DOLUNAY

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Estoy emocionadisima por subir este primer capítulo, espero les guste.

UN BESO

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PAREN DE REIR!!!- Grité con todas mis fuerzas a mis compañeros de universidad, mientras escuchaba los murmullos y las burlas de cada uno de ellos a mis espaldas.

Estaba furiosa.

Estaba asfixiándome.

Estaba expuesta.

Y sobre todo… estaba arruinada.

-ASTAYQIZ!!- Gritó mi padre en nuestro idioma natal ordenándome que me despertara desde la puerta de mi habitación.

Me sobresalté en mi cama por la nueva interrupción a mi sueño, o más bien a mi pesadilla.

Cada que duermo tengo la misma, el miedo constante de que me descubran en la universidad. De que descubran que no soy quien digo ser, de que soy una marroquí común y corriente.

Me levanto de mi cama, lavo mis dientes, ducho, me cambio con mi habitual ropa cubridora que solo me deja ver de los codos y de las rodillas para abajo, y coloco el hiyab sobre mi cabeza. No me gusta llevarlo en casa pero mi madre dice que es mejor no contradecir ni hacer enfadar a mi padre.

Termino de arreglar mi habitación y automáticamente salgo de ella para enfrentarme a un día más en la universidad y en mi casa. Mientras bajo las escaleras escucho la discusión de mi padre con mi hermano, al parecer Ghiyath llegó tarde anoche de supuestamente hacer una tarea en casa de su amigo, recalco el supuestamente porque sé que se estaba emborrachando por ahí con dicho amigo.

Llego a la vista de mi padre y éste me mira con cara acusatoria.

-¿Sabes dónde estuvo tu hermano anoche? –me pregunta en nuestro idioma.

Busco  la cara de Ghiyath y éste solo me mira con súplica, de inmediato se lo que tengo que hacer.

-Estaba en casa de Isam estudiando –respondo con naturalidad.

-Está bien- responde mi padre, más para el que para mí, luego se dirige a Ghiyath.

-Abn asif (lo siento, hijo) –le dice y lo abraza.

Yo sólo me dispongo a sentarme en mi asiento habitual de la mesa y a esperar por ellos y por mi madre.

Cuando estamos todos sentados y nos ponemos a rezar como cada mañana, pienso en cuánto más Ghiyath podrá ocultarle a nuestro padre su verdadera razón por llegar tarde a casa y en mi caso la verdad de quién soy en la Universidad de Madrid.

Transcurridos los rezos nos ponemos a desayunar tranquilamente, mí hermano aún está tenso por la discusión reciente y yo me limito a no opinar más.

Después de terminar pido permiso a mí familia con la excusa de que se me hará tarde si no me apresuro. Así que subo a mi habitación para recoger todo lo necesario para ir a la universidad.

Me despido de mis padres y me dirijo a la puerta, antes de salir de la casa mi hermano me frena:

-Dolunay, espera –me giro en su dirección. –te acompaño –agrega.

-Está bien –digo feliz de poder hablar a solas con mi hermano, al menos hasta el puesto de la señora Luz.

Me encanta caminar con mi hermano, ya que él sabe lo que se siente guardar tantos secretos de nuestros padres para no causarles disgustos.