Conexión

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—¿Puedo besarte? –fueron las palabras que salieron de forma repentina de la boca de Gulf.

Mew le observó preguntándole con la mirada si aquello era en serio y si tenía algún motivo, pero no hubo respuesta y el mayor con algo de duda asintió, no podía suceder nada malo con un beso y si el menor lo preguntaba con los ojos brillando él no podía negarse.

Gulf entonces nervioso comenzó a acercarse, su pulso aumentaba y sentía sus manos comenzar a sudar, las cuales también no sabía ni donde colocar y al final solo optó por llevarlas a los hombros de Mew y sujetar con un poco de fuerza, como temiendo que en cualquier momento su cuerpo dejara de responder por los nervios y la fuerza con la que latía su corazón. Cuando sintió el aliento de su compañero Gulf pensó que no debía, que no era buena idea besarlo cuando él aún no le correspondía, pero al mismo tiempo solo deseaba probarlo, deseaba que con un beso todo lo que sentía fuera transmitido.

Y sí, el azabache tenía una razón por la cual quería besarlo y era justamente que sus sentimientos habían comenzado a mutar por la cercanía, su corazón ya no latía de la misma manera, su mente no se despejaba cuando estaban separados, o después de dormir, la paz que sentía en su corazón no era la misma que cuando se conocieron, por qué ahora Gulf podía decir que esas emociones, esos sentimientos, eran suyos, él ya no sentía tanta adrenalina como cuando le vio por primera vez, ahora solo sentía tranquilidad y felicidad.

Entonces, juntó sus labios pensando en que todo lo que la marca le había hecho sentir se había esfumado y había dejado solo su amor por la persona frente a él, ese amor que era real y que había nacido por el tiempo y la compañía que Mew le había regalado a lo largo de esos meses que se conocían.

El beso fue suave, lento y lleno de emociones que intentaba comunicar, pues con palabras sentía que era imposible, apretó con más fuerza los hombros ajenos y sintió las manos de Mew deslizarse por sus costados, bajar hasta que encontraron el borde de su camisa y se adentraron buscando contacto con su piel que Gulf no negó, sabía que no era con malicia, Mew solo buscaba el contacto con la marca que compartían y cuando lo encontró Gulf sintió una descarga que le hizo vibrar. Bajo una de sus manos buscando emular lo hecho por su compañero mientras aún compartían ese beso que iba tomando profundidad. Apenas comenzó a deslizar su mano por debajo de la ropa de Mew pudo sentir como el contrario se tensaba, pero en el momento en que tocó la marca algo sucedió entre ellos.

La conexión que tenían se hizo presente permitiéndole a cada uno sentir lo que el otro, se separaron del beso juntando sus frentes y dejándose llevar por la descarga de emociones.

Gulf comenzó a llorar pues lo que había tomado de Mew era una tristeza que no podía describir, el corazón del mayor estaba lleno de sentimientos de dolor, culpa y arrepentimiento, dejó de tocar la marca de Mew y llevó sus manos al rostro ajeno cuando las emociones dejaron de ser tan intensas. Acaricio sus mejillas y besó su frente tratando de transmitirle calma, estaba bien él entendía, entendía mucho mejor ahora.

Mew por su parte había recibido la calidez de los sentimientos de amor que Gulf mantenía solo por él, quizá podía encontrar algo de tristeza, pero era algo mínimo. Se sintió mal por entender que él no le había dado nada más que dolor, estaba avergonzado por ello. Tomó la mano de Gulf que permanecía en su mejilla y la beso con gratitud, no podía creer que alguien como aquel chico le amara tanto.

—Prometo que alcanzaré tus sentimientos, perdón por dejarte sentir todo esto solo.

Gulf negó con una sonrisa.

—No te disculpes, todo está bien. Yo sé que me vas a amar más de lo que yo te amo ahora. –dijo con confianza.

Mew no sabía porque, pero creía en esas palabras.

...

—Es tarde me tengo que ir, nos vemos en la noche –habló mientras se dirigía a la puerta para salir del departamento que compartía ahora con su esposo.

—Estas olvidando algo –dijo su compañero acercándose a él con un puchero, parecía un niño pequeño cuando se comportaba así.

—No, no lo creo –contestó con cierto desinterés, pero con una sonrisa traviesa que el mayor conocía bastante bien. Así entonces se acercó y le beso sin previo aviso y de manera demandante. –Nunca se me olvida.

Mew se quedó en la puerta viendo como su esposo se marchaba y preguntándose en qué momento había sido que había terminado por caer.

Levantó su camisa y observó aquella marca que le había unido a ese joven que se acababa de marchar, debajo de este observó el lugar donde antes solía estar una marca extra, una marca que había desaparecido él día que había besado por primera vez a su esposo.

Sonrió recordando el momento, aquel día había sido algo agridulce, pero había marcado un antes y un después en su relación y estaba feliz de haber aceptado aquella proposición de Gulf.

Sign of Destiny | MewGulfWhere stories live. Discover now