lo que solo la espalda y los hombros estaban más o menos cubiertos, mi lampiño pecho, mis abdominales marcados de forma sutil y perfecta y mi ¿por qué no? majestuoso pene estaban al descubierto y de hecho, me veía bien, parecía una especie de proxeneta de película barata. Caminé hasta llegar al cuarto dónde la señora Reid y su moribundo marido me esperaban, a cierto no les dije, esta no es mi casa es de ellos, les dije porque amaba esta época del año ¿no? bueno, lo dije por ellos, digan hola al matrimonio ochentón del señor y la señora Reid, bueno, solo a la señora, el señor ya no puede decir hola pues le corte la garganta y ahora se esta desangrando mientras su esposa yace maniatada y amordazada a su lado, así que básicamente no pueden saludar a ninguno de los dos, ups mi error. Comenzó otra canción maravillosa: Daft Punk - Arround The World claramente comencé a bailar no pude evitarlo, el ritmo me golpeo, baile frente al espejo de forma seductora al ritmo de la música y por alguna extraña razón, esta escena me parece... ¿familiar?. Mientras hago mis estremecedores pasos de baile noto como la señora Reid esta forcejeando, se intenta liberar, la miro fijamente
-Todos se creen críticos- bromeé.
Me le acerque suavemente a la señora y comencé a flirtear con ella pero, la malagradecida solo gimoteaba y chillaba como cerdo, tengo que admitir que eso me enojo bastante, sentí el típico cosquilleo en la espalda que surge cuando el enojo y el frio de haber bailado desnudo y mojado se juntan en una bata rota, así que hice lo que tenía que hacer, sobre la cama había dejado mi "uniforme" un pantalón negro, botas, guantes de látex -importantes para no dejar huellas- mi saco y camisa negros porque: asesino sádico sí, vago sin estilo ¡jamás! ah y junto a eso estaban un cuchillo que tomé de la cocina de los inquilinos y un hacha de cocina que cargo siempre en mi persona. Me acerqué a los mencionados objetos y tonteé un poco con ellos
-de tín marín de do pingüe- cantaba la canción mientras tanteaba el cuchillo y el hacha de forma jugetona
La señora se le veía claramente más aterrada cuando pasaba del hacha al cuchillo, eso debo admitir, me divertía bastante, me notaba sonriente cuando la vieja lloraba y temblaba cada vez que mi mano se acercaba a un arma y en sus inentendibles quejidos podía descifrar un "por favor" o ¿tal vez? "con jamón" no, eso no tiene sentido, finalmente la cancioncita del "pégale que yo no fui" terminó en el hacha, tomé mi pincel y como Miguel Ángel, me dispuse a pintar mi mural. La vieja se retorcía como cerdo mientras me veía acercarme a ella, parecía un gusano arrugado retorciéndose por la sal que el cocinero le hecha para mejorarle el sabor, cada vez parecía implorar más ¿para qué? si estuviera en mi mente como lo están ustedes ahora mismo, sabría que eso solo me motiva a ser más cruel con ella, que carajo, esta para filia con las súplicas la tenemos la mayoría de los asesinos ¿que pasa? ¿esta señora no tenía Discovery? como sea, me acerque a la vieja, la pateé un par de veces, le fracturé tres costillas de eso estoy seguro, también el vaso y por la gravedad del grito que provocó que sus venas se marcaran, tambien pude haber fracturado algunas vértebras, lo que sea, una vez magullada, la tomé del pelo y la acomodé de forma vertical y finalmente, el cúlmen, le clave el hacha en él cráneo, su cuero cabelludo se separó cinco centímetros cuando retiré el hacha de la herida y cinco más cuando la volví a clavar, sus ojos se voltearon y se volvieron blancos, no supe si su boca sangraba -pues como dije estaba amordazada con cinta y ese divertido detalle no se puede saber- pero prefería imaginar que si, en la s ensangrentada herida se poidía apreciar la abertura de diez centímetros en el cuero cabelludo y cinco centímetros en el cráneo que el arma había provocado y atravez de esta abertura, el cerebro también ensangrentado de la señora, este presentaba una herdida recta y sangrante, las arterías se encotraban palpitantes pero ya no tenían vida, ahora bombeaban los residuos de un proseso de vida.
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El Asesino
HumorDaniel Sanz es un joven, atractivo, carismático, agradable, amigo de todos y el deseo de todas. Pero nadie es perfecto y Daniel Sanz tiene un solo defecto: es el asesino en serie más prolífico existente. Pero esta historia no va sobre crueles y sang...