Capítulo 02. Flor de Loto.

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Fueron breves instantes en el que Ranma sintió la perdida de la razón, y se adentro a una deriva que parecía no tener retorno alguno. Sintió, aún con sus pensamientos atravesándole ambas sienes, la luz del exterior y como Nabiki se abría paso con paños en sus manos.

—Cuando la toque sentí su cuerpo ardiendo.— anunció. Ranma se hizo a un lado para permitir su paso y dar con ella.— Kasumi se ofreció a venir ella misma, pero ya todos sabemos como él se comporta cuando está.— Ranma asintió en respuesta. Y pronto agradeció su accionar— Me encontré al Doctor en el camino, en breves instantes estará aquí.

Cuando Nabiki había terminado de expresar tales palabras, el Doctor se aproximo por la puerta con rostro preocupado. Ranma relato con sumo detalle lo que había sucedido al encontrarla, cuando comenzaba a nombrar la ventana, Nabiki interrumpió;

— Papá iba a pedirte que la arreglaras.— Declaró.— Se rompió cuando Genma y tú peleaban por el último bocado.

— Eso me lleva a una conclusión— susurró el doctor, y la tensión inundo el ambiente— alguien quiso irrumpir en la habitación de Akane— todos se observaron— bueno, claramente así lo hizo, porque aunque ustedes no puedan olerlo...— acerco su rostro a la mano de la chica inconsciente, Ranma no entendía la situación y aquello pareció molestarle un poco. El doctor se mantuvo en silencio breves instantes, y pronto se incorporo con el rostro cubierto de seriedad— Ranma— y nuevamente silencio— Akane...

La puerta se abrió interrumpiéndoles, y de allí Kasumi se aproximo.

—Lo siento— anunció— no podía quedarme tranquila en casa.

Ranma despego su vista de la de Kasumi para observar al Doctor pidiendo para sí mismo que se mantuviera centrado. No le sorprendió descubrir que esto le era imposible, porque prontamente el Doctor lanzo incoherencias incompletas. Nabiki atrapó a su hermana por el hombro y le pidió que la acompañase, nuevamente solos, con la única diferencia de que Nabiki ya no se encontraba entre ellos, Ranma espero que se tranquilizara.

—Ranma— repitió— Akane fue rociada con una flor; Específicamente la flor de loto.— Ranma no comprendía esa afirmación, no entendía como una flor tan ordinaria podía causar que una persona quedase inconsciente. El doctor pareció comprender su mirar, porque respondió sus dudas.— La flor de loto es acuática, no hace daño al ser humano en su estado natural, pero cuando se implementa otro tipo de artefactos puede ser dañina— pareció prepararse para anunciar las últimas palabras de tal explicación— o mortal.

La desesperación lo sostenía, completamente horrorizado. La sala se mantuvo en silencio, Ranma decidió aproximarse al baño, el doctor lo comprendió y se limito a asentir con la cabeza mientras él se alejaba. Se observo en el espejo; Los labios apretados, los orificios nasales abruptos, la vista cansada y apagada. El alma tiritando, fuertemente, con el miedo en todos sus impulsos. Espero el agua hirviendo, los dedos rozando sus ojos con fuerza. Respiro profundamente, ella estará bien, se repitió.

—No puedo hacer mucho por ella— anunció. Ranma transmitía seguridad pensando en solucionarlo de algún modo.— Pero si alguien entró en su recamara, es el responsable. ¿Estás completamente seguro de que no hay pistas?— Él no respondió, a su mente llego el recuerdo de observarla en una tranquilidad profunda sobre la cama, la oscuridad presente, la ventana semiabierta.— Llévala a casa, si no es mortal debería despertar esta misma noche.— Ranma asintió y la atrapo en sus brazos. Antes de marcharse observo el árbol decorado que filtraba la poca luz solar del día.

Caminando sintió como sus músculos se relajaban y se permitió razonar. Debía encontrar alguna estrategia para atrapar a la persona responsable, sin poner en peligro a la familia, y mucho menos a Akane. Analizo en un completo silencio desconocidos los rasgos de la chica, la nieve caía en su vestido y cabello, y tenía una tranquilidad sorprendente. Ranma se sentó en un banco a pocos metros de la casa que compartía con Akane; Su casa. Quería tranquilidad, no mantenerla en una realidad alocada, donde pasaría de unos brazos a otros con frecuencia y solo lo harían desesperarse. Le acarició con su mano su abultado cabello azul, y sonrió con tristeza. No podía creer como la presencia de Akane, en un instante, desaparecía. Y aunque millones de veces se había desesperado ante la actitud bruta, y su facilidad de enojarse, la extrañaba... Dolía aceptarlo, dolía sentir que su interior necesitaba la presencia de ella, alumbrando sus días, sacándolo de sus casillas. Mientras la observaba, esperando algún aporte de ella misma, observo como lentamente un copo continuaba un recorrido, yaciendo en un cabello rebelde. Ranma acaricio lentamente su frente, lentamente quito el copo de su vista para acomodar el cabello detrás de su oreja, y aunque ya había analizado su rostro, actúo sorprendido, sus rasgos eran magníficos...

El corazón galopeaba en extrema necesidad de aproximarse, y él, lo ignoro. Pero fue pronta su, igualmente, sorpresa, cuando se reconoció cerca de su frente, pronto para depositar un beso allí.

Beso que nunca finalizo, debido al dolor fuertemente en la espalda que sintió.

—¡Ranma!— Sonrió inmensamente, Ranma se inclino con Akane en sus brazos.— Prometido de Shampoo con Akane.— Anuncio, y los ojos comenzaron a oscurecer.

—Deja eso, Shampoo— respondió sin mucho ánimo. 

—¿Qué pasarle, Aiden?— Interrogó, curiosa y sorprendida. Ranma jamás la había tratado de aquél modo.  Pronto le prestó más atención a la chica que yacía en sus brazos— ¿Pasarle algo a Akane?

Ranma asintió, y a pesar de que Shampoo jamás se preocupaba por Akane, en ese instante escuchó toda su historia. Quizás la Navidad traía consigo cosas maravillosas.

—Deber llevarla con abuela de Shampoo—. Respondió, y para sorpresa de Ranma, Shampoo no intento nada inadecuado en el transcurso. Al llegar encontraron la puerta abierta, y no había indicios de la anciana, Ranma sintió un recuerdo cercano y similar; Cuando había entrado por primera vez a la recamara de Akane. Observo a Shampoo analizando todas las posibilidades—. ¿Donde estar abuela?— grito, pero no encontró respuesta.— Pasar Ranma, quizás encontrarse en el interior.— Ranma acato la orden en silencio. Shampoo cerro la puerta a sus espaldas, y al girarse le sonrió ampliamente.— Dejar a Akane cómoda en el sofá— Ordeno, Ranma acató nuevamente mientras Shampoo se perdía en una puerta que él podía prometer que nunca había visto.

Todo aquello comenzaba a pintar mal.



Navidad con los TendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora