♦⚫Capítulo 2⚫♦

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Capítulo Dos.

Animales


Obanai maullo cuando las puertas de un carro se cerraron y no podía moverse en esa pequeña jaula de mascota en lo que lo habían metido, subió su mirada escuchando la voz de las personas, que parecían conversar sobre algo. A los demás pilares lo habían subido en otra camioneta, y el con su mala suerte estaba solo.

Con sus patas intentaba abrir la maldita puerta de la jaula, intento tras intento no lograba conseguirlo.
La puertas del vehículo se abrieron y Obanai noto como entraba alguien y tiraba una jaula, que contenía al pequeño cachorro Rengoku en el. Aquella escena lo enojo, pero no podía hacer nada por su compañero, estaba atrapado en la jaula y esta le impedía moverse mucho.

El hombre, notó la mirada del gato negro de ojos bicolor sobre el. El transporte se encargaba de llevar a los animales de la calle a algún lugar.

—Rengoku-san.

—Estoy bien Obanai-san, esa persona no fue muy amable.

—Tenemos que salir de aquí, no me gusta estar encerrado como un animal—comentó el bicolor, concentrándose nuevamente en el pequeño pestillo, para abrir la jaula.

—Técnicamente si lo somos ahora Obanai-san.—He visto como subían a los demás a la otra camioneta,

—¿A donde nos llevan?—

—No seas idiota—Obanai y Rengoku escucharon la voz ronca y adormilada saliendo de otra jaula—nos llevan a un albergue para animales. Si tienes suerte, te van a adoptar.

—¿Albergue?— se quedaron en un profundo silencio y fruncieron el ceño pensativo. Eso significaba que podrían llegar a una "familia" y cuidaran de ellos, si eso fuese así, podrían escapar y seguir investigando que fue lo que les sucedió.

Vio al humano, encargado de manejar el carro, subirse y arrancar. Obanai alzo su rostro, notando como se alejaba de su escondite.

—¿Y, tu porque estas aquí?—preguntó Rengoku, intentando entablar conversación con aquel gato de color café.

—Mi dueño me abandono porque ya soy un gato viejo, además. En una pelea me sacaron el ojo y me costaba ver, entonces decidió que era una carga. Es mi culpa, debí ser mejor mascota.

Rengoku se entristeció al escuchar aquello y cuando las luces de los faroles de la calle, lograron pegar dentro del carro iluminando un poco más el baúl. Vio más cajas de animales y gatos durmiendo dentro de otras jaulas. Como si fuera un gran pesar, dio un pequeño ladrido, recostándose.

¿Y si no podían regresar a su mundo? Tendrían que acostumbrarse a aquella vida de animales, y por suerte encontrar una familia que cuide bien de ellos, Rengoku movió la cabeza deshaciendo esa idea, no podía rendirse, buscaría la forma de encontrar aquel reloj que los trajo hasta este mundo, y regresar al suyo.

—Dime...¿Donde queda ese refugió?—pregunto Obanai al gato café.

—A dos horas...es más, vamos a salir de esta ciudad. Los gatos callejeros me dijeron que al estar muy lejos de la ciudad no muchos humanos van y prefieren acoger uno que otro gato de la calle.—Los ojos de Obanai se abrieron al escuchar eso, si no los adoptaban, nunca podían lograr salir de aquel lugar.

—🌺—

Giyu fue puesto dentro de una enorme jaula, con comida y agua, mientras una chica le sonreía. Ya lo habían bañado, le dieron una pastilla para desparacitarlo y si eso no fuera todo, al rededor de su cuello, le adornaron un pañuelo azul, llamativo. Haciéndolo ver bastante guapo.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2020 ⏰

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『Destello』Kimetsu No YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora