Dolor de padre

12 4 1
                                    

Camino lentamente junto a ti disfrutando el mejor momento de tu vida. Me siento orgulloso y feliz por estar en este suceso tan importante, algo que nunca olvidaras.

A pesar de esto, no puedo evitar que venga a mi mente el momento en el que naciste. Yo esperaba un varón, un niño al que enseñarle como jugar baseball, mi deporte favorito; ansiaba poder jugar videojuegos contigo y que estudiaras la carrera que yo había estudiado: la ingeniería.

Pero cuando naciste, pensé que mis planes tendría que replantearlos, ya que me había nacido una hermosa princesa que tendría que cuidar de todos esos patanes que intentarán sobrepasarse contigo, te compraría vestidos y probablemente, tendrías que estudiar una profesión diferente. Estuve muy equivocado.

Mis prejuicios me cegaron y fuiste tal y como yo quería que fuera mi posible hijo varón. Te gustó el baseball, parecía que lo llevabas en las venas, sin embargo, me deprimió muchísimo ver que una mala bola hizo que te rompiera un par de dientes. Afortunadamente eran los de leche y los siguientes salieron como si nada hubiese pasado.

Tu obsesión por los videojuegos me tenia enloquecido al igual que a tu madre. Por más que tu mamá quería que soltaras ese maldito control, tú no lo hacías y provocaba que ella se enojara aun más contigo. Me daba muchísima risa que las dos pelearán por esas simples cosas, aunque, debo admitir que me dolía que tu madre hablara conmigo a solas acerca de tus actitudes, pero siempre traté de defenderte.

Aún me duele mucho, como no tienes idea, cuando recuerdo ese mal día, el momento en el que tu mamá murió. Me dolió más ver tu cara sufriendo, que ver a mi querida esposa muerta, eso no lo soportaba. Sentía que mi labor de protegerte no la estaba cumpliendo, intentaba consolarte pero tú solo te aislabas.

Aunque tu aislamiento tuvo algo bueno, conociste al que hoy te espera en ese altar frente a nosotros. Él estudiaba en la misma escuela de ingeniería en la que tu estabas, pero no le hacías caso. Es curioso lo que hace el amor que hizo todo lo posible por subirte el ánimo a pesar de que tu intentabas ignorarlo.

Sus esfuerzos dieron frutos ya que en sólo un par de semanas te levantaste muy rápido y comenzaste a ir de nueva cuenta a la escuela, lograste graduarte con honores y te mudaste con tu novio. Me dolió verte partir de casa en el día en el que te despediste, pero sabía que a partir de ese momento serías feliz. No me equivoque en absoluto.

Todo eso cala muy dentro de mi corazón. Te vi crecer, te vi caer, te vi levantarte, te vi llorando, te vi sonriendo, hoy te veo en el altar con tu futuro esposo. Sé que mi labor está completa y ya no me necesitaras más.

Lamento muchísimo no poder estar en tu vida, pero aunque la mía fue arrebatada desde antes de que tu nacieras, siempre te protegí y siempre estuve al tanto de ti.

Tu madre, estando al lado mío, suelta un mar de lágrimas al ver tu boda y tu hermoso vestido, pero yo estoy contento, con una pequeña lagrima en la mejilla, ya que veo que habrá alguien que te cuide y te dé la tranquilidad que tanto necesitas. Por fin hoy ambos podremos descansar en paz.

Te amamos hija.

Te amo mi princesa.

Historias en el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora