El Taxi.

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Miguel vivía en un barrio en el centro de la ciudad, trabajaba vendiendo en los buses ya que salió de estudiar muy joven y no podía hacer más. Vivía con su mamá y su hermana en una casa amarilla de un piso que contaba con 2 cuartos, un baño y una cocina, muy frecuentemente se les iba la luz y el agua ya que no podían pagar. Miguel tenia un amigo que trabajaba en un pequeño local comercial en San Andresito, donde vendía partes de celulares, muy probablemente robadas.

El peor día para Miguel y el que posiblemente le cambio su vista de lo que quería ser fue cuando tuvo problemas con los pasajeros de un bus al que se subió humildemente a vender y así poder pagar servicios, lo acusaron de poner drogas y sustancias a los dulces, lo lincharon y lo botaron en un lote cerca de una parada. Desde ese día Miguel quiso darle vuelta a su vida. Visitó a su amigo Alberto en el local de San Andresito.

-Miguel, que alegría verlo por acá hermano. -dice Alberto entusiasmado-

-Que hubo Alberto. Oiga, vine a ver si me podía ayudar.

-Claro, venga a una cigarrería acá en la esquina y me dice pues que necesita.

-Pero necesito que sea privado.

-Tranquilo que allá me conocen y yo les digo que nos dejen solos.

-Bueno, tocará. -dice Miguel algo frustrado-

Llegan a la cigarrería después de un rato, Alberto pide dos cervezas Águila para tomar mientras conversan, pero Miguel se niega.

-Hermanito, dos Águila.

-Huy pero yo no quiero, no me gusta tomar. -dice Miguel disgustado-

-Bueno esta bien, dos para mi será. -dice Alberto en tono jocoso-

-Bueno, ¿ya podemos hablar del favor?

-Si hágale, ¿que necesita?

-Usted que conoce a toda esa gente de por acá, ¿les podría decir que si me dan un trabajito?

-Vea hermano, yo me lo conozco a usted, y se que usted no se le mediría a esos trabajos de los tipos duros de por acá, siga más bien vendiendo dulces.

-Eso es lo que no quiero hacer más Alberto.

Discutieron un rato hasta el momento en el que Alberto le dice de algo que podría hacer para él.

-Vea, le tengo un trabajo para mi, puede ser algo difícil pero si usted piensa bien no tanto.

-¿Qué es? -dice Miguel entusiasmado- lo necesito urgente.

-Simplemente róbele a un Taxi hermano.

-Huy Alberto, pero esos taxistas tienen pistolas y que tal me pillen.

-Tranquilo Miguelito, tome. -Alberto le pasa una pistola a Miguel- úsela por si acaso.

-Esta bien, supongo que lo que he visto en las películas ayudara.

Hablan un rato de otras cosas y Miguel se va. Al otro día Miguel se encuentra con el dueño de la casa donde viven y les dice que si no le pagan rápido que los hecha a la calle, Miguel le dice que pronto tendrá el dinero. Esa noche de miércoles, ya eran las 11:30 p.m. aproximadamente y Miguel hace lo que Alberto le dice, se para a 2 cuadras de su casa y espera un Taxi. No se demora mucho esperando cuando ve uno llegar por una esquina al fondo de la calle, Miguel extiende su mano esperando que el taxista le pare, y efectivamente, Miguel se sube y le da la dirección a donde quiere ir, el taxista empieza marcha, llegando al lugar Miguel saca la pistola y empieza a trabajar.

-Páseme todo lo que tenga. -dice Miguel con furia pero con miedo y apuntando la cabeza del hombre con la pistola-

-Esta bien, pero no me haga nada por favor. -dice el taxista pidiendo piedad-

El taxista le da su producido del día, Miguel lo deja ahí, sale del taxi y corre. Se va rápido al local de Alberto y pasa la noche allí. Al siguiente día le paga al dueño de la casa lo que debía y los servicios. Pero su mamá tiene dudas de como pudo conseguir el dinero.

-Miguel, muy bueno lo de la plata, pero, ¿de donde la saco mijo? -pregunta su madre preocupada-
-Mamá, trabajando, ¿como más?
-Es que consiguió mucha plata un día, y vendiendo dulces en un día es como raro.
-Mamá tranquila, ayer el trafico estuvo movido y llegaron artos buses, solo eso.

Miguel sale de su casa y va al local de Alberto queriendo repetir su trabajo de anoche. Le da un poco de dinero a Alberto y sale a las 10:30 p.m para hacer otra vez su ''trabajito''. Se para al frente de una tienda cerca al local de Alberto y espera, el taxi se demoro más pero llegó, Miguel se fijo bien en la cara del conductor, era un hombre de unos 50-60 años, gordo y con aspecto de buena gente, justo como lo quería Miguel, aborda el taxi y le da una dirección en Chapinero. Llegando a una calle poco transcurrida, Miguel empieza a trabajar, con la mano temblorosa, saca el arma y le apunta al taxista.

-Déme todo, por favor, ¡TODO!
-Esta usted cometiendo un gran error jovencito.
-¡Cállese! Necesito el dinero.

El taxista saca un bate debajo de la silla y golpea a Miguel, quien no sabia disparar un arma. El taxista convoca a unos compañeros en un lote alejado de la ciudad, saca a Miguel del taxi y le da una patada en el suelo, llegan sus compañeros y empiezan a golpear a Miguel.

-Muchachos, este Perro quiso robarme, ¿qué tal este bobo? -dice el taxista riéndose con sus compañeros-
-Por favor, déjeme ir, aprendí mi lección, no me haga nada, solo necesitaba el dinero. -Aclamaba Miguel sangrando en la boca y llorando-
-Cállese Perro.

Los taxistas empezaron a golpear a Miguel y a insultarlo. Uno de las taxistas bajo de su cajuela un machete, camino hacia Miguel y le corto 3 dedos de su mano derecha.

-¿Le gusta robar? ¿Ahora con que dedos sucios lo hará? Jaja.

Otro le patea la cara y le escupe en la boca mientras uno con un fierro le golpea las piernas hasta fracturarle todo. El taxista que los llamo se paro encima de uno de los taxis y grito:

-¡Muchachos, ya nos divertimos con este perro, quítenle la ropa y déjenlo por ahí, creo que ya aprendió, vámonos!

Los taxistas se van y dejan el cuerpo de Miguel ahí, donde muere. Es encontrado después de 4 días por unos niños que jugaban fútbol y sintieron el olor.
Miguel aprendió a quien debía robar y a quien no, aunque ya no le servirá de nada. Su mamá se sintió mal al saber que su hijo murió, pero se sintió peor al saber porque murió.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2014 ⏰

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