AniexArmin

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Salía del trabajo, cansado, frustrado, eran las 9:30 pm; conducir en la noche en la ciudad era todo un lío en viernes. Decidí tomar un atajo (cosa que nunca había hecho), pasé por unas calles, hasta doblar en un Instituto, con un logo enorme en el centro de un libro abierto, «muy llamativo» pensé, mientras esperaba por el nuevo trafico. Cansado de escuchar las voces de los jóvenes qué salían de la escuela, puse música para ir a otro lado, perder mi mente de la soledad qué había albergado en mi corazón. 

Baje el vidrio de mi  McLaren 570S, ya qué encendí un cigarrillo, ahí mis ojos fueron atrapados por una candente rubia, buenas caderas, ojos muy hermosos. Se encontraba de pie, podía ver su mirada perdida, quizás esperando a alguien. Los demás caminaban, y ella se quedaba de pie ahí en la poca iluminación. 

Desde hace tiempo mi cuerpo ha estado perdido, buscando algo más, y ella hace qué quiera pedirle un poco más...

Sin pensar en nada más, orille mi auto para hablar con esa hermosa rubia, de piernas realmente llamativas. Aún con el trafico, con dificultada lo dejé a la orilla, saliendo para cruzar, y caminar a su lado. Una vez estando ahí, me coloque a su lado. 

—¿No te molesta?—pregunte encendiendo un cigarrillo. 

—Alzó la vista, sus ojos eran azules, azules claros—No, de todas formas ya me iré. —Respondió casi sin interés. 

Seguí con mi cigarrillo, y no podía evitar mirarla, no podía evitar querer tocarla. ¿Qué podía hacer? Inhale de mi cigarro, para tranquilizarme, ella se iría y yo volvería a mi departamento nuevamente sólo.  

—Te doy mil dolares por una mamada en mi auto—dije rápidamente. 

Las palabras habían salido como si nada, y seguí respirando aquel humo, tranquilo, hace tiempo qué no sentía emociones. 

—De acuerdo—escuché.

Sin decir otra palabra, la mire sólo para confirmar que aquello era real: ella me miro nuevamente, con sus labial rosa sonrió picaramente.

—Vamos a mi auto—dije mientras apagaba aquel cigarro a medio acabar. 

Caminó junto a mi lado, hasta llegar a mi coche, comencé a sentir una pulsación, ¿realmente lo iba hacer?

Ella subió, y yo igual, al entrar la mire ligeramente, sus piernas eran realmente pálidas. 

—Hay que movernos de aquí—dijo la rubia.

Sin decir nada más, encendí el coche para ir a estacionar mi carro en un parque, a esta hora están muy solos. 

—¿Cómo te llamas?—le pregunté mirando al frente de la carretera.

—Annie—dijo sin ganas.

—¿Sueles subirte a autos de desconocidos?

—¿Y tú sueles subir a menores de edad en ellos?

—Tengo 23—me defendí—y no. Usualmente voy a dormir. 

—Tengo 17, y usualmente voy a casa para hacer tareas. 

—¿Por qué te subiste si acostumbras hacer otras cosas?

—Necesito el dinero. 

—¿Para?—me estacioné al fin.

—Pagar la renta de mi departamento, bájate el pantalón. —ordeno. 

« Dale el dinerio sin recibir nada a cambio» dijo mi inconsciente «solo una mamada» dijo mi mente. 

Hice el haciendo más hacía atrás, abrí mi bragueta, dejando mostrar la erección qué tenía desde hace un rato, ella se mordió el labio inferior, se inclino, (parecía nerviosa), y ahí sujeto mi pene, comenzó a masturbarme, con su mano derecha, y seguido introdujo su boca, no pude evitar gemir un momento, mientras rodeaba con su lengua mi pene... sus cabellos rubios eran mi atención ahora, pero mi mano izquierda busco sus senos, y ella aparto mi mano.

—Déjame tocarlos—erogué al ver el hilo de saliva de su boca a mi miembro. 

—Cuidado.

Levanté su camisa, y ahí pude tocarle los pechos, ella apretó mi pierna al sentir mis manos en ellos, y siguió con lo suyo, cada que su lengua tocaba aquel punto débil de mi, le apretaba con un poco de fuerza, sabía qué igual la estaba excitando. 

Seguí debajo de su brasier tocándola, y ella lo metía en su boca hasta al fondo, y con mi mano derecha la force hacerlo un poco más rápido, y ella cedió, sus hermoso cabellos lacios eran entrelazados con mis manos. Rodee sus pezones con mi otra mano, y seguí hasta sentir qué ya no podía más, así qué me vine, Annie siguió mamandomela aún cuando ya había corrido. 

Toque su perfecto trasero, y al fin me soltó, mostrando sus labios realmente babeados.  





Perdón hice el capitulo a lo pendejo, por que soy un pendejo ajio, ajio....

Perdón hice el capitulo a lo pendejo, por que soy un pendejo ajio, ajio

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  Leyendo mis mamadas jajaja



Pero la verdad es una historia real

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