El olor a un libro nuevo, nada mas relajante que eso. Su propia biblioteca, era su espacio mágico en el cual las personas leían pacíficamente, ligeras risas salían de algunos lectores al leer cierto libro, incluso sonaba uno que otro sollozo de alguien cuya historia no estaba siendo tan afortunada.
Leone Abbacchio disfrutaba eso. A sus 26 años de edad sentía que no le faltaba nada. Vestía como de costumbre esa peculiar ropa gótica, no era para menos, alguien que vestía de esa forma mientras que sostenía un libro con una mano y una taza de vino tinto en la otra, fácilmente podría ser confundido por un vampiro. Su estilo peculiar causaba que las personas no se acercaban tanto a él, solo se le acercaban para pedir prestados libros y devolverlos.
- Señor.
- ¿Si?
- Quiero llevarme este libro —El menor estipendio sus brazos, sostenía "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón.
- Claro, se que ya es innecesario Fugo, pero déjame ver tu tarjeta de la biblioteca.
El rubio busco en su mochila y le entrego la pequeña tarjeta.
Panacotta Fugo, un niño de 10 años de edad que suele ir con frecuencia a la biblioteca, generalmente es capaz de leer hasta 5 libros por mes, un niño brillante pero de un carácter algo temperamental. Su cabello es rubio y sus ojos azules, siempre se la pasa en la biblioteca, se dice que él no es capaz de llevarse bien con sus compañeros de clase. Para poder leer y sacar libros de la biblioteca de Leone, era necesario pagar una miembresía por la que te daban una tarjeta, que te daba el derecho de leer cuanto quisieses; lo curioso era que Fugo prefería gastar el dinero de su almuerzo en la miembresía antes que en comida.
- Bien, puedes llevártelo por una semana.
- Es probable que se lo traiga antes.
El mayor hizo una pequeña sonrisa y el menor se despidió.
Abbacchio se disponía a seguir con su lectora, pero una voz nueva llamo su atención.
- ¡Fugo!
- Viniste por mi.
- Te lo prometí ayer, ¿no?
- ¿Mista sigue en la casa?
- Ya hablamos de esto, él se quedara a vivir con nosotros. Ademas, lleva casi 5 meses con nosotros.
- Es un fastidio, no lo quiero.
- Él también necesita un hogar, así como tu lo necesitaste una vez.
- Yo no pedí ser un hijo no deseado para mis padres.
- Él tampoco.
El rubio bajo su mirada sin saber que decir. Con vergüenza tomo la mano de aquel hombre.
Leone no sabía porque no podía apartar la mirada de aquella escena, no era un tema que le incumbiera o le importara, maldijo su curiosidad y con pesadez regreso a la lectura de su libro, giro su mirada de reojo. Ellos ya se habían ido.
Se hizo de noche al cabo de unas horas, momento de cerrar. Después de todo, tenía a alguien que lo esperaba en casa, no era una esposa o novia, mas bien era el único recuerdo de su hermana. Llego a su hogar, una casa con un estilo bastante rustico, no era de su propiedad, por lo menos él no era capaz de sentirlo así. Escucho unos pasos que se acercaban velozmente a él.
- ¡Tío Abbacchio! —El pequeño niño de tez morena y cabello negro lo miraba sonriente— Era difícil imaginar que ellos dos eran familia, pero si eras minucioso, podías darte cuenta de que los ojos miel del gótico tienen un ligero difuminado color violeta, los ojos del pequeño son de ese color.
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Solo quiero estar contigo [Bruabba]
FanfictionBucciarati y Abbacchio, por razones de la vida, son tutores de niños. Ellos no se conocían. °Podrían haber menciones de otras parejas°