𝐈 𝐖𝐀𝐒 𝐌𝐀𝐃𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐋𝐎𝐕𝐈𝐍ʼ 𝐘𝐎𝐔 ━━━ 𝐞𝐥𝐬𝐚𝐧𝐧𝐚

𝓽𝓸𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 𝓲 𝔀𝓪𝓷𝓽 𝓽𝓸 𝓰𝓲𝓿𝓮 𝓲𝓽 𝓪𝓵𝓵 𝓽𝓸 𝔂𝓸𝓾

Elsa se pasó sus dedos por su hombro descubierto, frotando su piel para calentarse. No imaginó que haría tanto frío esa noche.

Era su primera vez en un evento tan grande. Elsa ni siquiera quería asistir. Pero su padre le señaló que sería grosero por parte de Corona faltar. Y él tenía otras ocupaciones. Así que solo quedaría ella, la princesa heredera.

Se sentía nerviosa. E incómoda. Rodeada de personas que le miraban casi todo el tiempo. Elsa se abrazaba a sí misma mientras trataba de desviar toda la atención que estaba recibiendo. Sabía que era inevitable, pues era una alfa hermosa, elegante, poderosa. Futura reina. Pero aún así, se sentía intimidada por todos.

Siempre notó una gran diferencia entre los comunes alfas y ella. De todas sus lecturas en libros viejos, todos decían que los alfas eran fuertes, poderosos, de actitud intimidante. Elsa estaba ahí, casi temblando de nervios por enfrentarse a una multitud.

Los alfas eran el rango más alto en la jerarquía. Los líderes. Por lo que era una gran cosa presentarse como alfa.

Y en la fiesta hasta ahora, solo encontró betas. Ella se calmó un poco ante eso. Los betas eran tranquilos, agradables, neutrales.

Elsa ahora hablaba con una agradable beta, quien preguntaba por su hermoso vestido. Halagando a la princesa. Pero ambas fueron interrumpidas por un hombre. Elsa frunció su ceño ante la mirada del tipo.

—¿Sí? —Elsa preguntó, irritada por la expresión en el rostro del hombre. La dama que antes había estado hablándole, se había apartado.

—Solamente quería asegurarme.

—¿Disculpa? —Elsa torció sus labios con disgusto. Mirando al hombre que se posaba orgulloso frente a ella.

—Tu aroma —él señaló, Elsa parecía más confundida ahora—, quería asegurarme de que el dulce aroma venía de ti.

La princesa profundizó más su ceño fruncido. Mostrando toda la confusión en su rostro. El hombre bufó, como divirtiéndose de ella.

—¿Qué? —ella siseó, más molesta que antes.

El hombre se acercó aún más, con una sonrisa tonta mientras reía en un tono tranquilo.

—Tienes el aroma más dulce que he conocido —suspiró el hombre, inhalando tan cerca de ella.

Elsa se echó para atrás, asustada por un momento. Pero su expresión se volvió tensa. No permitiría que este hombre le molestara.

—¿De qué está hablando? —cuestionó ella, con su voz irritada.

—Oh, dulce omega—

Elsa bufó ahora. Levantando su barbilla con signos de superioridad. Sus expresión cambió por completo, mostrando su molestia.

—No soy omega —declaró con un tono burlón.

Qué alfa más detestable.

Ahora el hombre era el que se veía perdido. Miró a Elsa de arriba a abajo, llevando el dulce aroma de nuevo con él en cada respiración.

—¿Qué?

—No soy omega —aclaró nuevamente para él. El hombre le miró nuevamente, desconcertado. Pero entonces empezó a reír—, déjeme en paz —se movió, lejos del hombre.

El hombre atrapó su brazo, haciéndola detenerse. Elsa le miró más irritada, lo pondría en su lugar si continuaba.

—¿Cómo puedes decir que no eres omega con ese dulce aroma?