Volumen 1: El regreso de Momonga a Nazarik después de 200 años

Capítulo 8. las razones

Hace 7 meses. La tumba de Nazarik: sala del trono

D-buen día Albedo

A-buen día Demiurge

D-presento mis reportes de investigación

A-gracias

Albedo los reviso un poco y dijo

A-realmente crees que dejar vivo a ese humano servirá de algo

D-sí, esta podría ser la forma más primitiva en la que podríamos evitar que esos gusanos sigan volviendo a la tierra de los supremos y una manera de anunciar nuestra ubicación para Momonga-sama

A-entiendo que es efectiva y rápida, pero es muy riesgosa ya que es muy probable que revelemos también nuestra ubicación para enemigos de Nazarik

D-con todo respeto Albedo somos las creaciones de los supremos cuando llegue el momento lidiaremos con los intrusos y más importante creo que vale la pena el riesgo Albedo ya que de otra forma Momonga-sama no sabrá de nuestro paradero

A-lo tendré en mente, por ahora retírate Demiurge

Demiurge precia algo irritado pero opto por seguir las órdenes de Albedo sin exteriorizar su descontento

D-entiendo, me retiro

Después de retirarse Albedo pensó en la actitud de Demiurge ante la situación

A-que es lo que pasara por la mente de Demiurge en estos momentos, el mejor que nadie debe entender la importancia que tiene el mantenernos ocultos hasta que Momonga-sama vuelva

Albedo después de su reunión con Demiurge se retiró de la sala del trono para dirigirse a sus aposentos y relajar un poco su mente

A-(la situación se ha vuelto cada vez más precaria, todos están entrando cada vez más en desesperación y al borde de una rebelión, si Demiurge propone un plan de devastación es posible que varios de los guardianes le respalden y solo con el único fin de encontrar a Momonga-sama)

Albedo en su camino a sus aposentos pensó en las posibles consecuencias que tendrían el rechazar la propuesta de Demiurge

A-creo que esta vez no debo negarme

Albedo había pensado en todos los años que habían pasado antes de que todos los guardianes se dieran cuenta que el último de los supremos había desaparecido y como un sentimiento general de traición había surgido entre los muchos servidores de Nazarik

A-(no los culpo, pero no puedo apoyarlos)

Albedo entendía a la perfección el odio, la ira y tristeza que vivían los habitantes de Nazarik ya que antes de llegar a este mundo desconocido, ella ya había comenzado a tener sentimientos terribles dirigidos a los supremos que ella decía respetar

Después de llegar a su habitación se lanzó sobre su cama y comenzó a llorar sin consuelo alguno, esto se había vuelto un ritual desde hace más de 10 años, ella pasaba sus días libres maldiciendo a los supremos y llorando la ausencia del ser a quien más amaba

A-(Momonga-samaaa porque?, porque me has dejado atrás?, acaso hice algo mal?, porque no me permitiste enmendar mi pecado?, acaso fue tan grave mi falta que no era merecedora de redención?)

A su mente siempre volvía aquel recuerdo y como el ultimo de los supremos yacía en su trono de manera estoica y poderosa, una imagen que le hacía querer seguir allí por siempre, algo que le hacía respetar y aprecia, momentos después de verlo sentado en su trono percibió dentro de ella emociones y sentimientos cálidos que inundaban su ser sin poder darle rumbo, dirección o explicación