✧𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐨: 𝕽𝖔𝖘𝖆 𝖗𝖔𝖏𝖆.

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Las calles de la capital eran adornadas por la tenue luz del ocaso con el que el cielo lograba deleitar a quien se tomara el tiempo de hacerlo.
Las personas iban de arriba abajó, siguiendo con su rutina mientras dos chicos se dedicaban a sentarse en la acera mientras observaban aquel espectáculo que hacia el sol al ocultarse, observando cuántos tonos de naranja podrían estar ahí entre las nubes.

Ambos se encontraban haciendo literalmente nada, pero bueno eran vacaciones de verano, ¿que se esperaba que hicieran?

La vida era tan corta eh iba tan rápido.
Y a Valentín eso no le gustaba.
Le gustaba ser precavido y pensar las cosas, pensar las consecuencias de sus actos más que nada. Nunca le había gustado ser impulsivo para absolutamente nada y mucho menos si le interesaba.

Y llevaba más de media hora pensando en cómo regalarle la rosa que traía en la mochila a Dani. ¿Como iba a encontrar una explicación no-homosexual para aquello?.

No lo mal interpreten, pero Valen era bastante precavido y por consecuencia, sus sentimientos estaban completamente resguardados.
Y más aquel sentimiento que le producía la sonrisa de Ribba.

Y le costaba tanto guardarlo, por que estaba a nada de querer explotar de todo el amor que le tenía aquel morocho. Pero tenia miedo y el miedo aveces es más grande.

¿que llevas en la mochila?— susurro no tan alto el más pequeño sin despegar la vista del cielo.

Valentín pasó saliva.
Si no lo hacía hoy no lo haría nunca, de eso estaba seguro.

El pálido chico relamió sus labios y se prometió golpearse al llegar a casa. Cerró los ojos y tomó su mochila.

Dani despegó la vista de el frente y lo miró con interés y eso logró darle un escalofrío que le llegó hasta el alma.

"Mierda." Se dijo mentalmente antes de sacar la flor rojiza en perfectas condiciones.

El chico, confundido levantó una ceja y miró la rosa entre las manos de su amigo y preguntó con la mirada.

Valentín enserio quería salir corriendo.

Pero bueno, solo le iba a dar una flor. ¿Que podría pasar?

La vi cuando venía para acá.— fue lo único que pudo formular antes de dejarla en las manos de aquel chico.

—¿me la das?— pregunto Ribba con una sonrisa ladina.

Y su expresión hizo que Oliva no se arrepintiera de asentir, pues el chico frente a el en lugar de burlarse o preguntarle sus intenciones solo siguió sonriendo antes de agradecer.

Y Valentín asintió con la misma sonrisa.


Ese fue el día en que Valentín dejó de pensarse tanto las cosas.

𝖽𝗈𝗇𝗍𝗆𝖺𝗄𝖾𝗆𝖾𝖿𝖺𝗅𝗅𝗂𝗇𝗅𝗈𝗏𝖾; 𝐰𝐨𝐬𝐚𝐧𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora