『✞』Veinte: Presión sobre ti

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Morty se siente como si hubiera comido algo que lleva dos años caducado. Antes de abrir los ojos por completo, siente un dolor en la cabeza, náuseas y mareos lo acompañan. ¿Qué le ha pasado? ¿Ha sido un sueño? Se halla acostado, sobre su cama, todo debió haber sido una cruel y realista pesadilla. Separa sus párpados con mucha lentitud, da parpadeos ligeros para acostumbrarse a la iluminación del cuarto. Está boca arriba, el techo lo saluda. Se siente fatigado, aunque siente que ha dormido más de la necesario. Vuelve a cerrar los ojos, no se siente con las energías ni para mantenerlos abiertos.

Pero, entre esa extraña sensación, se percata de que hay algo mal. No está bajo las mantas de su cama. No tiene su pijama, tiene su clásica camiseta amarilla y jeans azules. Está descalzo pero tiene sus calcetines. ¡No fue a dormir vestido así! Y ahora que se pone a pensar en cómo fue a dormir, recuerda que compartía la cama con Rick.
Claramente hay otro peso sobre el colchón, y una figura a su lado. Al menos debe despertarlo si es que aún no lo ha hecho y pedirle un café. Aunque será algo difícil considerando su tan bochornoso sueño.
La cabeza le vuelve a azotar con un mareo y se frena a sí mismo, cubre su boca con su mano, como si fuera a vomitar.

—Despierta de una buena vez —escucha Morty. Es su abuelo.

Él esperaba a que su nieto recupere el sentido desde que se desmayó en el baño. Estaba acostado al lado de Morty, viéndole dormir mientras leía una revista que le dieron en la recepción.

—Me siento mal... —anuncia el castaño, ahora cubriendo sus ojos con su brazo, no se siente ni con las fuerzas para verlo.

—Se te bajó la presión, te desmayaste por una hora —sentencia el científico, se levanta de la cama y se dirige hasta el pequeño refrigerador que la habitación proporciona. Saca una lata de él.

—¿Eh? ¿Qué? —Destapa su cara, aún con el mismo cansancio e intenta tomar asiento, y gracias a eso descubre que efectivamente tenía puesta su ropa cotidiana puesta. Empieza a dudar de que ese recuerdo tan borroso y vergonzoso haya sido un sueño...

—Bebe esto, debes tomar azúcar —explica, lanzando la lata hacia él. Morty cree que va a golpearlo, mas la soda aterriza sobre la cama, la agarra sin comprender lo que dice el mayor.

—N-No entiendo.

—Cielos, escucha: Te tuve que cargar del baño hasta la cama, y te puse algo de ropa. No iba a dejarte sólo con esa toalla.

¿Nunca han sentido que quieren desaparecer de un momento súper incómodo?

—¡¿Q-Qué?! ¡Rick! —exclama Morty, algo molesto y confundido. Sus cachetes se coloran y su corazón golpetea.

¿Lo ha cargado? ¿Lo ha vestido? ¡Estaba desnudo!

—No debe molestarte, ¿no era que te gustaba? —dice Rick, acercándose como cazador a su presa, en un movimiento sutil, pero veloz.

—¿Gu-Gustar qué? —pregunta, tragando un hilo de saliva con mucha dureza.

—Pues yo, tonto —Se inclina y queda frente a Morty, éste aprieta la lata de aluminio entre sus manos.

—N-No sé de qué hablas —reniega, y aparta la mirada.

—No te hagas el imbécil. Me gritaste eso en la cara antes de caer directo a mis brazos. ¿Era una forma de tentarme? Desnudo, vulnerable. ¿Qué tramabas?

—¡No tramaba nada! —se defiende, aunque no se salva de ser tomado por Rick, su mentón es secuestrado por esos largos dedos y lo obligan a mirarle.

—Sabes que nunca me aprovecharía, sabes que, que el consentimiento es importante para mí. ¿Lo olvidas? —susurra. Su nariz roza la del castaño y sus ojos cruzan rutas, es extraña esta atracción que sienten.

Su pecho de adolescente palpita, enloquece ante la mirada profunda de Sánchez, ante la presión de sus dedos en su piel y ante la respiración que se vuelve una con la de él.

❝Bad Influences❞ RickortyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora