Capítulo 04. Desesperación.

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Habiendo ya, transcurrido aquella pelea, todos bajaron del tejado y atándolo a una silla lo aproximaron a la cama donde Akane yacía dormida. La tensión se hacía cada vez más presente en el aire, todos querían saber sobre su Akane, y aquél chico aún no despertaba.

—¿Qué pasará si no despierta?— Preguntó Kasumi, llevando su dedo índice al labio en gesto nervioso.

—Akane no volverá a despertar— Respondió Nabiki, recibiendo pronto miradas desilusionadas— ¿Qué? Es lo que dijo Ranma.

Nadie se ánimo a responder, aquella era una terrible manera de comenzar Navidad. Ranma cerro sus puños decepcionado de sí mismo, no había podido hacer nada por ella, ni mucho menos darle la sorpresa que tanto quería. A su mente regresaron tantos recuerdos, y se maldijo a sí mismo en voz completamente baja, casi nula. La esperanza había comenzado a perderse, y las palabras no serían ya nada más que símbolos sin sentido alguno. Maldecía la navidad infinitamente, y se maldecía a sí mismo por no aprovechar los momentos que tuvo con ella. Sintió como una mano femenina le presionaba el hombro, y deslizo su mirada desde Akane hacía la causante, completamente segura de que era Nabiki, o Kasumi.

—Ya no estar mal, Ranma.— Shampoo ocultaba sus ojos tristes con su otra mano, sosteniendo un libro delgado.

—¿Qué haces aquí?— Se aparto bruscamente, deseaba que la ira se arrancara de su piel, pero nunca apareció.

—Hemos venido a ayudar.— Respondió la vieja, y procedió a quitarle el libro de las manos a su nieta.— Rebuscando en los cajones encontramos este viejo libro de mis ancestros, expresa sobre la Flor de Loto y sus derivaciones.— Lo abrió en una página en especifico, la Flor hacía acto de presencia en pequeñas imágenes, conteniendo distintas características. 

—Es esta— Se apresuro Nabiki, señalando con su dedo la imagen correspondiente.

Cologne la observo a los ojos unos extraños segundos. Procedió a leer la descripción para todos, abrumada en completo silencio.

— "Flor de Tilo para Adormecer: Todo aquél que sea rociado con ésta dormirá eternamente. Al menos por un breve instante tendrá la capacidad de resurgir de los rincones de la inconsciencia."— Silencio absoluto, y corazones esperanzados— "Pasadas 26 horas correspondientes, no existirá nada que lo debilite."

—¿Cuánto falta?— Interrogó con impaciencia Sown— Quiero a mi pobre niña de vuelta. 

Nabiki observó el reloj que colgaba desequilibrado de la pared. Preguntó a Ranma inesperadamente a que hora había encontrado a ese chico en la recamara, analizo que en esa misma hora había dejado inconsciente a Akane, desarrollo que había pasado en combate una hora, podía jurarlo. Y así, saco aquella conclusión que daba paso a su respuesta;

—Yo lo sé.— Anuncio, y todos la observaron. Nabiki siempre era considerada la más lista.— Pero primero...— silencio, rostros serios e inmóviles, la respiración entrecortada— ¿Cuánto ganaré yo al decirlo?

La tensión aflojo su intensidad, y todos cayeron ante la inútil pregunta recibida.

—Era una broma— sentenció, al no obtener respuestas— Akane es mi hermana, y yo...

—Nabiki, te daré 500 yens, pero dímelo.

Nabiki pareció pensarlo, pero finalmente abrió sus labios.

—Una hora, debe regresar antes de una hora. 

Todos se observaron con los ojos grandes, y la mirada perdida en algún punto fijo en su rostro. Dentro de sí mismo Ranma comenzó a sentir desesperación.

—¿Cómo lograremos despertar a Akane en menos de una hora?— preguntó, más para sí mismo que para los demás— ¿Cómo descubriremos una solución para este problema?— Las preguntas comenzaban a abrumarle. No encontraba respuestas.

Mientras tanto Cologne pasaba o retrocedía páginas en aquél delgado libro.

—Ranma...— susurró débilmente Kasumi, pero todo aquello la supero de sobremanera.— Iré a preparar té caliente para todos.

Todos sabían que aquello no sería lo que haría. Nabiki la siguió en silencio. Ranma se encontraba tan abrumado que cruzo el umbral y salió al exterior, respirando el aire fresco, sintiendo los pies fríos producto al contacto. A su lado aparecieron Genma, Happossai y Sown pero no tenía ánimos de escucharlos. Se adentro aún más en la nieve, la piel comenzó a quemar, y no pudo evitar el impulso de moverse aunque no quisiera. 

Pronto se le ocurrió una idea. Y a tropezones se adentro en la habitación.

Colagne lo observó dudosa.

—Sé lo que debemos hacer— Extendió sus brazos y mostró la nieve que enrojecía sus dedos.

—¿Estás seguro?— Preguntó, comprendiendo su razonamiento.

—No, pero no perderemos nada con intentarlo.

Colagne asintió, y llamaron a toda la familia para presenciar lo que podía ser una victoria o fracaso. Shampoo se aproximo desde la sala, somnolienta, pero no quería perderse de tal momento. Ranma la analizo un momento, quizás la magia de la navidad era cierta, y las personas se unían por causas mayores a sus impulsos y pensamientos.

—Lo haremos a la cuenta de tres, Ranma— susurro la anciana. Shampoo se posiciono al lado del chico, deseosa. Era la magia de Navidad, o ella simplemente quería descubrir alguna cura para ese tipo de hechizos.

—Uno...

—Dos...

—Tres...

Expresaron al unísono.

Ranma comprendía que no experimentaría con Akane, y mucho menos a riesgo de dejarla inconsciente e hipotermia. La nieve descendió hasta adherirse al extraño, que con un fuerte salto despertó de su inconsciencia. Nadie comprendía lo que había hecho, pero igualmente agradecieron sacarle toda información posible.

Ante la distracción externa, Ranma atrapó a Akane con sus brazos. Cuando se encontraban externos al bullicio, cerca del estanque, se acomodo para dejarla yacer en la fría manta de nieve que cubría todo césped. Ambos se posicionaron al mismo tiempo, Ranma sentado con las piernas hacía él, Akane yaciendo como un ángel, esperando su regreso.

No fue tanta aquella tranquilidad que él estaba disfrutando, atrapando los dedos de ella con los suyos, esperándola sonriente y nervioso. Porque cuando Akane abrió los ojos, descubría en su mirada una enorme llama, abrupta y desesperada.

—Ranma— aunque sus ojos intimidaban, la voz salió débil, rasposa.— ¿Qué estoy haciendo en la nieve?

Y aunque ella esperaba explicaciones, decidido no buscarlas. Ranma la posiciono suavemente, con el miedo en las manos tambaleantes de que cayera nuevamente inconsciente, y la abrazo envolviéndola bruscamente. Akane sintió sus ojos abruptos, y lágrimas amenazaron con salir. 

—Te extrañé.— Susurro, inconsciente de lo que podría decir. Akane permitió, ante esa respuesta, que las lágrimas salieran despavoridas, con el terror de no conocer los hechos. Permanecieron en esa posición un instante, y cuando la emoción del momento había comenzado a descender sobre Ranma, reconoció sus palabras con sentido, y lo hizo sentirse completamente avergonzado— Extrañe tu optimismo por querer realizar una buena comida.

Los ojos de Akane volvieron a la vida, y las lágrimas se secaron ante el calor de la piel.

—¡RANMA!

Navidad con los TendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora