Cuándo volvía a recordar, a su mente solo llegaban escasos fragmentos entrecortados de momentos oscurecidos por sombras imaginarias. Como si le hubiese bajado el brillo a una cámara y se mantuvieran las tomas en penumbras, temblorosas, borrosas. Los ojos de Uzui tomaron un color carmesí en sus memorias de ese día, solo mirando a todos lados menos hacia él, como si lo estuviera evitando con desesperación.
Pero entonces, ¿Por qué recuerda escuchar su voz detrás? ¿Qué hay de todas esas llamadas rechazadas? Zenitsu era quien lo estaba evitando ahora, sin importar qué, estaba dispuesto a no torcer su brazo, sabiendo efectivamente que si lo volviera a ver caería en sus encantos sin poder resistirse. Aunque tenía los ojos cansados y tristes, hinchados por las lágrimas que de vez en cuando se le escapaban, con el corazón aplastado al sentirse traicionado... todavía lo extrañaba, lo necesitaba demasiado a su lado. Y se odiaba por eso.
Se odiaba.
Odiaba ser tan débil y cobarde para atreverse a superarlo. Aún conservaba su número y sus pláticas, aún mantenía todos los obsequios que le dieron. No cabía lugar en su alma para deshacerse de cualquier cosa que involucrará a Tengen.
Sus recuerdos estaban oscuros, abrumados por una pesada niebla que cubría por completo aquella conexión intangible. Quizá se estaba protegiendo de más dolor, no tenía idea de cuánto más podría soportar.
Era más de lo que es capaz de manejar. El corazón roto dolía como un golpe certero en la cara.
Tanjirou e Inosuke se percataron de su cambio casi al instante, de por sí él era un chico extraño, ahora era realmente incomprensible. Si rebobinaban al inicio de su estado aislado, llegarían a la tarde en el centro comercial... ¿Sería ahí? Tal vez las cosas comenzaron a torcerse desde mucho antes.
Posiblemente haya sido en aquella reunión donde terminaron con los amigos de Tomioka.
Tanjirou no estaba seguro, no lograba encontrar el momento exacto en el que perdió a Zenitsu de vista.
A pesar de tenerlo en frente jugando con la comida de su plato, sentía que había una gran brecha que los separaba. Incluso si saliera su voz, lo más probable es que no lo escuchara, ni con su buen oído.
—Zenitsu... —el pelirrojo estaba preocupado, habían pasado semanas desde su estado decaído de su amigo y no parecía haber mejora. Terminaría recurriendo a hablar directamente del problema en un intento de conocer las preocupaciones que lo abrumaban y soportaba en soledad. El contrario apenas levantó la vista del plato—. Oye, ah... Inosuke y yo estamos preocupados por ti.
Inosuke dejó de masticar, su mirada se dirigió al rubio que abría los labios de sorpresa.
—Desde hace un tiempo te hemos visto diferente, y queríamos saber si te podíamos ayudar en algo... —Tanjirou tragó grueso ante el semblante que le dieron como respuesta.
Si acaso podía hacer que Tengen se enamorara de él, entonces podría ayudarlo. Pero sabía que eso es imposible, se percató de eso cuando esa chica extraña besó las comisuras de los labios del albino.
Ah... Si Makio se enterara que su esposo la engañaba con dos personas se volvería loca. Ese pensamiento le saco una sonrisa amarga, seguramente ella sufriría más.
Cubrió sus labios con la mano, dudoso sobre contarle o no. Tanjirou era un gran chico, le resultaba halagador que se preocupara por él, pero honestamente ¿cómo podría ayudarle alguien que vivía en una vida perfecta? Sabía que respuesta le darían ante su problema y no quería escucharla. Apreciaba el gesto, pero no.
—Uhm, no sé de qué estás hablando —le dijo viéndolo a los ojos.
Inosuke a su lado tragó su bocado para poder hablar.
—¿Acaso alguien te está molestando? —le preguntó. Zenitsu arrugó el entrecejo queriendo asentir a su pregunta: Si, esa perra de cabello largo me está molestando. Inosuke siguió hablando— porque si es así, yo mismo me encargaré que no vuelva a cruzarse en tu camino.
—¡No tienes porqué aguantar las cosas solo, somos amigos! —El ánimo de Tanjirou fue contagioso.
De pronto sonrió, sintiéndose más tranquilo que antes. En verdad lo apreciaba, pero...
—En serio, no sé de qué están hablando —esta vez se rió para hacer más convincente su respuesta.
Al terminar de hablar, llegó a su mente la sonrisa de Uzui, su voz, sus ojos... Recordó las noches a su lado, sus abrazos.
Uhg, definitivamente estaba mal, todo estaba mal. Aunque sus ojos quisieran derramar lágrimas de nueva cuenta, tuvo que contenerse para no preocupar a sus amigos.
Tanjirou e Inosuke intercambiaron miradas, no tuvieron que dirigirse palabras para hablar entre ellos, después se centraron en él, con solo verlo le decían que no creían en su palabra. Aunque al final el pelirrojo sonrió asegurando sentirse más tranquilo después de hablarlo.
Ese día Zenitsu prefirió pasar tiempo a solas, mordiendo sus uñas por la ansiedad. Aunque odiara admitirlo, extrañaba a Uzui, sin importar si fue un maldito consigo. Comenzó a cuestionarse el ir a verlo.
¿Qué es lo peor que podría pasar? En verdad quería volver a besarlo.
Pero, ¿Qué pasaría si ir al verlo se hallaba esa mujer? Con solo pensarlo le daba dolores de cabeza.
A la salida terminó corriendo hacia él. El cielo anaranjado indicaba que pronto acabaría el día. Para su fortuna, Zenitsu tenía piernas rápidas, no le tomó tanto tiempo para llegar al estacionamiento de siempre.
Y en el mismo lugar, como siempre, estaba el auto blanco de Uzui. Su corazón burbujeó entre miedo y alegría, no pudo evitar sentirse nervioso al estar ahí. Se acercó al vehículo, sintiendo como su cuerpo lo traicionaba mientras sus piernas pesaban. Entonces volvió a apoyarse en el auto, como acostumbraba a hacer para esperarlo. Entre más tiempo pasaba, más se desesperaba.
¿Cuanto tiempo había pasado desde la última vez que lo vio? Que su mente le nublara los recuerdos que hizo junto a Uzui ya no lo importaba.
¿Acaso Uzui lo extrañaba tanto como Zenitsu a él? ¿Alguna vez intentó buscarlo?
Su estómago se sintió pesado. Por la puerta, las personas comenzaron a salir. Entonces restregó sus manos sudorosas en su pantalón al ritmo de sus latidos acelerados.
Tuvo que inhalar profundo cuando cruzó por la puerta y lo vio. Uzui se veía sorprendido, incluso colgó la llamada que estaba atendiendo. No le tomó tiempo para llegar hacia su auto y sonreírle al menor, ignorando que esa pequeña acción causó una avalancha de emociones en el juvenil corazón enamorado de Zenitsu.
—Cariño... —Uzui le susurró.
Por su parte, el rubio titubeó con su respuesta antes de levantarse y acercarse. Su única respuesta fue tomar la mano de las más alto y entrelazar sus dedos con los suyos.
Parpadeó un par de veces cuando sintió como Uzui abría la puerta detrás de él y le invitaba a entrar. El menor no dudó, porque sabía que cuando los dos estaban dentro del auto polarizado nadie los podía interrumpir.
Así que apenas Uzui ocupó su lugar, Zenitsu le tomó el rostro para poder besarlo, levantó su cuerpo para profundizar el beso y se estremeció cuando sintió como acariciaban su espalda.
El único sonido que los rodeaba eran los suspiros y la humedad de sus labios al separarse.
Zenitsu siempre pensó que estar entre los brazos de Uzui era su perdición, pero se estaba equivocando.
Realmente su sola existencia, era suficiente para llevarlo a la ruina.
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¡Ajá! Mi meta de actualizar el mero último día del año se cumplió ;u;
Para que lean cuando terminen de pelear por los terrenos de la abuela, buena suerte y feliz año nuevo. Besos mil besos mil besitos ❤️
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Cariño [Uzuzen]
Fanfiction[M] Zenitsu cayó en los encantos de un hombre casado, sin importarle si está mal o si lastima a alguien en el proceso. Mientras pueda seguir viendo los ojos violetas de Uzui, todo lo demás le dejaba de importar. [Uzui x Zenitsu] Kaizen Advertencia:...