Capítulo Único

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•{{Gostaria de agradecer a Tsuyu7w7Emi por ayudarme con la traducion, corrección y revisión, ella dejó la escrita uff fabulosa <3 ojalá les guste, boa leitura y saludos desde Brasil ~}}•

Luciano se acomodó en su asiento al lado de Martín, el joven moreno de pelos oscuros tenía el entusiasmo de un niño por las mínimas cosas. Admiraba la higiene del colectivo, el confort de los asientos, hasta el hecho de que estos descendían y ascendían con un botón. Tuvo una buena impresión de la educación y el buen humor de las personas que viajarían con ellos, y lo mejor, claro, fue el haber sido invitado para viajar junto con Martín, la figura representante de Argentina. El país vecino siempre fue uno de sus puntos turísticos preferidos, y no era solo porque su cultura y sus ciudades eran de una belleza sin igual —era lo que pensaba Luciano sonriendo hecho bobo mientras escuchaba al argentino hablar de ese lugar al que ellos iban a ir—.

Martín tenía una sonrisa animada, seguido de gestos por segundo en sus explicaciones con la finalidad de que Luciano comprendiera su lengua; y su tono de voz y acento eran únicos, tal como su manera extrovertida de ser; todo aquello era de una belleza sin igual para el brasileño, quien rápidamente fingió desinterés en tanta palabrería apenas para verlo enojarse un poco.

Luciano se inclinó para intentar ver la ventana y observar el punto de partida. El joven estaba bien vestido como de siempre, pero generalmente acostumbraba a ser visto con ropas de verano; hoy venía con un abrigo blanco y verde debido a que el clima de Buenos Aires estaba de mal humor, haciendo temblar y empapando las ventanas por la lluvia.

El transporte empezó a moverse, ambos miraron el distanciar del lugar en donde tuvieron el placer de pasar un tiempo agradable juntos. Aunque no pasasen de cosas como provocaciones de amigos idiotas que por muchos podrían ser confundidas con peleas, pero era así que los jóvenes se entendían y con esa misma manera rara de interactuar ya estaban mejor juntos que con algunos otros países en aquel continente. Y no solo eso, ambos hasta ya habían abierto espacio para una intimidad rara entre ellos que algunas veces resultaba en besos, aunque no solo en las mejillas. Pero era algo rápido, que no permitía que sus corazones tuvieran tiempo para asimilar si ellos tenían algún tipo de relación amorosa o no, parecía amistad al mismo tiempo que parecía algo más que eso. Todo dependía del humor de ellos en el momento, si querían podían amarse o cagarse a palos.

Quizás además del viaje de una provincia a otra, ambos deberían dedicar tiempo para viajar por sus propios sentimentos y explorar más esos lugares aún no comprendidos.

Luciano bajó vagamente la mirada pensando en todo aquello. Sin Martín él confesaba que se sentía algo solitario, el tamaño de su propio territorio compensaba ese sentimiento, pero no eran muchos los países que lo conocían y que él tuviera la oportunidad de interactuar como debería por la barrera de idiomas. Aunque Martín entró en su vida de una manera o de otra.

—¿Che, boludo? ¿Luciano? ¿Lucho? ¡Brazuca del orto, no me ignorés, hijo de puta!

Luciano se rio, estaba esperando que él se enojara, pues eso lo divertía bastante.

Se disculpó acariciándole el pelo rubio rápidamente, viéndole alejarse.

—No, brazuca, no me quedé horas en la pelu para que me despeinés. Me estás haciendo perder facha.

Luciano se encogió de hombros.

—De qualquer maneira teu cabelo parece impossível de bagunçar... —mencionó que el pelo de Martín no podría ser despeinado. Algo que parecía frustrar al brasileño, pues el suyo no podía secarse y ser peinado, era su maldición.

—¿Ahm? —No pareció entender lo que dijo Luciano, quien cambió de tema.

—Ei, Martín —La manera como pronunciaba "Marchin" hacia al rubio sonreír—. ¿Quanto tempo vamos levar? ¿Una? ¿Dos horas?

Un Paseo Por VosWhere stories live. Discover now