Parte 2

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Lo cierto era que la pelirroja no había hecho acto de presencia ni durante la cena, ni durante la noche.Pensaba buscarla después de hacer la visita a los establos.

-Debo advertirle que Al estará entrenando a su potro y es posible que no sea una situación muy diplomática.

El asintió, conocía el temperamento de los mejores entrenadores.

-¿Dónde esta tu esposa?No la he vuelto a ver.

-Después del baño no se sintió bien.

Eso explicaba la desaparición de la pelirroja.

-No te preocupes de los comentarios, debes cuidarla, es un precioso envase con un preciado contenido.

-Vaya nunca te había visto tan poético.

-Como ya te he comentado mi madre quiere que me case y la de descendencia, por eso he pensado mucho en tener un hijo.

-¿Bastardo?

-¿Por qué no? En nuestra sociedad esta permitido siempre que los reconozcas y así no tendría que aguantar a su madre.

-Eso es muy cínico.

-No todos podemos encontrar la mujer idónea.

-Ni siquiera lo has intentado.

-¿Para que? Tengo tantas ofertas que no lo encuentro necesario. Además todas las interesadas en casarse conmigo lo están realmente en casarse con mi dinero y posición.

-¿Y si encontraras a una que no lo estuviera?

Iba a contestar, cuando observo a un magnifico animal pura sangre, trotando dentro del cercado, llevando a una persona de pie sobre su lomo.El pequeño entrenador se mantenía erguido, extendiendo los brazos en cruz.

-¡¿Qué demonios...

Cuando el potro dio la vuelta, advirtió que el jinete no era otro que la deseada pelirroja.

-¡Al¡

La joven levanto la mirada y sonrió al anciano, saludándolo con la mano, pero cambio nuevamente de expresión en cuanto le vio.

-¿Ella es''Al''?

-Altea

-¿Ella entrena a los caballos?

-Solo a unos pocos elegidos. Palafren se encarga de las tareas pesadas y Al los pule.

-¿Cómo lo has consentido Ulrid? Mi potro amansado por una mujer.

-Ya estaba establecido así cuando llegué.Ella tiene su trabajo, yo comienzo cuando ella lo termina. Créeme, es buena.

La observo en silencio. Admirando los elásticos movimientos de la muchacha sobre el potro joven, que aun debería de dar muchos problemas. Sin embargo, el animal respondía a los ligeros toques que la joven le hacia con las puntas y los talones de los pies.

-Es increíble.

-Cuando pasan a mis manos, tengo un control tan absoluto de sus movimientos, que no se mueven aunque su vida corra peligro.

-¿Fuego?

-No.

-¿Ruido?

-No.

-¿Ruido de artillería pesada?

-No.

-Magnifico.

-Muchas gracias.

La muchacha era extremadamente bella.

Los ojos, ocupaban más de la mitad de su rostro. El color verde de su iris, cambiaba dependiendo de su estado de animo.Y ahora estaban muy oscuros.

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