Ashikabi no Shinobi

4 El rescate

Era más tarde en la noche y el sol comenzaba a ponerse. El cielo ahora estaba pintado de un naranja intenso, para el placer de un cierto shinobi rubio, con rayas rojas y púrpuras volando por el cielo en una imagen tan hermosa que solo la naturaleza podría haberlo pintado. Durante este tiempo, Naruto y Akitsu llegaron a Maison Izumo después de que el rubio había usado su Sennin Modō para determinar si Kusano realmente estaba o no en ese bosque.

Estaba sorprendentemente vacío cuando entraron por primera vez en la pensión. Musubi ni Uzume estaban por ningún lado, y no fue hasta que Naruto canalizó el chakra en sus oídos que escuchó el zumbido revelador de Miya desde el interior de la cocina. Como no podía escuchar nada más, como decir, los gritos entusiastas de su primer Sekirei o las risas de la Sekirei  tetona que llevaba una camisa con una estrella, decidió que la cocina sería su primer destino.

Había querido empezar a ver si podía ayudar en la cocina de todos modos.

Después de quitarse los zapatos por un par de zapatillas que Miya dejó cerca de la entrada para que la gente no caminara descalza, Naruto se dirigió a través de la casa hacia la cocina. El único sonido aparte de sus pies suavemente acolchados era el tintineo de la cadena de Akitsu mientras caminaba unos pasos detrás de él.

Tal como había esperado, Miya estaba en la cocina. Estaba parada con una tabla de cortar, su mano izquierda sostenía un cuchillo de acero mientras cortaba metódicamente varias verduras que puso en lo que, Naruto podía ver a simple vista y olor, era una especie de salteado, un plato sorprendentemente simple considerando lo que tenía hecho ayer. Aunque teniendo en cuenta cuánto necesitaba hacer para alimentar a todos, tal vez fue la opción más lógica hasta que pudiera obtener más ingredientes.

"Buenas tardes, Miya-chan," saludó Naruto, continuando con su uso del sufijo más cariñoso '-chan' para la casera. Era un hábito del que recurrió cuando vivía en las Naciones Elementales. En aquel entonces, Naruto nunca había sido realmente uno para dar títulos respetuosos o incluso usar lo que muchos considerarían sufijos apropiados. Además de dirigirse a Kakashi con el título de 'sensei', nadie más había recibido un mínimo de lo que muchos considerarían una muestra adecuada de respeto. Incluso Jiraiya y Tsunade, dos de los legendarios sennin y sus superiores habían recibido los apodos de ero-sennin y baa-chan respectivamente.

"Oh", Miya hizo una pausa en su corte para darse la vuelta, efectuando una mirada de leve sorpresa. Naruto no fue engañado ni por un segundo, pero decidió permitirle su diversión. "Deberías saber mejor que acercarte sigilosamente a una mujer joven como yo es peligroso", lo regañó, todavía sosteniendo el cuchillo en sus manos y haciendo pequeños movimientos cortantes. "Podría haberme cortado un dedo".

"Pido disculpas", respondió Naruto, su rostro adoptaba una adecuada expresión de pesar. La expresión de su rostro solo estaba ligeramente compensada por la picardía en sus ojos. "Aunque dudo que alguien que sea tan hábil en la cocina sufra un accidente así, incluso si se sorprendió".

"Bueno, no eres un adulador", dijo Miya con una sonrisa antes de que su rostro adoptara una expresión de cautela que era tan falsa como su mirada de arrepentimiento. "Espero que no estés comenzando a ceder a tus deseos lujuriosos y hayas decidido hacer avances indeseables en una pobre viuda como yo".

Naruto levantó una ceja ante sus palabras, estaba claro para él que la mujer le estaba tomando el pelo, lo que no lo molestó. Sin embargo, estaba bastante interesado en el hecho de que ella le estaba tomando el pelo a pesar de que se habían conocido recientemente. Su opinión original sobre Miya había sido que era una persona extremadamente amable, aunque algo reservada. Ella nunca rechazaría a alguien que necesitara ayuda mientras estuviera dispuesto a seguir las reglas que ella estableció. Al mismo tiempo, ella no lo consideraba el tipo de persona que se sentía tan cómoda con un hombre como él tan pronto, sin embargo, esta era la segunda vez que lo molestaba por sus "deseos lujuriosos" en dos días, no obstante estaba el hecho de que se habían conocido hace solo dos días. Aún así, una parte de él estaba realmente contenta de que Miya estuviera lo suficientemente cómoda como para burlarse de él. Hacía que vivir con ella fuera mucho más fácil.