21st Century Boy ♡ namjin

unique

—Lo siento pero realmente creo que no eres lo que buscamos.

Quiere llorar, es la quinta vez que escucha eso en menos de cuatro días y ya comienza a parecerle un círculo vicioso sin fin. Se ha dedicado toda la semana a buscar un trabajo decente, porque ya no es suficiente sólo con el trabajo de medio tiempo que antes tenía en un bar para saciar todas sus necesidades básicas, no desde que Namjoon se fue. Y en verdad no está culpándolo por irse, porque él mismo fue el que le dijo que lo hiciera. Tampoco se arrepiente de habérselo dicho porque la oportunidad que le estaban dando era algo que tal vez nunca podría conseguir por su cuenta y él no era quién para obligarlo a renunciar a sus sueños. Pero lástima que aquel empleo estuviera en Seúl. Ah, es complicado.

Siente las lágrimas escocer en sus ojos apenas el recuerdo cruza por su mente pero no se permite llorar. Sus pasos certeros se pierden entre los de la gran multitud que avanza también por las calles y mantiene la cabeza gacha, porque teme encontrarse con las miradas de vergüenza que posiblemente le darían al enterarse que ya lo han rechazado en cinco trabajos. ¿Por qué no lo toman en serio? ¿Por qué se aferran a su imagen frágil? ¿Por qué no se esfuerzan en ver lo que Namjoon logró ver en él? Porque Kim Seokjin es fuerte, es más fuerte de lo que cualquier persona podría ser y nadie más aparte de Namjoon y sus amigos han sido capaces de verlo.

Sin embargo no los culpa, porque él también más de una vez ha juzgado a un libro por su portada. Y curiosamente lo hizo también con la persona a la que ahora orgullosamente llama novio. Pero ese no es el punto porque ahora lo único que espera es no decepcionar a Namjoon al darle aquella devastante noticia, él quería llegar a casa y poder escuchar la voz emocionada de su novio luego de que le comunicara sobre su nuevo empleo después de cuatro días de ardua búsqueda, pero claramente no sería así. O eso pensaba. Porque el Seokjin deprimido es muy distinto al Seokjin que normalmente se muestra frente a sus amigos. El Seokjin deprimido lo limita demasiado, pues se aferra a lo malo y no logra percibir que puede sacar algo bueno de la situación, como lo haría el Seokjin normal y lamentablemente, desde que Namjoon se fue hace casi un mes, el Seokjin deprimido ha predominado más de lo que quisiera, trayéndole cosas no muy buenas.

La hermosura del atardecer comienza a hacerse presente cuando son acerca de las seis de la tarde y sus pasos cada vez están más cercanos al apartamento que arrienda cerca del centro de la ciudad. ¿Por qué no tomó un taxi? Claramente su capital no está tan ajustado como para no poder costearse un viaje en taxi, pero las caminatas por lo general le sirven para despejar la cabeza, aunque este no fue el caso ya que su mente se encargó de mantenerlo consciente de sus problemas en cada maldita pisada que daba contra el asfalto.

En verdad entiende que no lo hayan aceptado en aquella empresa de comunicaciones a la que acudió en primera instancia, porque sus experiencias son casi nulas y ni siquiera él se tenía fe en ese empleo, pero realmente esperaba más de aquel estudio de fotografía o de la revista a la que postuló. Tal vez se hizo demasiadas ilusiones con aquellos trabajos que parecían tan ideales y perfectos, quizás debió comenzar desde algo simple —no tanto como el bar— y luego llegar a algo tan grande y laborioso como lo es el estudio de fotografía o la revista local de Daegu. ¡Pero es que ni siquiera vieron las fotos que llevó para enseñarles! ¡O el artículo que él mismo se encargó de relatar! Simplemente lo rechazaron al verlo entrar por la puerta con un andar tímido y la vista gacha, Seokjin pudo notarlo por la forma en que lo miraron a lo largo de la entrevista que apenas duró quince minutos y se sintió abatido por no ser capaz de mostrar sus habilidades, por mostrarse débil desde el primer instante. En ese momento necesitaba un abrazo, tal vez unas reconfortantes palabras de apoyo y un beso que le asegurara que todo estaría bien. Sólo en ese momento porque ahora necesita más; necesita de un cuerpo al que aferrarse y no soltarse jamás porque no tiene los ánimos para ser rechazado de nuevo.